A superar el engaño

“[…] algunos medios han servido como plataformas para desviar la atención y tergiversar la realidad. Pero esto no es una servil casualidad, sino fruto del actuar de grupos económicos propietarios de los medios y al mismo tiempo de aseguradoras, fondos de pensiones, administradoras de riesgos laborales, cajas de compensación y entidades prestadoras de salud”


En un país donde un tercio de la población come dos veces al día, una pequeña porción se pensiona y solo quienes pagan planes adicionales acceden a una salud digna, millones vieron en el proyecto de Gustavo Petro una oportunidad alcanzar la paz y superar de una buena vez la condena a la eterna soledad. Y ya van 10 meses del primer gobierno progresista de Colombia, periodo en el cual se han desplegado diversas acciones para nivelar la cancha en uno de los países más desiguales del mundo.

Sin embargo, para ciertos círculos, el país estaba bien en la inercia que venía, por lo que las reformas de Petro no serían sino dispositivos con los cuales destruir los avances de los últimos años.

Muy propio del realismo mágico, quienes condujeron al país a través de décadas de sangre, sudor y lágrimas, hoy tienen el descaro de dar cátedra sobre qué hacer y no hacer. Y claro, como a pesar de todo, Colombia creció en lo macro, protagonistas de las últimas décadas se apropian de la narrativa engañando a la población desde sus tribunas, pintando las propuestas del gobierno como si fuesen lo peor para el país.

Así, aparecen expresidentes que alertan de la gravedad de revertir las medidas adelantadas en sus administraciones, pero también ex vicepresidentes mencionados por paramilitares ante la justicia, o que fungen de directores de partidos políticos atravesados por el clientelismo y la corrupción.

Igualmente, tienen la palabra ex ministros en cuyas gestiones sucedieron las transformaciones del Estado, o tuvieron a lugar los hechos más atroces que haya visto la sociedad en los últimos años. Asimismo, tienen asegurado su espacio autoridades cuyo único mérito ha sido heredar estructuras electorales de algún cercano, o haber repartido la suficiente mermelada como para tener maquinaria y avales para llegar donde están.

En esta tarea, y en nombre de la libertad de prensa, algunos medios han servido como plataformas para desviar la atención y tergiversar la realidad. Pero esto no es una servil casualidad, sino fruto del actuar de grupos económicos que fungen como propietarios de los medios y al mismo tiempo de aseguradoras, fondos de pensiones, administradoras de riesgos laborales, cajas de compensación y entidades prestadoras de salud. Mismos grupos que a su vez son dueños de otros medios, equipos de futbol, cerveceras, bancos y constructoras, entre otros emprendimientos, y que además tienen nexos con partidos políticos y familias a los que pertenecen las autoridades descritas.

Y en pleno uso de estos vínculos, los dueños de la narrativa engañan a la población posando al país como si sólo le faltaran unos retoques de pintura. En titulares tendenciosos, equiparan hechos que el propio gobierno actual condena, con realidades terribles que sucedieron bajo su gestión.

Por ejemplo, semana tras semana, dan espacio para señalar que cada cosa que pasa es el escándalo político más grande de la historia del país, olvidando que Colombia ha tenido condenas internacionales por lesa humanidad y violaciones a los derechos humanos; carteles en diferentes rubros; políticos presos por hechos de la más variada naturaleza delictual; corrupción estructural; relaciones entre poder y narcotráfico que han sido relatadas en series y películas, pero que las autoridades de justicia, vigilancia y control han hecho vista gorda; entre tantas otras realidades.

Dijo el presidente en el anuncio del primer cese al fuego con el ELN, que la intensidad de la historia está llena de luchas y que si seguimos como vamos, pereceremos, pero que si cambiamos las formas prevaleceremos. Ojalá el país despierte del engaño y abrace en las calles y urnas un proceso de cambio que busca defender la naturaleza, la vida y la paz.

Fotografía: @marya0513


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Simón Rubiños Cea

Consultor y asesor político. Coordinador del Grupo de Investigación en Desarrollo Territorial, Paz y Posconflicto (GIDETEPP-UNAL) e investigador del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG)

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