De un padre francés y una madre inglesa en 1870 llegó al mundo Hillarie Belloc, en París, y luego mudado a Inglaterra donde se formó imbuido de esa cultura. Eso se refleja en su madre escritora, Bessie Rayner Parkes (1829-1925) y en su hermana también escritora Marie Belloc (1868-1947) cuyas novelas tuvieron repercusión y, que llevadas al cine fueron una marca de época.
Su padre Louis murió tempranamente y la madre entonces se acercó a la iglesia católica: esto marcó su infancia. En ese ambiente y rodeado de esa atmósfera espiritual creció y se desarrolló: fue un notable escritor, sensible, con criterio y profundidad. Alguna vez el gran Gilbert Chesterton reconoció la influencia que Hillarie le ejerció. Algo similar manifestó Maurice Baring quien además afirmó que llegó al catolicísimo por consejo de este.
Son famosos los enfrentamientos con George Bernard Shaw y H. G. Wells. Con su natural ironía Shaw se burlaba de la pareja Belloc-Chesterton y los llamaba el monstruo Chesterbelloc, sin duda perturbado por el éxito resonante de esta dupla en los medios gráficos. Así tal vez, Shaw disimulaba su envidia desmedida por la espiritualidad de ambos, puesto que Belloc era católico y Chesterton en este momento anglicano, hasta que en 1922 se produce su conversión al catolicismo.
En 1896 Belloc contrajo matrimonio con Elodie Hogan con quien formó una linda familia con cinco hijos.
En 1906 se presenta a las elecciones en el distrito de South Salford por el Partido Liberal. Sus rivales conservadores le hacen una campaña a cara de perro: “No votes a un francés católico”, decían. Belloc, provocador, comenzó su primer mitin con estas palabras: “Caballeros, soy católico. Si me es posible, voy a Misa todos los días. Esto que aquí saco es un rosario. Me arrodillo y paso estas cuentas todos los días si me es posible. Si me rechazáis por este motivo, agradeceré a Dios que me ahorre la indignidad de ser vuestro representante”.
Desilusionado del inescrupuloso partidismo se postuló independiente y triunfó en 1906, dado que la gente lo seguía con respeto y admiración. Sin embargo ese ambiente político se le hacía insoportable, por esa marcada y ambiciosa partidocracia y entonces fiel a su convicción decidió renunciar.
Fue un prolífico escritor sobretodo de Historia: su obra más representativa y famosa es Las Cruzadas. Resulta sumamente interesante leer El sistema de partidos que escribió junto a Cecil Chesterton (hermano menor de Gilbert) en el que criticaban severamente el funcionamiento del Parlamento británico.
Su labor literaria fue la siguiente:
- La crisis de nuestra civilización(3.ª edición). Buenos Aires: Editorial Sudamericana. 1945 [1.ª ed. en inglés 1937].
- Napoleón, 1955
- The Path to Rome, 1902
- El camino de Roma. Producciones Gaudete. 2011. ISBN978-84-936787-5-3.
- Los judíos(1920), Ediciones Dictio, Buenos Aires, 1977
- Europa y la fe. Ciudadela Libros. 2008 [1922]. ISBN978-84-96836-23-5.
- Isabel de Inglaterra, hija de las circunstancias. Editorial Sudamericana. 1944 [1922].
- Luis XIV. Editorial Juventud. 1988.
- María Antonieta. Ciudadela Libros. 2007. ISBN978-84-935173-9-7.
- Richelieu. Editorial Juventud. 1984. ISBN978-84-261-0306-2.
- Robespierre. Editorial Juventud. 1985. ISBN978-84-261-0874-6.
- Las cruzadas. Homo Legens. 2006. ISBN978-84-934595-6-7.
- La prensa libre: ensayo sobre la manipulación de las noticias y de la opinión pública y sobre cómo contrarrestarla. Editorial Nuevo Inicio. 2007. ISBN978-84-934760-7-6.
- Cómo aconteció la Reforma. Emecé Editores S.A. Buenos Aires. 1945.
- Así ocurrió la Reforma. Ediciones Thau. 1984.
- Las Grandes Herejías. 1938.
- Cromwell. Editorial Planeta DeAgostini. 1996. ISBN978-84-395-4931-4.
- El estado servil. El Buey Mudo. 2010 [1912]. ISBN978-84-937789-2-7.
Su pensamiento puede resumirse en aquella famosa frase: “La fe es Europa y Europa es la fe”. Su profunda convicción religiosa lo llevó a ser uno de los grandes apologistas del catolicismo. Mostró su predilección por el distributismo (sistema económico basado en la iglesia católica) y fue fiel defensor y admirador de la encíclica Rerum Novarum del papa León XIII. Junto a Chesterton opinaba que «no queremos una Iglesia que se mueva con el mundo, sino una Iglesia que mueva al mundo». Comprendían claramente el peligro que suponía para la Iglesia y la sociedad la herejía del modernismo.
Belloc nos anticipaba –con alarma- “vendrá una nueva forma de tiranía, un sistema atroz, ni capitalista ni socialista, o ambas cosas a la vez, en la que una parte de la población se verá forzada a soportar a la otra”.
También sostenía con firmeza en su obra Europa y la fe que la iglesia católica fue el sostén que salvó a occidente, preservando lo mejor de Grecia y Roma. Sin la iglesia el destino de Europa es una penosa incógnita.
Era tan brillante en su rol de historiador que no solo es un apologeta católico sino que, por momento era un verdadero profeta sobre todo respecto a sus advertencias sobre el peligro del Islam.: «Siempre me ha parecido posible, e incluso probable, que el islam resurja y que nuestros hijos y nietos vean el resurgir de esa tremenda lucha entre la cultura cristiana y el que ha sido durante más de mil años su mayor oponente”
En 1934 fue condecorado por el papa Pio XI por los servicios prestados a la iglesia por la altura de sus argumentos y la valentía para defenderlos.
Algunos temas familiares lo entristecieron. Perdió dos hijos en la primera guerra mundial y hacia 1940 dejó de escribir. En 1941 sufrió una descomposición física de la que nunca se recuperó y falleció en 1953.
Joseph Hillarie Pierre René Belloc fue un excelente escritor de Inglaterra. Con una personalidad atrayente y singular plena de matices, se ganó el sobrenombre de Viejo Trueno entre sus congéneres.
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