El maltrato, el acoso y otras formas de violencia han sido tradicionalmente considerados normales en la formación médica de posgrado. Las residencias médicas son períodos de entrenamiento en los que el futuro especialista adquiere una serie de conocimientos y habilidades que le permitirán ejercer con autonomía en diversos escenarios. Desafortunadamente, durante esta formación, se presentan situaciones que, en su mayoría, podrían ser evitadas.
La práctica médica en muchos lugares está rodeada de ambientes tóxicos donde abundan la discriminación y la intimidación. Tras completar su formación de pregrado, los médicos optan por una especialización de posgrado que les otorgará el título de especialistas. La práctica médica suele seguir un modelo jerárquico, donde la persona con más experiencia ocupa la posición dominante. Es importante mencionar que quienes tienen más poder, como los jefes de servicio o jefes de residencia, son más proclives a ejercer acoso.
El maltrato, entre otras formas de violencia, es un problema común en hospitales y clínicas donde se realiza formación de posgrado. En muchos casos, el acoso se ha normalizado como parte de la experiencia profesional en la formación de médicos especialistas, y se estigmatiza a los residentes que exigen sus derechos.
En ocasiones, el agresor puede ser un residente de mayor antigüedad, un profesor o incluso el jefe del servicio. Cualquier tipo de violencia, con sus repercusiones en la salud mental del afectado, impactará negativamente en el rendimiento académico. Los perpetradores, al desconocer las consecuencias de estas prácticas hostiles, perpetúan conductas dañinas que terminan convirtiéndose en parte de la dinámica laboral de cada programa de posgrado. La consolidación de climas éticos débiles en algunos posgrados de medicina no contribuye positivamente a la formación del médico residente.
En países desarrollados como Alemania, se han reportado tasas de acoso de hasta el 70%. En Estados Unidos en una encuesta realizada en médicos residentes por la Asociación Médica Americana (AMA) a 688 encuestados, el 25% reportó haber experimentado daño no físico, el 22% se sintió presionado para informar horas de trabajo inexactas, el 25% mencionó haber sufrido algún tipo de intimidación y el 50% indicó que no se sentiría cómodo reportando intimidación. De esta última información se extrae un dato valioso: los residentes temen reportar los incidentes probablemente por miedo a represalias. Esto mantiene oculta la problemática, lo que tiene consecuencias negativas para la salud mental de los afectados y fomenta un ambiente tóxico tanto en el grupo de médicos residentes como en todo el equipo de trabajo.
Una de las deficiencias en las facultades de medicina es la falta de promoción del concepto de profesionalismo médico. Es crucial que, desde las etapas tempranas en las facultades de medicina, se fomente el profesionalismo como una competencia esencial para el buen desempeño en la práctica médica. No solo es necesario ser un excelente médico para el paciente, sino también mantener altos estándares morales que permitan tratar con dignidad a todos los miembros del equipo de salud.
En Colombia, es urgente caracterizar el problema del maltrato y acoso. El Ministerio de Salud, en colaboración con otras instituciones encargadas de la atención en salud, debe supervisar a las universidades para mitigar un fenómeno que no debe ser tolerado en ningún hospital. También se deben implementar líneas de investigación para analizar el problema desde una perspectiva regional y promover la formación en prevención e identificación temprana del acoso. Todo estudiante de medicina, enfermera o personal de salud debe reportar de inmediato cualquier situación anómala.
Finalmente, creo que los programas de posgrado en medicina deben realizar investigaciones exhaustivas para reducir el riesgo de situaciones de acoso. Aunque los programas de posgrado médico en Colombia son de alta calidad académica, esto no debe ser una excusa para prácticas que afecten la seguridad psicológica de los futuros especialistas, quienes estarán a cargo de nuestra salud. Es urgente abordar este problema para que únicamente la empatía y la compasión guíen la formación en un contexto de altos estándares académicos.
- Montes-Villaseñor E, García-González J, Blázquez-Morales MSL, Cruz-Juárez A, De-San-Jorge-Cárdenas XM. Exposición a la violencia durante la formación profesional de los residentes médicos. Ciencia UAT. 2018;12(2):54-66
- Siad FM, Rabi DM. Harassment in the Field of Medicine: Cultural Barriers to Psychological Safety. CJC Open. 2021 Sep 23;3(12 Suppl):S174-S179. doi: 10.1016/j.cjco.2021.08.018. PMID: 34993446; PMCID: PMC8712706.
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