Para las próximas elecciones parlamentarias, son varios los candidatos que han construido su discurso y propuesta de campaña a partir de los problemas y desgracias sociales de nuestro país hermano. Ahora, es común ver por las redes sociales y en diferentes estrategias de propaganda política el miedo y el principio del enemigo único: “nos convertiremos en un Venezuela Castro – Chavista. La desgracia y pobreza del Comunismo”.
En un país como Colombia, que tiene bajos niveles de educación con calidad, es común que calen discursos de este tipo. Para el consultor en educación Julián de Zubiría “en Colombia, sólo el 1% de la población lee de manera crítica”. En este sentido, los políticos en el país políticos no usan las ideas y principios para administrar el poder político sino que lo dirigen con emociones irracionales, desinformación, con lo cual logran encauzar sus intereses ante la masa incauta y pastoril.
Por lo anterior, es irresponsable usar la afirmación de que nos convertiremos en un país comunista como estrategia de campaña, pues para que la fallida revolución bolivariana se replique en Colombia tendrían que pasar muchas similitudes que hasta ahora no son viables. Para comenzar, Venezuela ha sido una nación con una historia de inestabilidad institucional generada por la injerencia de las fuerzas militares en la política desde siempre, mientras en Colombia la élite política ha dominado al ejército por siempre, rezagándolo a funciones de milicia con obediencia total.
Así mismo, con una riqueza descomunal basada en una de las reservas de petróleo más grandes del planeta, la aristocracia venezolana se dedicó desde siempre a controlar las rentas, aislándose de la política y las necesidades de la población venezolana, dándole espacio a que apareciera en escena el gobierno de Hugo Chávez. En tanto, en Colombia no tenemos rentas tan grandes, la riqueza de este país depende de muchas variables que ya están bajo el control de las élites políticas y económicas, cuyo contubernio ha hecho que el poder de este país sea siempre de ellos y es improbable pensar que ahora lo vayan a perder.
De igual manera, es inaplicable este discurso demagógico cuando los colombianos tenemos una cultura política con aires de derecha, somos poco o nada reaccionarios. Mientras en América Latina la alternancia ideológica de derecha a izquierda y de izquierda a derecha se ha dado durante casi todo el siglo XX y el siglo XXI, en Colombia siempre hemos estado gobernados por la derecha, con los resultados del país que tenemos. En cambio, los venezolanos han sido un pueblo más reaccionario durante toda su historia, con muchos grupos insurgentes y movimientos sociales que se levantaron ante sus líderes como sucedió en el denominado caracazo en febrero de 1989, y tarde o temprano este pueblo se levantará del mal Chavista que los aqueja.
Finalmente, es poco probable el Castro-Chavismo cuando en el entorno del continente retumban gobiernos de derecha y brotes nacionalistas que vienen del país del norte que poco o nada le interesa tener un aliado Castro – Chavista en su patio trasero. De esta manera, señores electores los invito a no sufrir por el vecino, sino a votar por candidatos que propongan la solución a los problemas reales de nuestro país, problemas de todos los colores y sabores, recordando que no vivimos en Suiza, ni en Finlandia, sino en Cundinamarca, donde la corrupción, la inseguridad con grupos armados de todo tipo, la falta de oportunidades, la carencia de salud y buena educación cada día nos convierten en un verdadero Estado fallido.
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