En el escenario educativo mexicano, la controversia en torno a los libros de texto gratuitos publicados por la Secretaría de Educación Pública (SEP) persiste como un tema de importancia nacional, pues el debate alrededor de estos materiales ha desencadenado intensas discusiones y preocupaciones en diversos sectores del país debido a su contenido con marcado adoctrinamiento en ideologías de índole socialista o comunista, razón por la cual, varios Estados del país decidieron no utilizarlos; hecho insólito por demás, pues, la educación de los niños normalmente es un tema unificador en las agendas nacionales. Por otro lado, la falta de transparencia en su desarrollo y distribución también ha dado mucho de qué hablar.
El pasado 1 de agosto, el Presidente Andrés Manuel López Obrador se pronunció acerca del juicio de amparo presentado por la UNPF (Unión Nacional de Padres de Familia) y otros activistas, con el propósito de detener la publicación de dichos libros. El mandatario aseguró que los libros estarían disponibles para el inicio de clases, que aconteció el 28 de agosto, y declaró que no existía ningún impedimento legal para su repartición, es decir, ignoró otra vez las indicaciones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).
La situación ha generado un amplio debate en México, con opiniones provenientes de diversos colectivos como la antes mencionada UNPF, catedráticos, especialistas en educación, medios de comunicación, usuarios en redes sociales, y demás. La preocupación radica en los riesgos que representan estos libros para los alumnos de educación básica, ya que el contenido abarca desde la solicitud a niños de quinto grado de primaria (de aproximadamente 9 años) de elaborar maquetas de eyaculación, menstruación y erección, hasta la adopción de un lenguaje “inclusivo” que acepta aberraciones tales como: “vistes”, “haiga”, “juiste”, entre otros; además, tiene recomendaciones que desafían la veracidad científica y biológica, promoviendo una perspectiva centrada en una desvirtuación de los estudios de género y en la “importancia de la comunidad sobre el individuo”.
En este orden de ideas, es evidente que los libros presentan errores ortográficos, problemas de diseño e insuficiencias pedagógicas en las actividades propuestas, es decir, tienen errores y deficiencias, lo que muestra la falta de un enfoque sistematizado en la enseñanza y la carencia de una capacitación docente adecuada que, por supuesto, crea dudas sobre la efectividad del contenido educativo. Los pénsum han sufrido drásticos cambios como la eliminación de materias, entre ellas Matemáticas, que ha sido sustituida por “Pertenencia a la comunidad y múltiples lenguajes”, permitiendo así, la incorporación de contenido de adoctrinamiento político y partidista en los libros, fuera de la ya señalada y cuestionada hipersexualización y el uso de términos “inclusivos” en estos. Claramente, los nuevos libros de texto gratuitos pueden resultar muy confusos y problemáticos para los niños.
El llamado a la acción es urgente, puesto que de no resolverse los juicios de amparo a favor de las organizaciones ciudadanas, existe un riesgo real para la educación básica en México, contrariando los fines para los cuales fueron creados estos libros de texto, e inclusive, contradiciendo los principios de José Vasconcelos, impulsor de la educación como fuerza transformadora en mi país. Vasconcelos sostenía que la educación es un derecho inalienable de todo individuo, y su propósito es la formación de ciudadanos conscientes y autónomos que contribuyan al progreso de la sociedad; algo ratificado, asimismo, por pensadores como John Locke, quien abogaba por la libertad individual, destacando la importancia de respetar la autonomía de los individuos, incluidos los padres, en la toma de decisiones educativas para sus hijos –cosa que el Presidente de México no respeta al ignorar los amparos interpuestos–.
La educación debe fomentar la capacidad crítica y la comprensión profunda, más allá de la mera adopción de ideologías, pues el aprendizaje es un proceso activo y constructivo que no se procura a partir del adoctrinamiento y la imposición ideológica. Así, volveremos a una educación de calidad fundada en la verdad, la ciencia y la transparencia, donde la libertad no sea una simple imposición, sino un espacio de colaboración y responsabilidad. Está en juego la educación de toda una generación, y sería un verdadero crimen negarle el acceso a una buena formación por seguir tendencias o ideologías obsoletas.
Este artículo apareció por primera vez en nuestro medio aliado El Bastión.
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