Las campañas y olas de desinformación aumentan el ya polarizado escenario de la política colombiana. Recientemente, se hizo viral el supuesto uso de cartillas para la educación de niños y niñas por parte del Ministerio de Educación Nacional, con alto contenido pornográfico. El ministerio tuvo que intervenir públicamente y explicar que dichas no eran cartillas de él. Sin embargo, el debate no terminó ahí, eventualmente surgieron cartillas que efectivamente son usadas en los colegios del país para la formación de padres y docentes, invitan al respeto y la inclusión de las diversidades sexuales. Las protestas no demoraron en llegar y fomentadas por la Procuraduría, el Partido Político Centro Democrático y distintos movimiento religiosos, se alzaron a marchar en las principales ciudades.
Al Poniente considera que una democracia necesita de un debate de altura, donde se discuta sobre las ideas y los argumentos y no a partir de las falacias que atacan a las personas. En este sentido, queremos expresar públicamente nuestra solidaridad con la Ministra de Educación Gina Parody, quien ha afrontado insultos, de todo tipo, a causa de su orientación sexual y su papel como ministra. Sí, una mujer abiertamente homosexual lidera el más alto cargo de la educación en Colombia. Eso, de por sí, ya es signo de valentía. También, es necesario tener en cuenta, que la labor que realice el ministerio es en cumplimiento de la sentencia “Sergio Urrego” de la Corte Constitucional, que obliga a actualizar los manuales de convivencia en temas de respeto a la diversidad sexual.
Los debates, entonces, deben ser de altura y con alto rigor argumental. Cuando se insulta y se atropella a cualquier persona, no se está debatiendo, se está ofendiendo. Ahora, llegado este punto, impera mencionar que, uno de los argumentos que han presentado los movimientos antes mencionados, es que el derecho de los padres a educar a sus hijos, bajo sus propias creencias, ha sido vulnerado. Ello no implica formar a las personas en la discriminación, la intolerancia y el irrespeto. Sino, precisamente, que a pesar de tener creencias distintos, todos partan de los principios del respeto por el otro; ese otro, precisamente, diverso y diferente.
Al Poniente invita a que eduquemos niños que aprendan que la convivencia en paz es una responsabilidad de todos y que, en ese orden de ideas, hay que aceptar y entender que existen distintas cosmovisiones y maneras de relacionarse no sólo con el cuerpo propio, sino con el mundo. Todas estas, pueden estar presentes en el aula, en la calle, en las familias, etc.
No hay rivalidades ni antagonismos por crear. Colombia está lo suficientemente polarizada, como para aumentar aún más las fricciones que dentro de la sociedad civil ya existen. Ni los niños se volverán homosexuales por educarlos desde el respeto a las distintas orientaciones sexuales; ni los homosexuales dejarán de serlo, así se condene y se criminalice su forma de vida. Celebramos que se eduque desde el amor y el respeto; pero, sobre todo, que haya un debate público sobre la educación que el país quiere. La democracia es que todos podamos expresarnos, quienes están en contra del uso de las cartillas han podido marchar, sin ser detenidos o juzgados; pero, los derechos de las personas a quienes estos últimos quieren perjudicar no pueden quedar en entredicho.
Al Poniente Pregunta: ¿Cuál es el rol que deberían asumir los padres de familia en la construcción e implementación de los manuales de convivencia de las instituciones escolares? ¿Considera usted que es necesario prohibir que se enseñe en los colegios temas relacionados a la orientación sexual? y ¿es necesario desde el amor y el respeto por la diversidad?
