Edmundo González: el Regreso a la Venezuela de Carlos Andrés Pérez

Hace poco, escuché el discurso de Edmundo González en el Fórum Europa. Edmundo fue el ganador de las últimas elecciones presidenciales en Venezuela y legítimo presidente a partir de mañana 10 de enero, que es cuando se debe posesionar.

Lo malo del discurso es que está cargado de todas las políticas y estrategias económicas que llevaron a la extrema izquierda al poder en Venezuela, de la mano de Hugo Chávez, autor del Caracazo y quien pretendía derrocar a Carlos Andrés Pérez. Lo venía sospechando desde hace tiempo porque en X (antes Twitter) nadie habla mal de Carlos Andrés Pérez. Al ver a Edmundo reunido con personajes tan nefastos como Felipe González (expresidente de España) y luego de oír detenidamente su plan para los primeros 100 días, me quedó claro que los venezolanos no han aprendido nada y que las élites caraqueñas y las bogotanas son siameses unidos por el lóbulo de la imbecilidad: cuerpos de extremidades independientes, pero con las mismas ideas anacrónicas y fracasadas que fueron precursoras del chavismo, y en Colombia, de las FARC, Petro y demás fenómenos de la catástrofe que viven nuestras sociedades.

Se perderá en Venezuela la oportunidad para emular el liberalismo libertario de un líder político como Javier Milei, cuyos resultados tangibles, visibles y comprobables por cualquiera, le den el definitivo impulso a Suramérica para que dejemos los modelos keynesianos y socialistas que han multiplicado la pobreza y la violencia. La Venezuela que viene es la Inglaterra de posguerra, en vez de la Alemania de Erhard. Felipe González, el postfranquista del PSOE, no es nada menos que el precursor de Pedro Sánchez –también del PSOE–, quien con la crueldad y arrogancia características del comunista de manual, aborrece a aquellos que no lo alaban, dejando a miles en el fango, como en Valencia con la DANA.

Tipos como Felipe González o Rafael Caldera, quien indultó a Hugo Chávez, son exactamente lo mismo que el finado expresidente Virgilio Barco (del otrora “Glorioso Partido Liberal Colombiano”), quien indultó al M-19. O el expresidente César Gaviria (también del Partido Liberal Colombiano), el cual le regaló la constituyente. Ambos, son los precursores y catalizadores de tragedias por venir: son la caja de Pandora que nunca se puede cerrar; ellos engendran y crían adefesios monstruosos como Gustavo Petro, o “dioses de la guerra” como Álvaro Uribe Vélez, y luego se desentienden de sus creaciones y sus consecuencias. Tal es el espíritu de las élites criollas de Bogotá y Caracas, que les es impensable, inconcebible e imposible, una sociedad donde cada individuo sea libre y asuma la responsabilidad de labrarse un destino, prefiriendo diseñar un presente donde las humillantes cajas CLAP sean reemplazadas por los muy dignos subsidios de la época del COPEI y de AD, ambos partidos seguramente en proceso de rehabilitarse como puedo ver claramente tras las declaraciones de Edmundo González. Será porque todavía confundimos la palabra “libertad” con “liberación”, la de las responsabilidades y obligaciones a cambio de migajas. Aunque ese es el legado del ídolo Bolívar, con sus afrancesamientos y culto a la razón: el perfecto referente, dictador y autor intelectual del asesinato de José María Córdova.

No hay mucho más que decir que es muy trágico que se pierda la oportunidad de reconstruir un país que ha sido arrasado por el socialismo en sus diferentes variantes: la light (socialdemocracia) y la clásica, y se pretenda ignorar la evidencia de que ello no funciona. Para mí el caso de Venezuela y Edmundo González es el mismo de Colombia. Llevamos el infierno en la cabeza y en el corazón, nos calcinamos en nuestra propia envidia, arrogancia y frustración, e incendiamos todo lo que tocamos para hacerlo cenizas. Nos gusta gobernar sobre la nada, sobre el vacío, porque el ser humano nada crea que no sea por la gracia de Dios, con quien se pierde la conexión cuando suponemos que podemos ocupar su puesto y además intentamos recrear su reino divino en forma de un Estado todopoderoso. La pedantería y la torpeza de las élites traerán otro Chávez u otro Maduro a Venezuela, como nos trajeron a un Uribe o un Petro a Colombia.

Quizá en la mente de la mayoría se rompió la continuidad temporal, y lo que más desean con Edmundo es despertar el 10 de enero de 2025 como si fuera la noche del 26 de febrero de 1989, fecha previa al Caracazo, y contarle a los demás que soñaron que hubo un periodo llamado chavismo, con un ex-golpista gobernando y que después legó el poder a un colombiano conductor de bus que se llamaba Nicolás Maduro. Muchos quieren regresar al momento antes de morder la manzana, al momento antes de conocer la realidad de abrir los ojos, pero de lo que se van a dar cuenta, en no mucho tiempo, es de que los escándalos de asignación de contratos, el robo y la corrupción van a volver, y que su amado líder los volvió a engañar con el truco más viejo en política: prometer mucho, entregar poco y reprimir aún más al que se queje.


La versión original de esta columna apareció por primera vez en nuestro medio aliado El Bastión.

Germán Contreras “El Perforador”

Independentista antioqueño. Fundador de ALS (Antioquia Libre y Soberana): Movimiento por la Independencia de Antioquia de Colombia.

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