Empresarismo

La palabra empresarismo proviene del idioma francés Entrepreneur, que en una de sus acepciones al idioma español significa fundador, emprendedor, es un término que llega a formalizarse con la revolución industrial, movimiento que terminó aportando para la creación de grandes empresas manufactureras, que posteriormente en tiempos de recesión económica declinaron en su desarrollo. Durante el periodo de agitación empresarial, cuando se crearon el 50% de las empresas del comercio internacional, el empresarismo brilló por su enorme evolución.  Actualmente existen muy pocas compañías con más de 100 años de vida empresarial. Y aunque ese lapso de tiempo lo vemos cercano, lo cierto es que ha sido de formidables, difíciles batallas, y esfuerzos de titánicas decisiones.   En secuencia lógica se desprende la palabra Empresario, que es la persona, que por iniciativa propia asume riesgos e incertidumbres, al iniciar una actividad comercial con el fin de producir bienes y servicios, para la satisfacción de necesidades humanas, en búsqueda de réditos por remuneración al esfuerzo.

El empresarismo es el sueño de muchos y el proyecto empresarial de pocos, que se ha convertido en frustración detonante para muchas de las personas que incursionan en esta actividad, por eso es que aproximadamente del 100% de las empresas que nacen, solo el 20% supera los cinco años de vida, y el 90% de ellas no llega a cumplir una década y de las nuevas empresas de negocios tradicionales fracasan en un 70%, y tan solo el 10% llega a cotizar en bolsa; debido a decisiones incidentes de diverso orden: institucionales, financieros, administrativos, jurídicos y comerciales. Las pequeñas y medianas empresas (PYME) o de una Startup, representan el 80% de la fuerza laboral de nuestro país está concentrada en estas compañías, dinamizadoras de la economía.

En los procesos empresariales lo más adverso para un empresario es el lanzamiento de un nuevo producto o servicio que no cumpla con la expectativa o no cubra por completo las necesidades reales. La paradoja empresarial surge cuando entre más demanda haya, se requiere mayor liquidez; en otras palabras: entre más venda, más flujo de caja necesita, situación que los coloca en vulnerabilidad al riesgo financiero. Eso sin tener en cuenta el riesgo mitigable y el inherente, el primero hay que tratar de llevarlo a la mínima expresión, por responsabilidad accionaria y para el otro hay que tener soluciones contingentes de reacción inmediata, sin dejar de lado los factores internos asociados a la estructura, y los externos como la política, la economía global, y la competencia. En un alto porcentaje nacen como empresas familiares, lo más frecuente es la rivalidad entre socios, con egos encontrados y el crecer en armonía para poder percibir el punto de inflexión, donde se acaban las capacidades de los socios fundadores, y el deber ser de lideres con la preparación para potencializar la misionalidad.

Las pequeñas y medianas empresas son la génesis o motor que mueven las economías nacionales, que representan aproximadamente el 90% de todas las unidades económicas del sistema, generan el 70% del empleo formal y aportan el 50% del crecimiento económico nacional. Hoy, mucho más, convertida en la garantía para salir de los momentos de crisis, y mucho más en tiempos de coyuntura política como ítem representativo del proselitismo obligado. La cultura emprendedora mientras sea utilizada sin la consideración vital o por reacción de crisis y no por convicción del crecimiento económico, estarán condenada al fracaso.

Hay que crear una cultura consciente de la importancia del empresarismo para la economía personal, familiar y del estado, con programas educativos de impacto directo al emprendimiento; es tarea urgente que tanto dentro de las facultades de ciencias económicas, como las del sistema educativo académico, haya más representación del gremio del emprendedor, garantías mínimas de consolidación, con fondos garantes, y que el estado sea precursor ante la banca, de programas de cumplimiento de estándares de créditos para empresarismo; buscar la reducción de los altos costos fiscales, parafiscales y el costo del crédito; posibilitar un sistema financiero que respete las condiciones mínimas del emprendimiento como es la tasa interna de retorno, periodos de gracia reales y dejen de falsear, al aumentar la amortización de capital e intereses al final del crédito, para que desistan de ser un sofisma de distracción, propensos a alternativas de ilegalidad.

El empresarismo debe estar en función del microcrédito, para transición de la informalidad a la formalidad empresarial, incentivado por la constante investigación de todos los gremios. Por revelación espiritual Estructurar la profunda unión real entre esos sectores en procura de un interés común no es fácil, porque cada uno esta movido e inspirado por un propósito especifico y poco les interesa la articulación en procura de un desarrollo integral de un sistema de emprendimiento. A pesar de la importancia y la transformación de la economía mundial, donde ya tienden a desaparecer las grandes empresas, para crecer la pequeñas empresas y así lograr el primer renglón de la economías de los países, el gobierno no mira con prioridad y con importancia real, ese tema de estímulo de facilitador de la creación de iniciativas y posterior desarrollo de esas iniciativas para poder sustentarse y sostenerse dentro de un contexto económico, lo que hacen que desaparezcan en muy poco tiempo y se pierden esas ideas destacables de cerebros humanos, quienes también están movidos por un interés de país de generar empleo y sentirse aportante  de un futuro positivo para su país. 

 

Carlos A. Gomescasseres Vergara

Presidente de la Cámara y empresarios del Mercosur regional Colombia

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