El bribón

Mi padre, elemental y simple, tuvo ojo águila para escrutar la condición humana. Sabía quién era quién con precisión de relojero suizo. Por ejemplo, en presencia de un bribón ipso facto lo graduaba de bribón y apelación a los infiernos y lo que se hereda no se hurta, señores.

Mi amigo Alberto Uribe Correa me facilitó aparejos para inspeccionar el cadáver insepulto de cierto bribón, que en estos días montó tribuna contra el gobierno por el manejo de los ingentes recursos atribuidos a mitigar la pandemia y sus efectos colaterales. Pero de malas, el país no le cree y lo hace objeto de burlas porque no le concede autoridad moral. Llegó el momento de azotarlo.

Aristóteles ( 384-322 aJC) discípulo de Platón abrió en Atenas el Liceo. Allí un  alumno le preguntó si alguna vez había mentido y le contestó: sabiendo que mentía, no. Preguntado sí la mentira tendría a veces utilidad, respondió: vea joven KRoy, en su caso creo que sirve para que no le crean cuando diga una verdad.

En lo personal, aquel sujeto fanfarrón, teatral, maestro de la ópera bufa, es enemigo declarado de toda buena costumbre, como lo han subrayado ciertos oficiosos biógrafos.

Con peregrino argumento reclamaba con énfasis declamatorio por qué los dineros del erario se manejan en el sector financiero. ¿Qué esperaba, que el Presidente de la República y los Ministros de Hacienda y Salud duerman con los capitales debajo de las almohadas, o los guarden en bolsas como hacen otros? ¿Este tipo será de los que creen que los demás están destinados a realizar sus propios bajos menesteres?

De la procelosa travesía por la vida pública solo deja daños. De la mano sumisa de superintendentes, interventores y liquidadores depredó entidades del sector salud, a más de recibir mermelada a cuatro manos en la era del impúdico Nobel Prize. Nada ha sido investigado, no empece que su riqueza no resitiría un papirotazo por enriquecimiento ilícito. Quienes conocen el monto de su fortuna sostienen que para gastársela requeriría de las vidas de unos 60.000 mil gatos.

Tratando de maquillar la imagen de sujeto ramplón, ensayó a ser poeta, ¡pobres poetas que sí lo han sido!. Pregúntele entonces a la experta Deyanira, a cuál de las nueve musas griegas se le podría atribuir la inspiración de tan funestas piezas, siendo ella de la opinión de que tales alumbramientos cabría más bien acomodárselas a una de cuantas amasías ha tenido el poetilla y no a una musa helena.

Ribeteando aludo a cierta bipolaridad. Vasallo y adulador con los poderosos, en su presencia se muestra dúctil, pegajoso, obediente, un perro faldero. Ante los débiles un pavo real que despliega el plumaje multicolor coleccionado a su paso por las distintas banderías donde ha ido de pasante. No hay jefe político que haya escapado a sus felonías, así Vargas Lleras, Uribe Vélez, faltándole alias Timochenko y Santos.

Habituado como está a entrar a saco en la honra ajena, ahora encontró quién le pusiese cascabel a ese gato. El doctor Uribe Vélez lo tiene contra las cuerdas pidiendo cacao y aspiramos que no le de resuello porque merece una condena. Las zorras le tienen pavor al fuego, los perros al agua y el político mendaz a una inhabilidad permanente.

Falta aludir a las competencias profesionales. Como médico no hay noticia que haya curado con éxito un catarro común. Lo que sí dizque hace con fama es examinarle la próstata a alias Tornillo, sin guantes y pezuña bisulca.

Ahora se ensaya como ‘jurisconsulto’ en la Comisión de Asuntos Constitucionales donde alardea de conocimientos jurídicos. Claro que no es que desentone allí en medio de algunas medianías y como economista que tampoco lo es, es de los que se descuadra pasando el dinero de un costal a otro, pero si muy bueno para hacerse a él con acerados garfíos.

Tiro al aire: creo no haber calumniado al bribón, puesto que no le he dicho mentecato, porque vivo y avivato si es. Tampoco porque lo haya tratado de señor y ciudadano virtuoso, que igual no lo es.


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Francisco Galvis

Abogado | No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo

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