Lo único intolerable es la intolerancia

TÍTULO ORIGINAL: Lo único intolerable es la intolerancia. ¿Qué es lo que dice de nuestra sociedad que un sector de la población “celebre” la muerte del expresidente Sebastián Piñera? 


La reciente muerte del expresidente Sebastián Piñera ha generado una serie de reacciones diversas en la sociedad. Sin embargo, resulta particularmente alarmante y preocupante el hecho de que una parte de la población haya optado por “celebrar” este acontecimiento, en lugar de expresar sus condolencias o reflexionar sobre su buen o mal legado político. Esta actitud de celebración ante la muerte de una persona no solo es moralmente cuestionable, sino que también arroja luz sobre problemáticas más profundas que aquejan a nuestra sociedad.

En primer lugar, esta reacción revela una preocupante falta de respeto a los principios de la democracia y el respeto político. En una democracia sana y madura, es crucial garantizar el respeto por la diversidad de opiniones y la convivencia civilizada, incluso cuando existe un desacuerdo profundo en cuanto a las políticas y acciones de un personaje político. Celebrar la muerte de un expresidente, independientemente de las discrepancias ideológicas, socava los cimientos mismos de nuestro sistema democrático y refleja una actitud intolerante que debemos rechazar tajantemente.

Además, esta actitud de celebración evidencia una creciente polarización política y social que está dividiendo a la sociedad chilena. La polarización política es un fenómeno preocupante que puede hacer perder la unión social y dificultar el funcionamiento efectivo de las instituciones democráticas. Cuando la política se convierte en una lucha entre «nosotros» y «ellos», en la que el otro lado es deshumanizado se dificulta encontrar puntos de encuentro y construir consensos para abordar los desafíos comunes que enfrentamos como sociedad.

Asimismo, la celebración de la muerte de un político puede tener consecuencias nefastas para el clima político y social de un país. Fomenta el resentimiento y el odio entre grupos rivales, alimenta la violencia simbólica y puede incluso incitar a la violencia física. En lugar de promover el odio y la división, debemos buscar promover el diálogo constructivo, el real respeto mutuo y la búsqueda de soluciones pacíficas a través de canales democráticos legítimos.

En conclusión, la celebración de la muerte del expresidente Sebastián Piñera por parte de algunos sectores de la población es un indicio alarmante de los problemas más profundos que enfrenta nuestra sociedad. Para preservar y fortalecer nuestra democracia, es crucial rechazar la intolerancia, y trabajar juntos para construir una sociedad tolerante, justa y respetuosa. Lo único intolerable es la intolerancia.


Todas las columnas del autor en este enlace: Sebastián Hernández Ortiz

Sebastián Marcelo Hernández Ortiz

Estudiante de derecho de la Universidad de Concepción, tengo un curso de Feminism and Social Justice en la Universidad de California, Santa Cruz, y también me encuentro realizando un curso de derecho contractual en Harvard University.

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