Nada mejor que abrazarse con un desconocido durante la celebración de un gol de Colombia, mientras en el trópico brasilero, esas piernas hechas de músculo bailan al son de lo que parece un vallenato con un poquito de cumbia. Yo no soy hincha de ningún deporte y hasta hace dos semanas a duras penas sabia el nombre de uno o dos jugadores de la Selección Colombiana de Fútbol, pero ahora entiendo esa esa frase de muchos conocidos y amigos cuando dicen: “esto es más que una pasión”
Uno encuentra las camisetas de todos los precios, calidades y formatos con cuello redondo y en “V” por doquier, la gente grita y toma guaro mientras escucha “Colombia Tierra Querida” y cada partido es como si fuera un 31 de diciembre eterno.
Esos jugadores que compiten en la tierra de Pelé, están llenos de Agua de Panela y Fríjoles por doquier porque parecen incansables y con unas ganas de comerse el mundo y mostrar que Los Cafeteros somos más que un guerrillero, un corrupto o la descendencia juvenil tan común por estos días, de los pelaitos que quieren ser como de Pablo Escobar.
Aunque es histórico que Colombia esté en cuartos de final, lo más importante es que volvimos a creer en un país que se debatió hace un mes entre poderes políticos llenos de corrupción y cochinadas. Muchas personas pensaron en irse de este pueblo que parece una montaña rusa de climas, porque Santos había ganado y seguiríamos en las mismas, y otros que porque no podían volver a las fincas sin la seguridad de Uribe. A mi ningunos de los personajes anteriores me paga el arriendo, los servicios o me da un mercado mensual, tampoco tengo finca para ir cada ocho días y menos me han hecho saltar durante un gol de promesas utópicas.
El fútbol por estos días me ha mostrado más cosas reales y bonitas que los promotores de partidos untados de mantequilla y un poquito de mil mostaza; me ha enseñado que dentro de cada colombiano habita un guerrero que madruga todos los días a salir adelante y luchar por convicciones llenas de colectivos; que el país es tan grande que no existen fronteras cuando nos ponemos la tricolor y que en cada abrazo de gol lleno de aguardiente y espuma, se encuentra una nación que sigue creyendo en una paz muy lejana a la que se va a “firmar” en la Habana.
Por eso lo invito a usted y a mi a que cada día construyamos país siendo más tolerantes con lo que nos rodea. No hay por qué cascar o violar a ninguna mujer, matar a un joven por celos estúpidos o maltratar un animal que nada tiene que ver con el egoísmo y la estupidez humana.
Vivamos tranquilos y ojalá este patriotismo que nos hace erizar no se convierta en una de las muchas historias que se nos olvidan.
[author] [author_image timthumb=’on’]https://alponiente.com/wp-content/uploads/2013/10/1003353_10151619696983403_948650401_n.jpg[/author_image] [author_info]Maria Antonia López Estudiante de Comunicación Social – Periodismo de la UPB Representante al Consejo estudiantil de la misma universidad en el año 2011. Leer sus columnas. [/author_info] [/author]
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