A propósito del mes de la diversidad, ¡estamos llenos de maricas!

Diana Georgina Correa Rodríguez

Según la Real Academia de la lengua Española, la palabra marica significa “afeminado” o “Dicho de un hombre: Apocado, falto de coraje, pusilánime o medroso” (RAE, 2023). Este significado tiene una carga semántica implícita que denota juicios y estereotipos hegemónicos, es así como desde el primer significado se refiere a lo femenino, y seguidamente, el segundo alude a adjetivos que descalifican a un hombre: “apocado”, débil: “falto de coraje”, cobarde: “pusilánime” o medroso: “miedoso”.

En nuestra cultura por ejemplo, la palabra marica ya no se utiliza únicamente en esa acepción que nos dice la RAE. Marica puede ser sujeto o adjetivo, dicho con cariño y sin esa carga estereotipada de género que se le dio en algún momento a ese término. Hoy se le puede decir al amigo: “usted si es mucho marica” y no se le está diciendo gay u homosexual, aquí es sinónimo de bobo, tonto. También se escucha la palabra marica como sinónimo de “parce”, dicha entre amigos y que denota alto grado de confianza.

Este nuevo significado atiende a procesos culturales y sociales que se han venido dando de manera autónoma, y que evidencia el desligue de una etiqueta excluyente por preferencias diversas. Y es ahí cuando me debo referir necesariamente a la palabra “diversidad”, muy de moda por cierto. Cuando se habla de diversidad, lo primero que se viene a la mente es la población LGTBIQ+, no obstante la diversidad tiene que ver con la aceptación de la diferencia que nos define desde nuestra naturaleza humana. Se comprende que los seres humanos por naturaleza somos diversos: tenemos diferentes pensamientos, diferentes ideologías, diferentes gustos y preferencias, y esto no tiene que ser un obstáculo para la convivencia en sociedad, se trata de eliminar prejuicios morales que conllevan al reconocimiento del otro/otra como ser fundamental en la construcción social, lo que se denomina inclusión, pero no desde ese discurso marketinero al que nos tienen acostumbrados, sino desde la mirada real que implica desaprender condicionamientos sociales y aprender a valorar la fortaleza que representa la diferencia.

Hoy es más marica el que no comprende que no se juzga a quien piensa diferente, más marica quien usa las preferencias sexuales de alguien para etiquetarle y excluirle, más marica el que usa la violencia contra quien no piensa igual; y más marica aún, quien no comprende que el cambio social que se vive hoy está cargado de diversidad porque esas “gafas morales” con las que nos educaron se han venido cayendo.


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Diana Georgina Correa Rodríguez

Empresaria y activista social por los derechos de las mujeres y el medio ambiente.

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