Colombia: neoliberalismo salvaje

Lo más particular de la férrea oposición de la opinión pública en general y de casi todos los sectores políticos a la privatización de Isagén es que durante los últimos 20 años en cada elección presidencial los colombianos han refrendado a los candidatos que han defendido, implementado y profundizado cada vez más estas políticas neoliberales.

En particular llama la atención como el Uribismo en estos días ha querido tomar las banderas de la defensa de lo público, justo cuando precisamente Álvaro Uribe ha sido uno de los principales defensores e implementadores de las políticas neoliberales de privatización, la única vez que he hablado con personalmente con Uribe fue en 1993 cuando en EAFIT fue a defender las bondades de la ley 100 y la privatización de la salud, él siguió implementando este tipo de políticas en la gobernación de Antioquia y en sus dos períodos presidenciales.

Es un hecho que tanto el gobierno de Uribe, como el de Pastrana y como el de Santos han seguido la misma línea neoliberal en el manejo del gobierno y de la economía, ya que Juan Manuel Santos así como Mauricio Cárdenas, Juan Camilo Restrepo, Martha Lucía Ramírez y Fernando Araújo entre tantos otros han sido los ministros defensores e implementadores del neoliberalismo que han estado rotando permanentemente durante los últimos 5 gobiernos, por lo que la actitud de Uribe de venir ahora a negarlo y quererse mostrar como el defensor de lo público es otra de la larga lista de incoherencias políticas a las que nos tiene acostumbrados.

En particular durante los dos periodos de Uribe se estableció en la opinión pública la idea de que Colombia era el único país de Suramérica que se mantenía alejado de las políticas proteccionistas de izquierda de todo el vecindario, en particular se eligió a la Venezuela chavista como el perfecto ejemplo del rumbo de gobierno que no se debe tomar, lo grave fue que se quiso tomar el rumbo completamente opuesto, por lo que en vez de nacionalizar todo lo privado nos pusimos a privatizar todo lo público.

Y es precisamente esta política de privatizar todo lo público que la gente ha refrendado una y otra vez en las urnas nos ha llevado a la nefasta venta de Isagén, por eso en vez de querer buscar los culpables en el presidente y gabinete de turno debemos asumir la responsabilidad que hemos tenido como electores y procurar que el país tome una aproximación diferente y equilibrada en los criterios para privatizar o no las empresas estatales.

Ecuador y Chile son dos de nuestros vecinos que nos pueden dar un buen ejemplo de un enfoque equilibrado, por ejemplo Ecuador hoy tiene una infraestructura vial del nivel que queremos tener aquí con las autopistas 4G (para las cuales es que el gobierno vendió Isagén) pero sin tener que privatizar las empresas estratégicas del país.

Por otra parte en Chile para financiar su infraestructura ha implementado la emisión de bonos especiales que por decreto deben ser adquiridos por los fondos de pensiones, nosotros aquí podemos implementar algo similar, pero se hace imposible si todos los últimos 5 gobiernos se han sometido sin excepción a los lineamientos que les establecen el sistema financiero, precisamente el dinero de la venta de Isagén se va a utilizar como garantías de los créditos del programa de autopistas 4G porque el sistema financiero del país no presenta otras alternativas y las está exigiendo para poderlas financiar.

Por estas razones el país en general debiera seguir el ejemplo que la ciudadanía y todos los sectores políticos en Medellín han dado en la defensa del carácter público de EPM, en cada ciclo electoral local es un tema en el que siempre se les exige a los candidatos aclarar su postura, el electorado siempre las defiende de cualquier amago de privatización pero a la vez permite que los candidatos hagan propuestas de optimización del gobierno local, ese enfoque equilibrado es el que hace tiempo se debiera tener a nivel nacional, lastimosamente a la hora en que estén leyendo esta columna ya será demasiado tarde, no habrá tiempo de llorar.