Balzac y la joven costurera china

«(Para Sara Helena, quien me regaló este bello libro)»

Después del estruendoso fracaso de la estrategia de industrialización acelerada llamada “Gran Salto Adelante” – en parte causante de una hambruna que provocó la muerte de más de 30 millones de habitantes – la posición de Mao Tse Tung dentro del partido y el gobierno se vio enormemente debilitada frente a otros lideres como Liu Shao Chi y Deng Xiao Ping.  En 1966, en el marco de violentas luchas por el poder, Mao lanzó la llamada “Gran Revolución Cultural Proletaria”, un extraño movimiento socio-político que habría de durar casi 10 años y que tuvo el efecto devastador de un gran terremoto sobre la vida económica, política y cultural de China.

Como parte de las ejecutorias de la Revolución Cultural, millones de jóvenes estudiantes de familias de clase media educada fueron obligados a vivir en aldeas campesinas para “reeducarse”, es decir, renunciar a la “ideología burguesa” y adoptar la “ideología del proletariado”. La novela de Dai Sijie, Balzac y la joven costurera, es la historia de la reeducación de dos de esos jóvenes: Luo – hijo del dentista de Mao y su esposa Chiang Ching, declarado enemigo del pueblo – y de su mejor amigo, personaje cuyo nombre nunca se revela y quien funge como narrador, y de quien sabemos es hijo de una pareja de médicos especialistas.

En 1968, por orden del “Gran Timonel”, se cierran los liceos y las universidades de la China y millones de jóvenes son obligados a desplazarse a las aldeas campesinas para ser reeducados. En algún momento de 1971, Luo y su amigo emprenden el camino que los llevará a una de las 20 aldeas de la montaña llamada “Fénix del Cielo” en el distrito de Yong Jing, cerca de la frontera con el Tíbet. Eran tiempos en los que, como dice uno de los personajes, la ignorancia se puso de moda, todos los libros fueron prohibidos y durante años El pequeño libro rojo de Mao fue para la juventud china “la única fuente de conocimiento intelectual”.

En otras de las aldeas vecinas habitan la Sastrecilla, hija del sastre itinerante de la región, y el Cuatrojos, otro joven en proceso de reeducación e hijo de una pareja de intelectuales. Luo y el narrador descubren que el Cuatrojos tiene una maleta secreta con llave que guarda cuidadosamente debajo de su cama y que no podía contener otra cosa que libros de literatura occidental, como lo deduce Luo en uno de los pasajes más conmovedores de la narración:

“- ¿Has oído hablar de la literatura occidental? – me preguntó un día Luo.

–       No demasiado. Ya sabes que mis padres sólo se interesan por su profesión. Al margen de la medicina, no conocen gran cosa.

–       Con los míos pasa lo mismo. Pero mi tía tenía algunos libros extranjeros traducidos al chino antes de la revolución cultural. Recuerdo que me leyó unos pasajes de un libro que se llamaba Don Quijote, la historia de un viejo caballero andante bastante chusco.

–       ¿Y dónde están ahora esos libros?

–       Se hicieron humo. Fueron confiscados por los guardias rojos que los quemaron en público, sin compasión alguna, justo al pie de su edificio.

Durante algunos minutos, fumamos en la oscuridad, tristemente silenciosos. Aquella historia de literatura me deprimía profundamente: no teníamos suerte. A la edad en la que por fin habíamos podido leer de corrido, no quedaba nada para leer. Durante varios años, en la sección de <literatura occidental> de todas las librerías, sólo había las obras completas del dirigente comunista albanés Enver Hoxaa…

–       ¿Por qué me hablas de eso? – le pregunté a Luo.

–       Bueno, estaba diciéndome que la maleta de cuero del Cuatrojos podía estar muy bien llena de libros de ese tipo: literatura occidental”.

Y en efecto, la enorme maleta, a la que consiguen hacerse los dos amigos al cabo de grandes peripecias, va a estar rebosante de tesoros que los jóvenes descubren gozosos:

“Nos acercamos a la maleta. Estaba atada con una gruesa cuerda de paja trenzada, anudada en cruz. La liberamos de sus ataduras y la abrimos silenciosamente. En el interior, montones de libros se iluminaron bajo nuestra linterna eléctrica y los grandes escritores occidentales nos recibieron con los brazos abiertos: a su cabeza estaba nuestro viejo amigo Balzac, con cinco o seis novelas, seguido de Víctor Hugo, Stendhal, Dumas, Flaubert, Baudelaire, Romain Rolland, Rousseau, Tolstoi, Gogol, Dostoievski y algunos ingleses: Dickens, Kipling, Emily Brontë…”

En realidad, la ignorancia nunca pasa de moda y los ignorantes que, por definición son intolerantes, están siempre al acecho y con frecuencia llegan al poder político. La proscripción de los libros y su incineración masiva son cosas que han pasado y pueden volver a pasar. Aprovechen para leer y, por las dudas, mantengan una maleta lista para poner a salvo unos cuantos libros.

Dai Sijie, cineasta y novelista, vive en Francia desde 1984. Balzac et la petite tailleuse chinoise, rica en componentes autobiográficos, fue escrita en francés y publicada por Gallimard en 2000. En 2001, Ediciones Salamandra publicó la primera edición en español.

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista. Docente. Consultor ECSIM.

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