COMO SANGUIJUELA POR ALCANTARILLA

Fue la frase que utilizó la senadora y gran persona Claudia López para referirse al escapista senador Álvaro Uribe quien nos mostró en el debate del pasado 17 de septiembre sobre paramilitarismo propuesto por el senador Iván Cepeda la más clara muestra del conocido refrán Tira la piedra y esconde la mano con una recurrente forma de responder a un señalamiento o una pregunta directa sin ápice alguno de claridad y con un afán sospechoso por alejarnos (a sus contrarios y a los espectadores) de la pregunta incriminatoria, con marullos y anécdotas de su honorable familia, sus “finquitas” ganaderas y sus negocios rectos y transparentes, contando estas vivencias como si se tratase de la más célebre poesía lírica jamás narrada.

Y es que por más que el senador Uribe se ufane diciendo que él no tiene nada que ocultar y que siempre pone la cara para responder a los señalamientos (pero no para escucharlos de frente y con respeto) pareciera más bien un berrinche de niño al que acusan de hacer un daño y al ver que todos conocen la verdad rompe en llanto y pretende involucrar a sus similares. Y aunque al parecer en el congreso no se tiene la clara definición de debate, el senador Uribe es quien muestra más ignorancia en el tema. Si una persona acepta asistir a un debate, por muy ilegal o incriminatorio que le parezca, tiene que ceñirse al mecanismo que éste sugiere para escuchar, hablar y controvertir, no salir despavorido cuando sus contrarios tienen la palabra. Porque hay que reconocerle al senador Uribe que a falta de argumentos se le dio por inculpar irresponsablemente a los participantes del debate.

Ha sido uno de los debates con más audiencia que ha tenido el congreso, el más comentado en Internet y sin duda el que tiene más burlas en las redes sociales, entre otras cosas por los desvaríos de los senadores del Centro Democrático y su irreverente forma de hablar con el rostro, intentando ser intimidantes, pero al tener más expresiones faciales que argumentos no se asusta nadie, por el contrario fueron vulnerables a las críticas y burlas que se manifestaron en Facebook y Twitter, entre otras redes, con imágenes, videos y chistes que personalmente me entraron muy en gracia. La creatividad de los colombianos en temas de humor no tiene igual y deberíamos aprovechar eso para bajar las tensiones por temas políticos y hacer “ataques” en redes sociales con humor no con rabia ni pretendiendo hacerle daño al que no piensa como nosotros. Este mensaje deberían aplicarlo aquellos senadores y demás políticos que creen que las redes sociales fueron creadas para ser un campo más de batalla para su guerra mediática. Es triste defender la libertad de expresión para insultar o difamar a otro, eso sí es falta de creatividad y argumento.

Para concluir esta jovial columna veo la necesidad de resaltar la falta de conocimiento en el congreso para llevar a cabo un verdadero debate. No se puede refutar un hecho con acusaciones descontextualizadas hacia los presentes y tampoco pedir mociones de orden para agredir a mi contendor o exigir favores, tampoco es bien visto que un participante a un debate se ausente a conveniencia del mismo con total irrespeto hacia los participantes y espectadores con sospechoso afán, como sanguijuela por alcantarilla, que, aparte de dejar buen material para la creatividad humorística de las personas en las redes sociales, deja el decepcionante pensamiento de que en el congreso todo se vale.

 

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