Crítica a la administración pública

 ¿Qué es y cuál es la función de la administración pública?

Su función es la gestión de aquellos ámbitos socialistas, de la vida social de los individuos, es decir, se apropia de determinados ámbitos de la vida económica que deliberadamente decidieron deben ser gestionados por ellos y no por el mercado, ya sea la educación, la salud, la tierra o el dinero, en este último se evidencia en casi todo el mundo, a partir de la existencia de bancos centrales que deciden qué es y qué no es dinero, ejemplo, en Colombia la calidad del dinero en términos físicos, la cantidad y la originalidad es gestionada por el Banco de la República. En síntesis, son aquellos ámbitos de la vida social en los que está presente ya sea parcial o totalmente el estado, a eso le llamamos administración pública.

¿Cuáles son los problemas que nos plantea tal gestión?

Abordemos su principal problema, la inexistencia de cálculo económico, que bien lo podemos evidenciar en la ausencia de costes y beneficios.

Una vez, jugando póker en la facultad, nos prohibieron el apostar dinero, esto no impidió que siguiéramos jugando, en efecto, el juego se tornaba poco serio, pues sólo jugábamos con fichas sin valor real, es decir, no asumíamos ni perdidas, ni ganancias, cosa contraria cuando jugábamos con dinero, pues nos hacía más prudentes y responsables, ya que asumíamos costes o beneficios. Esta es la diferencia entre la gestión pública y la gestión privada, aunque el juego en esencia era el mismo, se jugaba de modo diferente, igual sucede con la educación, la energía, la salud, la tierra, el dinero, es decir, la administración pública y la privada.

Cuando jugamos póker con dinero, somos prudentes, invertimos si podemos ganar y no lo hacemos si el riesgo de pérdida es alto, en cambio, con fichas sin valor, podemos construir cualquier cantidad de aeropuertos, abrir ministerios cada 15 días, edificar obras faraónicas, subvencionar todo tipo de actividades, porque da igual, no tenemos incentivos ni a ahorrar, ni a hacerlo bien.

En la administración pública, falta el elemento esencial de la economía, que es el cálculo de costes y beneficios. Sin este elemento, no se tiene forma humana de orientar la producción, lo que debe ser producido, cómo debe ser producido, dónde debe ser producido o cuándo debe ser producido, no tenemos el criterio racional, ni tenemos la información necesaria para saber si debemos invertir más en educación o menos, más en seguridad o menos, más en subvenciones o menos y los criterios de decisión sobre esos bienes son puramente políticos, es decir, responden a la presión de grupos o al criterio de quien en cada momento está ocupando los puestos de poder en los aparatos estatales. Incluso no sabemos si esas empresas públicas están dando beneficios o perdidas, porque los cálculos económicos son meramente contables, no son empresariales, cualquier empresa pública debidamente financiada dará superávit, no existe límite y con poco financiamiento dará déficit seguro, pero no se financia con aportaciones voluntarias, sino, por aportaciones políticas, que dé beneficio o perdida, depende exclusivamente del aporte político que se le asigne en cada momento. O sea, que se mantenga una empresa pública en superávit depende de que se mantenga debidamente financiada, pero no tenemos forma humana de saber si ese aparato es o no el correcto y si la asignación presupuestaria que le damos es o no correcta, no lo sabemos, ni lo podemos saber.

La imposibilidad del cálculo económico en el socialismo, también se le aplica a la administración pública, la crítica al cálculo económico en el socialismo, parte de la ausencia de precios, que son los encargados de transmitir las preferencias y valores subjetivos de los individuos hacia el mercado. En la medida que el estado monopoliza algún tipo de área social, restringe las libertades en ese ámbito social, supongamos que sólo existe educación pública y usted quiere educar a sus hijos en valores morales, económicos o religiosos de otro tipo ¿dónde los educa? Si el estado monopoliza la educación, es él quién establece que es la educación y que no, además, puede fijar el precio, contenido, lugar y momento de la misma a partir de su criterio político.

Entre más grande es una empresa, más difícil se le hace realizar cálculo económico o empresarial, por eso es que las empresas no pueden crecer infinitamente y por eso es que las empresas pequeñas devoran a las grandes, muy por el contrario de lo que muchos piensan, puesto que las empresas pequeñas pueden calcular y planificar mucho mejor y más fácil que las grandes.

Como expliqué al inicio, las administraciones públicas son socialismos parciales, pues monopolizan parcial o totalmente ámbitos económicos de la vida social, no tienen criterio de propiedad privada y, por lo tanto, están sujetas ineludiblemente a todas las restricciones que tiene la teoría del cálculo económico en el socialismo. A determinada escala, las empresas públicas carecen de precios y no pueden calcular, por ejemplo, ¿cuánta educación tiene que haber? ¿qué calidad tiene que dar? ¿hasta que edad tiene que ser la educación? ¿dónde tiene que prestarse? Estas preguntas son fácilmente solucionadas por el mercado, pero el estado no es capaz, porque asigna políticamente una cantidad, una calidad y un lugar para esta a partir de criterios políticos sin ningún tipo de información o criterio racional.

Lo anterior es más obvio en el ámbito del dinero, el que determina la cantidad, calidad y lo que es el dinero es el estado, pues hoy no podemos ir a la tienda y comprar con plata, oro o rublos una libra de arroz y esto se debe a que el peso colombiano es de curso forzoso, el Banco de la República monopoliza la creación del dinero, determina lo que es y lo que no es dinero, decreta que el único dinero válido en el país es el peso y no solo el peso físico, sino el peso bancario, es decir, los asientos contables sin respaldo físico creados a partir de la emisión secundaria, así ocurre con el número de universidades, hospitales, carreteras, entre muchas más.

¿Cómo puede saber que eso es lo correcto? Es decir, al no tener información y ante la ausencia de criterios racionales, no sabemos si el número de escuelas, hospitales, carreteras, hidroeléctricas y hasta el valor del dinero es el correcto o no, incluso si estos tienen el coste correcto o no.

Esto es por lo que funcionan mal los gobiernos, esto es por lo que no puede existir en la administración pública algo que se le pueda llamar óptimo. Simplemente, porque no tenemos manera humana de saber si es correcto o no.

Jair Viana

Director de Investigación de LIBERTANK. Analista económico y financiero, y columnista para varios medios con estudios especializados en políticas públicas, crecimiento económico y estabilidad. Amplia experiencia en gestión de activos, planificación financiera y macroeconometría.

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