Agudo ajuste y déficit fiscal galopante

Se ha dejado en piloto automático la economía y es gravísimo utilizar deuda como motor de impulso

 La meta de cumplir la regla fiscal para el 2020 está bastante lejos, en Colombia desde el año 2011 se estableció con la ley 1473, un marco para regular el balance fiscal. Desde entonces el análisis revela que los balances estructurales en materia fiscal abren paso a la inversión extranjera, mejorar las calificaciones crediticias para el país, pero es un obstáculo para el gasto público interviniendo de manera negativa al ciclo del gasto – producto y se ha demostrado en estos 9 años que no posee relación directa con la sostenibilidad de la deuda ni contribuye con la estabilidad por su carácter procíclica.

Asimismo, el endeudamiento en Colombia se ha incrementado un 0,7%, es decir, el 44,2% del Producto Interno Bruto. Se ha dejado en piloto automático la economía y es gravísimo utilizar deuda como motor de impulso; el país todavía no alcanza el pico de contagios de coronavirus y el aplanamiento de la curva se aleja de las proyecciones.

La estructura económica para los países en desarrollo en contexto de cuarentena se resquebraja, en el caso de América Latina se ha evidenciado el aumento del desempleo, déficit fiscal, caídas abruptas del ahorro y el quiebre en la balanza de pagos.

Antes de iniciar la pandemia el Gobierno proyectaba un déficit de 2,2% del PIB, no les sirvió la modificación que se hizo el año pasado para incluir las ganancias del banco central en los ingresos de la nación; siguiendo las recetas económicas que el Fondo Monetario Internacional sugiere de incluir éstas ganancias del central al momento de calcular el déficit fiscal y que el resultado no sea tan negativo para mejorar la calificación de riesgo crediticio del país. Tras fallidos intentos por elevar la meta de déficit fiscal a más del 6%, se optó por suspender la Regla Fiscal para el periodo 2020 y 2021.

El modelo económico del país está basado en el deterioro de la cuenta corriente subvencionado por deuda externa, la caída de la producción y déficit en la balanza comercial. En materia económica, el país se ha convertido en un cúmulo de desaciertos, se confirma una vez más que tener el déficit en cuenta corriente, aumento del déficit fiscal y el incremento de cupo de deuda, traen consigo una caída en la producción nacional, incremento de la inflación, caída del ahorro y aumento de desempleo que, desde la apertura comercial de Virgilio Barco, -hace tres décadas- no se ha corregido.

En suma, se trata de una minuciosa evaluación a las aplicaciones de la Regla Fiscal en el país y su obsoleta metodología para ejecutarla. Sin duda, el camino correcto es evitar caer en el endeudamiento en épocas de crisis como la que estamos viviendo y fortalecer la industria nacional a través de inyección de recursos en programas de investigación, subsidios al empleo e incrementar la productividad.  La necesaria creación de una mesa de concertación con sectores empresariales, partidos de oposición, sectores gremiales y sociales, académicos y agricultores.

Ahora bien, la responsabilidad del Gobierno es contrarrestar los impactos de la crisis con medidas proteccionistas, suba de los aranceles de importación, la urgente intervención del tipo de cambio para afrontar los choques externos y subsidiar las exportaciones.

Sebastián Torres Murillo

Economista de la Universidad de Buenos Aires, miembro del grupo de investigación de políticas públicas latinoamericanas y el caribe (UBA). Defensor de la paz y la integración regional

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