De la burla a la vergüenza

“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros. DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS. Artículo 1”

En una publicación de Facebook me llamó la atención la manifestación de indignación de un usuario (Bupréstido de Mindanao) el cual afirma << (…) todavía me preguntan por qué no soy patriota, por qué no siento orgullo de ser colombiano y sí más bien vergüenza>> lo cual inicialmente me pareció una frase impactante y a su vez una invitación a profundizar más sobre su afirmación.

Aunque existen a diario noticias de muerte, masacres, corrupción, desigualdad, etc. que podrían respaldar la sensación vergüenza manifiesta por Bupréstido de Mindanao, en esta ocasión el centro de discusión se centra en un documental titulado “Nacimos el 31 de diciembre” bajo la dirección de Priscila Padilla, producción que registra los hechos en los que se dio la iniciativa de reconocer e identificar con cedula de ciudadanía a cada individuo de la comunidad Wayúu; pero en el trasfondo, esto tenía fines políticos en época de elecciones, ya que al indígena en sus dinámicas sociales no necesita este documento de identificación, ellos le dan valor y creen en su palabra.

Pero no siendo suficiente con este oportunismo electoral, la actividad de la Registraduría Nacional del Estado Civil, involucrada en hechos confusos entre las versiones sobre el grado de responsabilidad en este proceso, lo que a fin de cuentas resulto en la asignación de nombres burlescos en la traducción del español, donde el indígena al no dominar esta segunda lengua para ellos, no se daban cuenta y confiaban en la buena fe de estas personas, donde se les registró con nombres como: Motosierra, Cosita Rica, Bolsillo, Coito, entre otros; así mismo, por algún motivo que se desconoce, a todos se les registró también con la fecha de nacimiento del 31 de diciembre, lo único que variaba era el año.

Ver el resumen del documental: https://www.youtube.com/watch?v=wDY3XvOLI2U

Tratando de equilibrar la balanza si esas son razones de vergüenza, ¿Cuáles son las razones de orgullo patriótico? Y también desde cada punto de vista puede haber razones alimentadas por experiencias favorables, incluso entre estas, se puede contar, cuando juega la selección Colombia de futbol y cada quien se pone la camiseta.

Con todo esto considero que la mamá y la nacionalidad, aunque sean en el peor de los casos, no se pueden negar, habrá algún registro en esta estructura social que nos lo recuerde; que sintamos vergüenza o en otras ocasiones orgullo, puede ser la única libertad que aún no nos han quitado.

Por último, lo que sucedió con la sociedad Wayúu es la muestra de burla y oportunismo político frente a la sociedad en general, por ejemplo, noto cierta similitud de engaño con lo que más recientemente se comenta de la reforma tributaria, cuando en campaña el presidente electo prometía bajar los impuestos y subir los salarios.

W Radio Colombia [@WRadioColombia]. (02 de abril de 2021). “No es una reforma tributaria”:

@IvanDuque defiende Ley de Solidaridad Sostenible >> https://bit.ly/3ufTSGr [Tweet].

Quizá debemos aprender de los Wayúu, como a respetar la palabra y a las personas, sobre todo cuando en campaña de elecciones (también senado y cámara) nuestro referente de decisión son las propuestas de compromiso social y por el desarrollo del país, pero una vez elegidos, la camaradería en los partidos políticos hace un lavado de cabeza, nunca visto ni en las mejores peluquerías.

Lectura recomendada

Pico Hernández, J. (2020). Cultura escolar y el refranero colombiano como testigo de la corrupción social. Voces De La Educación, 5(9), 52-62. ISSN 2448-6248 (electrónico), ISSN 1665-1596 (impresa). Recuperado a partir de https://www.revista.vocesdelaeducacion.com.mx/index.php/voces/article/view/183]

Jean Paul Pico Hernández

Comentar

Clic aquí para comentar

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.