Enseñar para vivir y vivir para enseñar

A mi madre y a mi padre quienes me enseñaron a vivir como si todo fuera un milagro


“Nací en la ciudad de Popayán el 10 de febrero de 1993”, comienza explicando Jorge Alberto López Guzmán, quien es Politólogo (2015), Antropólogo (2019), Especialista en Gobierno y Políticas Públicas (2017) y Magíster en Gobierno y Políticas Públicas (2020) de la Universidad del Cauca. Actualmente, se encuentra desarrollando la tesis de su tercer pregrado, esta vez en Filosofía y es candidato a Doctor en Antropología, también en la Universidad del Cauca.

Sus estudios han fluctuado entre las ciencias sociales y humanas, según sus propias palabras, motivado esencialmente por el amor a los libros, infundado por sus padres. Manifiesta que los antecedentes que lo motivaron al estudio de estas disciplinas se encuentran en su formación básica secundaria. “En medio de la incertidumbre de no saber qué estudiar, llegó a mi vida el ensayo Elogio de la Dificultad del intelectual colombiano Estanislao Zuleta, lo que me permitió cuestionar mi rol en el mundo y vislumbrar que mi deseo era intentar comprender mi realidad y las realidades que se constituían y transformaban a mi alrededor”, explica Jorge López, sobre su decisión de encaminarse hacia estas ciencias como una forma de encontrar sentido al mundo.

Él, resume su pasó por la universidad como una experiencia gratificante, expresando su aprecio por la institución, describiendo que ha amado estudiar, haciéndolo generalmente a su modo, sin un currículo impuesto, ni horarios establecidos; permitiéndole afirmar “que el acto más revolucionario que puede ostentar un estudiante es ser autodidacta”. Además, agrega: “pensar en el aporte de la universidad a mi formación (…) me ha permitido entrever una pequeña luz de libertad, por lo menos desde la imaginación y el pensamiento, que por ahora es un lugar a donde no podrán llegar directamente los dictadores del pensamiento, los asesinos de ideas y todos esos ideólogos fracasados que manipulan para sobrevivir” evidenciando el aporte de la institución a su desarrollo profesional y personal.

También expresa no poder concebir su vida sin estudiar, aseveración que su experiencia y trayectoria reafirman, dado que no es común encontrar que alguien tan joven esté por graduarse de su tercer pregrado, tenga especialización, maestría y sea candidato a doctor. Manifiesta que su paso por la academia ha sido gratificante “excelentes notas, incontables tertulias, amor a la literatura y vacíos existenciales”. Aunque ha comprobado después de tantos años de estudiar que es necesario una reconfiguración de la enseñanza-aprendizaje, porque el seguir estudiando de manera tradicional y burocrática quita tiempo para aprender.

Jorge dice que, si le piden una recomendación sobre el estudio diría que “estudiar es apoteósico, lastimosamente las instituciones educativas han matado el gusto por aprender. En algún momento uno de los mayores autodidactas colombianos, Estanislao Zuleta escribió que leer debe ser una fiesta, yo concuerdo con él, pero poniendo de relieve al estudio y, siendo así, podría decir que he mantenido en una fiesta durante muchos años, acostumbrándome a la resaca que viene posterior a la conceptualización y análisis de las diferentes realidades que nos impone la vida cotidiana y los misterios metafísicos que no hemos logrado develar”.

Expresa que sus años de formación académica le han permitido reflexionar que he estudiado demasiado, pero no lo suficiente, que la felicidad eterna no recae en el conocimiento, sino en sus diferentes métodos de adquisición, que la reivindicación ante la vida no es el saber más y más, sino la posibilidad de convertir la razón en un instrumento de cambio ontológico y epistemológico.

Asimismo, manifiesta que, “cada reflexión que ha surgido en mi vida, no solo es el argumento de una vivencia inoportuna o de un texto mal leído, más bien, es el corroborar que estamos vivos, que sentimos y nos conmovemos, que, a través de las ideas de un conjunto de misántropos, desquiciados y, sobre todo, insurrectos, construimos paradigmas de existencia, de re-existencia, donde cada día, más ininteligible encontramos el mundo”.

Agrega que, su vida desde el sentimiento sublime de estudiar es la vida de todos, es la vida del lector de este texto, de su vecino, de sus exparejas, de sus amigos, de su madre, de su padre (donde la física y la metafísica lo hayan llevado), de su hermana ––a kilómetros de distancia––. Es una vida colmada de nostalgias a medianoche y de desvelos deprimentes, donde encuentra el placer en los libros anticuados, en las clases letárgicas, en el sexo sin amor, en la embriaguez irracional, en las amistades finitas, en la lealtad de su familia y, sobre todo, en la insurrección que provoca ante la vida cotidiana desde el sentimiento sublime de estudiar.

Su recorrido profesional y laboral, no se queda atrás de su recorrido académico. En febrero de 2016, a tan solo dos meses de egresar de su primer pregrado, comenzó a trabajar en el sector privado como consultor en temas relacionados con la coordinación de programas sociales y el diseño de políticas públicas. Desde el 2017, a través de una beca-trabajo, obtenida por promedio académico como politólogo, contó con la posibilidad de orientar clases durante un semestre en su mismo programa. Más tarde, en el mismo año y hasta el 2022, trabajó en la Vicerrectoría de Investigaciones de su universidad. “En la Vicerrectoría lideró y apoyó diferentes procesos relacionados con la formación para la investigación y con el sistema de investigaciones”. Actualmente, se encuentra vinculado como docente universitario, siendo este el rol que más le apasiona y por el que ha desarrollo vocación.

Narra que “a la docencia se llega por vocación o por sorpresa”, por eso a todos aquellos que lo son o lo quieren llegar a ser, les dice que “no pierdan la noción de responsabilidad con sus estudiantes, fomenten la curiosidad y la capacidad de asombro, deconstruyan la ortodoxia y la magistralidad que ostenta la academia, conciban al estudiante como un universo colmado de sueños y, sobre todo, no actúen como ese docente que les castro sus ilusiones, sino que reivindiquen a aquellos que les enseñaron a amar el conocimiento”.

Asimismo, afirma que los docentes son esa luz que puede transformar la vida de un estudiante, porque cada clase puede ser el escenario para incitarlos a cambiar el mundo. Por eso, siempre recuerda en cada clase que orienta que “la humanidad está por encima de una calificación, la sensibilidad es más importante que un parcial y la empatía es el derrotero para enseñar a soñar”.

Jorge también es escritor. Ha realizado diversas publicaciones de orden académico en revistas de Chile, Colombia, Ecuador, Estados Unidos, México y Perú. También ha incursionado en la escritura creativa con la publicación de cuentos, ensayos y columnas de opinión en periódicos y revistas regionales y nacionales.

En todo su recorrido encontramos que ha sido merecedor de múltiples reconocimientos. En 2018 recibió el reconocimiento al mejor proyecto en el Seminario Internacional de Innovaciones Educativas y MOOC, por la estrategia pedagógica “7 pasos para soñar en las aulas” con el que buscó desarrollar, afianzar y fortalecer las vocaciones investigativas en estudiantes de educación básica, media y superior. En 2020 fue seleccionado por la Plataforma Comprometidos como uno de los 100 jóvenes latinoamericanos con ideas innovadoras para desarrollar iniciativas que aportarán al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). En 2021 fue seleccionado en representación de Colombia para conformar el Comité Ejecutivo de Jóvenes Investigadores de la Asociación Latinoamericana de Ciencia Política (Alacip-Joven), para el período 2021 2022. En 2022 fue seleccionado en representación de los países de América Latina por la Fundación EU-LAC como uno de los Jóvenes Científicos de América Latina, el Caribe y la Unión Europea para presentar un trabajo relacionado con los Horizontes y Límites de la Cooperación Birregional en Investigación Científica. En 2022 fue seleccionado por el Grupo de Financiamiento Climático para Latinoamérica y el Caribe (GFLAC), para integrar el programa “Jóvenes por las Finanzas Sostenibles en América Latina y el Caribe”. Finalmente, fue seleccionado para el periodo 2022 en representación de Colombia por la Organización Internacional de Jóvenes Iberoamericanos, para promover y empoderar las garantías individuales y la democracia en la Región Iberoamericana.

En conclusión, Jorge comparte su reflexión sobre el significado de haber dedicado su vida a la academia y al liderazgo juvenil, donde llegan a su memoria buenas y malas experiencias, sermones antipáticos, lecciones para la vida, exámenes memorísticos, idilios y amistad, evaluaciones descontextualizadas y, principalmente, el amor que se le despertó por la vocación docente. Y en el caso de los recuerdos de sus profesores, él afirma: “si me preguntan por los recuerdos de mis profesores, con total lucidez vendrían a mi mente cada uno de sus rostros e ideas de muchos de ellos, —incluso aquellos que no fueron docentes por vocación—” agregando que sus remembranzas se detienen en las enseñanzas para la vida, esas que no se encuentran en los pies de página de los libros, “porque bienaventurados los docentes que de ellos será el reino de enseñar a soñar”, concluye.

Por último, agradece a sus padres y las personas que le han brindado oportunidades laborales y académicas porque lo han incitado a intentar cambiar su mundo desde las aulas, motivándolo a “derrumbar las barreras que el destino le quiso imponer”, proyectando la lectura, la escritura, el aprendizaje y la enseñanza como formas de reivindicar la vida.


 

Jorge Alberto López-Guzmán

Politólogo (2015), Antropólogo (2019) y Filósofo (2023). Especialista en Gobierno y Políticas Públicas (2017) y Magíster en Gobierno y Políticas Públicas (2020) de la Universidad del Cauca. Actualmente, es candidato a Doctor en Antropología, también en la Universidad del Cauca

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