Economía naranja: el esfuerzo del Gobierno por borrar el arte y la cultura

El planteamiento de la economía naranja hecho por Iván Duque y Felipe Buitrago, en su libro para el Banco Interamericano de Desarrollo La Economía naranja: una oportunidad infinita, está fuertemente influenciado (por no usar otro término) por el concepto de economía creativa acuñado en el 2001 por el economista británico John Howkins. Howkins define a la economía creativa como aquella que está compuesta por sectores en donde se dan transacciones de productos cuyo valor proviene de la creatividad; en otras palabras, productos con propiedad intelectual. La única diferencia entre economía creativa y economía naranja es que la primera tiene 15 sectores, mientras que la economía naranja tiene 16. El sector que añaden Duque y Buitrago es el turismo cultural.

Dentro de los 16 sectores de la economía naranja se encuentran, además de las artes, el desarrollo de software, la investigación y desarrollo, la publicidad, la producción de videojuegos, la juguetería, entre otros sectores. Es decir, la economía naranja abarca una cantidad tan amplia de sectores y productos, al tener como base la propiedad intelectual, que opaca por completo todo lo que tiene que ver con el arte y la cultura. Hay que tener en cuenta, además, que existen un sinfín de procesos artísticos y culturales que, por su naturaleza, no tienen como fin principal la mercantilización de un producto, quedando así completamente relegados dentro de las prioridades que tiene el Gobierno, a través del Ministerio de Cultura, respecto a la implementación de la economía naranja.

No hay que olvidar, por otra parte, que la problemática que surge con la propiedad intelectual es que el desarrollo cultural depende de la posibilidad de transformar lo ya existente para crear algo nuevo; bajo un enfoque de protección a ultranza de la propiedad intelectual, se imposibilita la creación cultural y artística que surge a partir de la modificación y reinvención de contenidos previos.

Sin duda alguna, uno de los elementos que evidencia de mejor forma el poco interés que le da el Gobierno al arte y la cultura dentro de la economía naranja, es la conformación del Consejo Nacional de Economía Naranja, donde existe una representación de la Dirección Nacional del Derecho de Autor, a través de su directora, o sea que hay una clara defensa de la propiedad intelectual, pero no hay ningún representante directo del gremio artístico y cultural. Sería atrevido decir que el Ministerio de Cultura va a cumplir dicha representación cuando el nuevo ministro es justamente una de las dos personas responsables de la conceptualización y creación de la economía naranja. Con el nombramiento de Buitrago, el mensaje que le da Duque al sector artístico y cultural es que ya no tienen ministerio, puesto que este muy bien podría ser rebautizado como el Ministerio de la Economía Naranja.

Los perjuicios de la economía naranja a artistas, gestores de cultura y otros individuos que hacen parte del ecosistema cultural son comprobables gracias a los datos que presenta el DANE en el 4to Reporte de la Economía Naranja y en la Cuenta Satélite de Cultura y Economía Naranja (CSCEN). En el primero se dan algunos datos socioeconómicos del sector artesanal, el cual hace parte de las tres grandes áreas de la economía naranja, la cual es artes y patrimonio. Vale aclarar que dentro de esta área están incluidas gran parte de las actividades más profundamente ligadas con el arte y la cultura. Volviendo al 4to Reporte, la situación del sector artesanal, reflejo de la condición de artistas y gestores culturales, es más que preocupante: de las 32.141 personas que hacen parte del sector, 82.5% reportaron que tienen ingresos por debajo de un salario mínimo 50.7% afirmaron que son la principal fuente de ingreso de sus hogares. Esto significa que más del 50% de los hogares que dependen de este sector están por debajo de la línea de pobreza monetaria. A esto  se suma que el 57.1% de las personas dedicadas a las actividades artesanales no reciben ingresos económicos por sus labores.

Otro punto a resaltar es el nivel de trabajo independiente que hay en el sector, que muchas veces se da en condiciones precarias e informales; el 83% del sector artesanal se presenta como independiente, dato que se relaciona directamente con la situación del resto del área, pues en la CSCEN se ve que para el 2019, del total de 300.471 personas ocupadas en artes y patrimonio (el área con mayor ocupación dentro de toda la economía naranja), 184.289 lo hace como independiente. Al desagregar por segmentos económicos, el de artes visuales y artes escénicas y de artes y patrimonio tienen al 84.02% de la población ocupada como independiente.

La economía naranja fue una de las grandes promesas de gobierno de Duque que lastimosamente ha buscado implementar a como dé lugar, siendo la Ley Reactivarte y el nombramiento de Felipe Buitrago como Ministro de Cultura dos pruebas más, de la intención de reemplazar cualquier política cultural con una política enfocada en la economía naranja. Mientras esta sea la guía de todos los esfuerzos institucionales el arte y la cultura están en riesgo, puesto que el apoyo está dirigido a iniciativas que produzcan beneficios económicos sin reconocer que uno de las características fundamentales del arte y la cultura es que las principales ganancias que dejan no son económicas sino sociales, esto es, que benefician la cohesión de las comunidades y la reparación del tejido social.

De tal forma, la visión que presenta el Gobierno sobre Cultura solo es válida si está acompañada del signo pesos, si representa algo en términos monetarios o empresariales, no parece importar la cultura para procesos sociales de cambios de vida y como una opción a ejercer la violencia, los grupos y gestores culturales pequeños, de región, de barrio no parecen tener cabida en el concepto de economía naranja, porque cuando se cambian vidas con la danza, el canto, el arte no importa, si no hay un rendimiento económico, no importan las vidas que se cambien, para este gobierno la ganancia se mide e utilidades, no en sonrisas y menos violencia. La cultura al igual que la educación y la salud la han secuestrado a favor de los intereses económicos de siempre.

León Fredy Muñoz Lopera

Actual candidato al Senado por el partido Alianza verde, Representante a la Cámara; Licenciado en Educación física; Concejal de Bello (2012 -2015); defensor de la educación pública y promotor del movimiento cultural, ponente de la reglamentación del Cabildo Abierto del Adulto Mayor.

Promotor del Voto en Blanco en Bello, líder de la revocatoria del Alcalde Carlos Alirio Muñoz (2012 -2015), Candidato a la alcaldía de Bello en 2007 y en 2015 (14.320 votos), denunciante del Alcalde de Bello César Suárez Mira por falsedad en documento público y presidente FENALPAZ.
Autor de proyectos de ley como: SISPET, informe de peajes, Fotocomparendos Fontaxi, PNSR, auditoría convenios de doble imposición, Población sorda entre otros.

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