Los políticos no son perfectos, son reemplazables

Creer en los políticos no es imposible, pero idolatrarlos es un error”


Los políticos son personas. Por ende, cometen errores, tienen sus debilidades y limitaciones.

Entonces vamos a encontrar líderes políticos y sociales que tendrán mal genio, intolerantes, acelerados, impacientes, creídos, timoratos, perezosos, etc.

Pero esos defectos no pueden disculpar al gobernante, y menos justificar su mal decir y proceder.

Se ha vuelto común que los seguidores acepten que políticos perfectos no existen. Que todos tienen sus fallas y, ya entrando en exageraciones, nos invitan a votar por su candidato porque es el “menos peor”.

No señor.

Las imperfecciones de un político no se pueden justificar en la medida que ellas conlleven a que no se cumplan las metas, no se logren los objetivos o el gobernante se convierta en un mal ejemplo.

El gobernante debe revisar permanentemente su proceder y estar dispuesto a la crítica para corregir.

Simón Bolívar manifestó que “el que manda debe oír aunque sean las más duras verdades y, después de oídas, debe aprovecharse de ellas para corregir los males que produzcan los errores”

La ciudadanía no puede apoyar a un político que presenta serias fallas y menos si estos han incurrido en actos que rayan en la corrupción y/o ineficiencia.

Una cosa es que se malgeniado y otra es que haya robado.

Una cosa es que sea tímido y otra cosa es que no ejecute.

Una cosa es que sea mal hablado y otra es que no cuide los intereses de la comunidad.

Una cosa es que sea perezoso y otra es que el dirigente sea ineficiente.

Una cosa es que sea agresivo y otra es que use la violencia dentro de su cargo público.

Errar es de humanos, hasta robar y matar es de humanos, pero no podemos justificar ninguno de esos hechos, que afecten la responsabilidad social del líder comunal, edil, concejal, alcalde, diputado, gobernador, presidente o congresista.

El político que no una, que no ejecute, que sea un mal ejemplo, que no causa un cambio real y positivo en la mente de la ciudadanía y que no cumpla sus promesas de gobierno, no merece ser elegido en un cargo superior. No merece ser reelegido.

No nos podemos empeñar en un candidato que evidentemente no es apto para el cargo que aspira.

No nos podemos “enamorar” de un candidato del cual podamos decir que “es el menos peor”. Hacerlo en estos tiempos es evidencia que hay un interés negativo. No podemos seguir justificando y excusando a candidatos que no han dado la talla.

El político que va a ocupar un cargo en representación de la ciudadanía, ya sabe lo bueno y lo malo de ese cargo. Sabe las dificultades que va a encontrar. Sabe que se va a enfrentar a intereses de todo tipo.

El cuento que “no me dejaron gobernar” hace rato está mandado a recoger.

Debemos quitarnos el chip que sería imposible votar, ya que no existe político perfecto. Todo político malo es reemplazable. Tiene que haber otro que sea mejor que él.

A esos líderes hay que ayudarlos a salir a la luz pública. Debemos motivarlos para que se lancen a la política.

De resto, estamos hablando carreta.

Jorge Enrique Hernández

Abogado. Monteriano. Director de la página web Movilidad Total, en la cual publico blogs sobre Movilidad y Tránsito. Interesado en los temas políticos a su alcance. Candidato al Concejo Municipal de Montería.

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