“El conflicto y la desigualdad son el cólera de una sociedad”
Sentencia C-578/95, el policía o militar dice cumplir órdenes, pero cuando saben que éstas menoscaban la dignidad humana, derechos fundamentales consagrados en la carta política de 1991, e igual la ejecuta, no se puede justificar en que estaba recibiendo dicha orden y podrá ser juzgado por ello. Es un hecho notorio el uso desproporcionado de la fuerza pública. Además, es inconcebible cómo se hace uso de ejércitos privados para amedrentar a la comunidad, logrando así, volvernos uno contra otros; estrategia político militar que ha sido ejercida a través de los años para lograr la división del pueblo y vencer. Hemos vuelto, tal vez, a ser la Patria Boba, unos para defender los intereses de los dirigentes demagogos del país; otros para defender lo justo, la educación, la salud, el no saqueo que aqueja al pueblo haciéndolo tributar cada vez más. Por eso me refiero a Colombia como un Estado Feudal recaudador, que sólo pretende reposar toda la carga monetaria en el pueblo y regocijar a la oligarquía. Para nadie es un secreto que somos jornaleros del gobierno de turno. De otro lado, también están las comunidades indígenas que, a lo largo de la historia, desde “la conquista” han sido asesinados, violentados, saqueados.
Ellos, los aborígenes, han librado una lucha de resistencia que lleva siglos en medio de escenarios asociados al conflicto armado siendo masacrados, desplazados de sus territorios para que los terratenientes acumulen grandes cantidades de capital financiero, explotando a su antojo la tierra, destruyendo el medio ambiente, deforestando. Causando, por medio del acaparamiento de tierras, que empresas extranjeras, no sólo en Colombia sino en Latinoamérica, lleguen a comprar de manera masiva las tierras, lo que se conoce como el corporativismo agrícola.
Las comunidades indígenas son consideradas en su mayoría, una parte no nacional, no parte de la nación. En su máxima expresión sufren el abandono estatal.
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