Elogio a la mujer

Siempre me ha gustado leer mujeres, siento que de una u otra forma me identifico con ellas y las admiro por hacer lo que para mí es tan difícil y que requiere un esfuerzo inlograble como lo es la concentración. Hasta hace poco, mi acompañante nocturno era unas Palabras Sueltas de un autor que frecuento a menudo y decía en una de ellas que para uno crear o escribir eran necesarios dos elementos: el obsesivo  y el de la concentración; creo que de lo primero me sobra y podría hasta repartir un poco , pero de lo segundo si necesito abastecerme.

Sé que la mayoría de las mujeres somos obsesivas, -es un elemento que tenemos de fábrica-, pues desde que somos niñas nos obsesionamos o con el príncipe azul, o con las muñecas. Puede ser que me esté equivocando y esté hablando de mi experiencia personal, tal vez insular a la de la mayoría. Y, en cuanto a la concentración, afortunadamente creo que es algo de lo que ambos géneros carecemos.

Quiero aclarar que no me gustan los ismos pues considero que han hecho mucho daño a la historia y a la sociedad, pero más allá de eso si me quieren llamar feminista por estar a favor de las igualdades –materiales más que formales- de las mujeres en cuanto a los hombres, pueden hacerlo. También quiero decir que me considero afortunada pues actualmente puedo leer y disfrutar lo que me gusta, y a pesar  de los rescoldos machistas que aún se vislumbran en nuestra sociedad,  siento que el panorama de la mujer actual es mucho mejor que el de hace unos cien años, así suene a perogrullada, hay que decirlo, pues gracias a las activistas de antaño somos mujeres libres, que podemos votar, escribir, leer, estudiar y opinar; ya no tenemos que aceptar la atrocidad de ser incapaces tanto jurídica como religiosamente, y todos los demás adverbios que le quieran poner, pues no es un secreto que desde el mismísimo Dios (sea cual sea la religión) hasta el propio redactor de nuestro Código Civil, Andrés Bello, eran machistas.

Traigo este tema el día de hoy pues hace un par de semanas vi la película de Las Sufragistas, y me conmovió la  forma como se unieron estas mujeres para salir de esa desigualdad en la que vivían, en donde no tenían derecho al voto, no podían tomar decisiones, en donde sus condiciones laborales eran pésimas, y así trabajaran más o igual a los hombres recibían un sueldo mucho menor por ser mujeres, y además de ello, tenían que hacerse cargo de las labores del hogar y del cuidado de sus hijos pero sin tener derecho o incidencia sobre ellos, pues los padres eran quienes llevaban las riendas en el hogar.

Me enorgullece saber que a pesar de que la historia que ha estado en contra de nosotras hayamos tenido mujeres como Marie Curie, Juana de Arco,  Emmeline Pankhurst, Marguerite Yourcenar, Eva Perón; y que actualmente podamos contar con mujeres como Herta Müller, Alice Munro, Svetlana Aleksiévich, Ángeles Mastretta, entre muchas otras. Sin embargo, hay que tener en cuenta también que actualmente en países como Arabia Saudita y muchos permeados por el Islam se siguen cometiendo atrocidades contra nosotras y que tenemos que luchando por  esta igualdad para que el género femenino deje de ser el sexo débil y tengamos las mismas posibilidades que el género masculino.

Y bueno, finalmente digo, -a los que estaban preocupados por mi concentración-, que gracias a la buena música de la cantante, pianista y compositora Diana Krall, logré la concentración necesaria para terminar esta columna.

Ana María Osorio

Estudiante de Derecho. Bibliómana, misántropa y anacrónica. Con un particular interés por los ancianos y sus historias (me refiero a libros y personas). Sanfonera, a veces.

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