Advertimos que pasaría. Los convocantes a las marchas no cedieron a los ruegos de epidemiólogos y autoridades, ni al sentido común, pues sabían que habría vandalismo, como lo hubo, y sabían que habrá contagios y muertes.
No cedieron ni al mandato de un juez, que no prohibía, sino que ordenaba suspender las marchas; pero se sienten por encima de la justicia y, de hecho, pasaron por encima de ella. Es la inconsecuencia del líder de la destrucción y el caos, que se autoproclama respetuoso de la Ley, pero le importó nada la sentencia del Tribunal de Cundinamarca.
Mientras tanto, Gaviria agita el trapo rojo contra el Gobierno, pero calla sobre la desobediencia a la justicia, como callan el centro-santismo y Fajardo, apoyando las marchas sin apoyarlas; rechazando el vandalismo porque toca, pues lo que importa es desacreditar al Gobierno para competir con Petro como salvadores en 2022.
Habrá más contagios, quizás un cuarto pico, sin haber salido del tercero y con ciudades con ocupación de UCI superior al 90%. El comercio, que lucha por levantar cabeza, deberá recuperar 230 mil millones perdidos en un día… y lo que falta. ¿Cuánto cuesta recuperar la infraestructura destrozada?, ¿cuánto perdieron las empresas por la inasistencia a trabajar a que invitó Petro?
Esas cuentas, que pagaremos todos, son más inconsecuencia de Petro y compañía, que se oponen rabiosamente a que el Gobierno busque recursos para programas sociales y de preservación del empleo, pero su propuesta es “apagar el incendio con gasolina”, con destrucción y bloqueo de la economía, cuando el país clama por reactivación.
Es la inconsecuencia demagógica de pedir y pedir, como si la plata se diera silvestre. Los recursos para programas sociales, con ingreso solidario hasta julio de 2021, suman 20,8 billones; las vacunas cerca de 3 billones y la aplicación otro tanto. ¿De dónde flores, si no hay jardines?
Si no quieren aglomeraciones, retiren la reforma, amenaza Petro, chantajeando con la salud y la vida de los colombianos. ¡Retírenla!, grita la izquierda, Roy, Benedetti y Cepeda, amenazando con “paro legislativo” ¡Lo que faltaba! ¡Retírenla!, repiten Velasco, Cristo y De la Calle, todos extorsionistas políticos.
El debate no es en las redes, ni lanzando la gente a la calle a todo riesgo, mientras agitan agazapados en sus casas. Su deber constitucional es darlo en el Congreso; para eso los eligió el pueblo y para eso les pagamos. Negarse a hacerlo es prevaricato por omisión.
La arenga de retirar el proyecto solo busca doblegar al Gobierno, pero detrás de esa mezquina extorsión olvidan lo importante: Cómo auxiliar a los más pobres, que no marchan ni vandalizan, cómo evitar que se pierdan más empleos, cómo sostener la educación pública, cómo reducir el contagio, cómo evitar que Colombia siga muriendo.
N.B.: abril 29…: 505 muertos
Comentar