Canallada en EPM

Luis Guillermo Velez Alvarez economista

La mirada inteligente y bondadosa de Mónica Ruiz ha debido hacerse cada vez más insoportable para el hombrecillo sin atributos que en mala hora llegó a la gerencia de EPM para acatar dócilmente las órdenes del tiranuelo de la Alpujarra. A cada momento, esa mirada, debía recordarle su mediocridad, su total ausencia de méritos para ejercer el cargo y, cómo no, la ruindad de su alma.  El brillo de los pocos meses en los que como encargada Mónica estuvo en la gerencia general, contrastaba ostensiblemente con la turbiedad de la gestión de Carrillo. Y el hombrecillo no aguantó más y, por eso, con la complicidad de una Junta Directiva que cada que se reúne se supera en indignidad, decidió alejarla de su lado, retirándola de la Vice-Presidencia de Estrategia y Planeación.

 Como todo lo de la actual administración de EPM – Gerencia General y Junta Directiva – lo relativo al retiro de Mónica es turbio e infame. Se dice que fue declarada insubsistente por la Junta en reunión de la semana pasada, no obstante, se le da la “oportunidad” de renunciar para ser nombrada luego en la gerencia de una pequeña filial, un cargo muy por debajo del nivel de alguien que llegó, meritoriamente, a la gerencia general de la Matriz. Encima de todo, la humillación, para Mónica, y la intimidación para los demás directivos y profesionales.

Porque como lo ha dicho con acierto SINPRO, en el comunicado que denuncia el hecho, la salida de Mónica es un nuevo ataque al corazón de EPM, la continuación de la destrucción del capital humano en la que parece estar empeñada la actual administración. Mónica representa lo mejor de EPM, lo que ha sido su fortaleza, la gerencia media y los profesionales de primer nivel, en quienes reposa la planeación de largo plazo, la continuidad de los proyectos, la memoria institucional, los valores fundacionales y la ética laboral.

Es comprensible la desazón y desesperanza que reina hoy entre directivos y profesionales. Es comprensible su tristeza. EPM está triste.

Respeto profundamente las circunstancias de cada cual, pero no puedo dejar de recordar el poema “Primero vinieron…” del pastor alemán Martin Niemöller:

“Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas, guardé silencio, ya que no era comunista,

Cuando encarcelaron a los socialdemócratas, guardé silencio, ya que no era socialdemócrata,

Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas, no protesté, ya que no era sindicalista,

Cuando vinieron a llevarse a los judíos, no protesté, ya que no era judío.

Cuando vinieron a buscarme, no había nadie más que pudiera protestar”.

Un abrazo fraterno a Mónica.

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista. Docente. Consultor ECSIM.

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