Estamos a menos de un (1) año del próximo cambio de mandato presidencial en el Ecuador: Daniel Noboa le entregará la conducción a un nuevo Gobierno o alcanzará la reelección. Ante cualquiera de estos dos (2) escenarios, cabe indicar que la cuenta regresiva ha iniciado, teniendo varios desafíos por delante.
En lo político…
Se entrevé su complicada relación con la Vicepresidente, Verónica Abad, pues frente a una posible reelección, es ella quien asumiría la Presidencia del Ecuador. Resolver esta situación se torna vital, dado que el proyecto político de Noboa se encontraría en serio riesgo ante un eventual ascenso de Abad.
De igual forma, la relación con la Asamblea Nacional –tensa durante los últimos meses– marcará su gestión en lo que resta del año de mandato, no solo a causa de todo lo que hay en juego, sino porque muchos de los miembros del Legislativo probablemente participen en las Elecciones de 2025 –en conjunto con la Elección Presidencial–, conduciendo a asumir una posición que dependerá mucho de su popularidad. En caso de que Daniel Noboa mantenga altos niveles de aceptación, resultará contraproducente criticarlo debido a la “factura en las urnas” que le pasará a los movimientos o partidos que si tomen esa posición. Lo contrario, es que el actual Presidente esté a la baja y sin posibilidades, lo que será aprovechado por todos los grupos políticos para alejarse y aumentar la crítica al Gobierno saliente; eso sí, el movimiento que estará alejado de estas relaciones será Revolución Ciudadana (RC), ya que goza de un voto duro que bordea el 25 % del electorado, aunque existen expectativas de cómo y hasta dónde los afectará los casos de corrupción destapados.
No obstante, la consulta popular y el referéndum le dieron un impulso a las reformas legales que el Presidente desea implementar en materia de seguridad y aumento de penas para determinados delitos. Como logren ser aprobadas en la Asamblea Nacional, además de que puedan resolver los problemas de seguridad ciudadana que aquejan a la población –resultados que no se verán en el corto plazo, claro está–, serán determinantes para el éxito del actual Gobierno.
En el plano internacional…
La imagen del Ecuador aún no se recompone: el mundo nos sigue viendo como un lugar inseguro. Hay empresas que están trasladando operaciones a otros países para beneficiarse de los incentivos que estos tienen, así como también del clima de seguridad jurídica y ciudadana.
Asimismo, están las dificultades en las relaciones diplomáticas con México –que esperemos se solucionen en el corto plazo– y que van más allá de las posiciones antagónicas entre los actuales mandatarios. Sin embargo, es innegable que Noboa ha realizado esfuerzos por mantener activas las relaciones con los Estados Unidos, la Unión Europea, y otros países y naciones –de ahí las diversas giras presidenciales que llevó a cabo durante los primeros seis (6) meses de Gobierno–.
En el plano económico…
Ecuador atraviesa una desaceleración económica que llevaría al país a tener un crecimiento menor al 1 % (incluso podría ser negativo o nulo), reflejada en el estancamiento de ventas, atrasos en el pago a los proveedores y en los GAD –estos últimos representan cerca de mil doscientos (1.200) millones de dólares– que totalizan más de 5 mil millones de dólares, haciendo efectivo en los últimos meses el pago de las obligaciones a través de bonos estatales.
A esto se suma que desde el 1 de abril rige un incremento permanente del 12 al 13 % en el Impuesto al Valor Agregado (IVA) y un rango temporal de 2 % que lo ubicaría en el 15 % (por dos años) a revisarse por el Presidente en función de los informes del Ministerio de Economía y Finanzas. Si bien su justificación fue la lucha contra los grupos criminales organizados, dicho incremento afectará la reactivación económica, pero le permitirá captar cerca de mil (1.000) millones de dólares en este primer año, fuera de avanzar con “la tarea” que demanda un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que ante la posibilidad de brindar recursos a un país, siempre exige el aumento de ingresos y la reducción del gasto público.
En el primer apartado la subida de impuestos es la opción N.º 1, y el incremento del IVA es lo principal a considerar. Aunque, con las reformas que introdujo la Asamblea Nacional, le brindará cerca de cuatro mil (4.000) millones de dólares adicionales entre 2024 y 2025, si consideramos los aportes de la banca y de otros sectores, y el incremento del Impuesto de Salida de Divisas (ISD) que regresó al 5 %.
Por otro lado, estaría pendiente la segunda tarea que sería la reducción del gasto en dos (2) vertientes: 1) la burocracia que mantiene sueldos muy elevados en algunas instituciones y dependencias públicas; y 2) la focalización de subsidios, que aún no se ve clara se ejecute en el segundo semestre como ofreció el Presidente, y al ser un año electoral con un primer mandatario buscando la reelección, se ve más lejana la posibilidad de avanzar en esta línea, al menos en el presente año –ojalá nos equivoquemos–. Los subsidios deben llegar realmente a quien los necesita, cumpliendo, por supuesto, con la sostenibilidad en el tiempo de esas transferencias, así como con la temporalidad de la entrega de los mismos a los grupos vulnerables que esperan recibirlos, sin que esto se traduzca en contrabando de combustibles o de gas. Por ello, la relación con las multilaterales será fundamental para acceder a recursos para financiar al Gobierno y cumplir con sus acreencias internas y externas, dado aún el alto nivel de riesgo país –a pesar de haberse reducido sustancialmente en estos seis (6) meses–.
La crisis energética agravó el escenario económico con apagones que trajeron consigo importantes pérdidas para los hogares y las empresas; esperamos soluciones definitivas y que, simultáneamente, esta problemática de paso a inversiones en energías alternativas que el Ecuador pueda aprovechar. Además, el Gobierno debe continuar con la apertura comercial, avanzando en las negociaciones con diversos países (Canadá, por ejemplo) y concretarlas en el menor tiempo posible, usufructuando y potenciando a su vez las existentes, como con la Unión Europea y China.
En definitiva…
La lista de acciones a llevar cabo por el Presidente Noboa es larga. Debe, entre otras, resolver la situación de seguridad social (bomba latente), y priorizar en la mejora de la infraestructura del país –especialmente de la vialidad– y en el desarrollo de alianzas público-privadas, pues la carencia de recursos estatales es notaria: al revisar el plan anual de inversiones, es apenas de unos mil ochocientos (1.800) millones de dólares.
No obstante, frente a los múltiples retos, están las oportunidades y la posibilidad desde nosotros mismos trazar la ruta de crecimiento y prosperidad que se necesita.
Esta columna apareció por primera vez en nuestro medio aliado El Bastión.
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