El Territorio en el Acuerdo de Paz

La categoría Territorio se ubicó de manera protagónica en la agenda del cambio en Colombia. Las 16 Circunscripciones Especiales Transitorias de Paz son el embrión de un nuevo Ordenamiento Territorial, de una nueva distribución del poder y del espacio. Al surgir la oportunidad de representación política de las víctimas y sus comunidades, se cumple con los propósitos del Acuerdo de Paz de sembrar las bases para una territorialidad distinta, expresión de una Democracia avanzada que facilite el Bienestar de toda su población y no el de una minoría privilegiada.

La escala de las CETP es hermana de la escala de planeación de los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial; si bien esta coincidencia entre los 16 PDET y las 16 CETP responden a la priorización para comenzar a construir la paz, lo cierto es que también son las aspiraciones de otros territorios excluidos de la representación política sin la cual será difícil salir de la miseria; se trata de territorios que no se identifican con la espacialidad de las decisiones en la planeación desde arriba, no los benefician y por el contrario terminan perjudicándolos como es el caso de la minería.

La categoría Territorio se ubicó de manera protagónica en la agenda de la Paz; el diagnóstico del territorio del Estado presenta niveles desbordados con el control territorial y la soberanía; el monopolio de la ley, del cobro de impuestos y de las armas que caracterizan por lo menos conceptualmente esta forma orgánica que llamamos Estado, en Colombia esos conceptos se diluyen por todas partes. Tal situación no parece ser un obstáculo para la acumulación capitalista y en cambio la violencia hace parte constitutiva del modelo de desarrollo extractivista.

Sobre eso último, son reconocidas en el diagnóstico las reivindicaciones de los movimientos sociales en defensa de su territorio, entre otras la autonomía; el desarrollo basado en la explotación de los recursos naturales no solo arrasa con la naturaleza al límite, también con la población que vive y construye su espacio cotidianamente; el centralismo y el presidencialismo están tan agotados como los departamentos y solo se sostienen con violencia; el mapa oficial de Colombia no representa la diversidad de la construcción social de los territorios regionales, subregionales y locales.

La perspectiva territorial en el Acuerdo reconoce y tiene en cuenta las necesidades, características y particularidades económicas, culturales y sociales de los territorios y las comunidades. El Acuerdo establece que la implementación se hará desde las regiones y territorios y con la participación de las autoridades territoriales y los diferentes sectores de la sociedad y se tendrán en cuenta necesidades diferenciadas en razón a grupos en condiciones de vulnerabilidad y la vocación de los suelos. Por razones como estas, sumadas a la concentración de la tierra, es que se explica la hostilidad y los palos en la rueda a las CETP. Mover el mapa de la representación política es continuar moviendo las bases del poder arbitrario que tiene Colombia.

Fredy Escobar Moncada

Trabajador Social. Magíster en Ciencia Política.

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