Los dulces y disfraces pueden esperar un año más

Lo que eran cientos de almas disfrazadas, felices corriendo por las calles del mundo, ansiosos por ver qué tipos de caramelos obtendrían, será nada más que un simple sueño en esta ocasión. El verdadero monstruo en este Halloween ni siquiera lo podemos ver, es más pequeño que todos nosotros, es microscópico, pero aunque no parezca, ha asesinado ya a muchas más personas de lo que lo han hecho Drácula, el Hombre Lobo o la criatura de Frankenstein.

Es tanta la preocupación por este terrible monstruo que la mayoría de las ciudades del mundo han establecido toques de queda para evitar que aquellos que iban en busca de sus dulces no se topen con la peligrosa bestia. El monstruo no se ha ido, es más, dentro de poco tiempo cumplirá un año en nuestro planeta. Debemos evitar a toda costa que su ataque más letal lo dé en el “Día de los Dulces” pues las aglomeraciones y el contacto nunca han faltado en años anteriores. Él espera deseoso que hagamos caso omiso a las restricciones de los gobiernos para que caigamos directo en sus garras.

Halloween, una festividad tan celebrada y practicada en todo el mundo podría convertirse este año en un aliado del mal, en un aliado de aquel monstruo, es importante ser conscientes para que la celebración de un Halloween más no se convierta en la celebración del último Halloween. Que solamente por una ocasión la seguridad esté por delante de la tradición. Que la prudencia se encuentre por encima de los deliciosos dulces. Que la vida esté por encima de un simple disfraz de plástico y tela.

Con este articulo quería simplemente reforzar todas esas advertencias que han estado brindando los líderes del mundo para este sábado 31 de octubre, pero como un joven realista que soy sé perfectamente que a pesar de estas advertencias muchos saldrán a las calles a “gozar” de un Halloween que este año no podrá ser considerado una celebración sino una invitación a atentar en contra de nuestras vidas y la de los demás. La prudencia debe estar de nuestro lado, los dulces y disfraces pueden esperar pues Halloween es una tradición que jamás desaparecerá pero hay algo que si lo puede hacer y es más valioso aún: nuestras vidas.

Juan Andres Vasquez Zapata

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