Finales

La venta de café se incrementa en estas épocas, los cigarros suelen agotarse, como las personas, la sociedad de consumo se mantiene en estos días del semestre por los estudiantes mal alimentados, con ojeras al piso que arrastran junto con sus inmensos trabajos sin revisar, grupos mal armados de última hora, estudiantes solitarios que no se levantan de las mesas en todo el día hasta que se dan cuenta que ya está anocheciendo y el día no les ha rendido en absoluto; la desesperación es un factor común, las glándulas lagrimales comienzan a cargarse esperando una nota de la que depende todo, mientras miran a los profesores con ojos de cachorros, rogando por decimas insignificantes que hace algunos meses eran solo causa de risas o tristezas momentáneas. la gente sabe dentro de sí que el semestre se va acabando cuando la gripa se incrementa, los estudiantes suelen perder defensas, el cansancio y los trabajos de última hora se acumulan, el bullicio que normalmente cubre las universidades, se ve mermado drásticamente; la gente deja de ser gente.

La cultura en la que crecimos nos acostumbró a hacer todo en último momento, a visitar los museos el último día de la exposición, a hacer filas extenuantemente largas cuando regalan algo en la calle. Somos parte de la cultura procrastinante porque creemos que aun el tiempo nos alcanza, porque un momento de pereza no le hace daño a nadie. Las universidades pretenden levantar el ánimo de los estudiantes realizando eventos musicales o didácticos que tan solo ayudan a la procastinación, algunas veces más que alegrar el día resultan ser molestos momentos en que la concentración que se ha intentado acumular durante cuatro o cinco meses se pierde, el poco tiempo restante se distribuye entre estudiar para finales, hacer trabajos, un descanso innecesario y tomar cualquier cosa que ayude a no dormir. La noche va cambiando de cómodas camas y almohadas, a pantallas que permanecen encendidas 32 horas al día y sillas incomodas que proponen el levantarse a hacer estiramientos cada 20 minutos, sin embargo cabe plantearse si le problema radica en el sistema educativo o en los estudiantes y profesores, ciertamente existe la importancia de la nota, de la entrega de haber ido a las clases importantes y que se faltaron, porque “va a ser la misma clase aburrida de siempre”, sin embargo podría decirse que muchas personas entienden su rol como estudiantes, son esos mismos cuyos apuntes recorren las fotocopiadoras de la ciudad, auxiliando compañeros desesperados. También están aquellos que no sienten la llegada de los finales que siguen viviendo con normalidad, o aquellos que con un grito de horror y abriendo la cuenca de sus ojos hasta más no poder te dicen,¡¡¿FINALES?!!

Terminando todo este asunto, contando con los que siguen, los que desisten y los que se ven obligados a repetir, las instituciones vuelven a la normalidad, entre celebraciones eufóricas y lágrimas se acaba otro semestre, sin embargo no hará falta esperar mucho para que el proceso se repita nuevamente.

Daniel Rendón Botero

Nacido en 1994 en la ciudad de Medellín, , estudiante de Estudios Literarios en la Universidad Pontificia Bolivariana, escritor soñador y cuentista en formación.
Temas que le gustaría tratar (Obligatorio) o temas que trataría con mayor regularidad.
Realidades del mundo, cuentos, ensayos literarios.

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