El ‘Outsider’ de la política

Sorteada la suerte de la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Colombia, los resultados fueron evidentes, el abstencionismo bajo, la gente votó por el cambio, una cambio al establecimiento y a todo aquello que representa el continuismo en el manejo de la política y se consolidó el voto anti petrista con un aproximado de 12.188.932 votos.

El escenario entonces para la segunda vuelta en Colombia no fue el que se planteaba hasta hace unas semanas, especialmente en cuanto a las posiciones de las encuestas (que no necesariamente predicen el futuro, están en función del desarrollo de las campañas) lo que sacudió todo el escenario político para esta segunda vuelta.

Desde la campaña de la izquierda extrema las reacciones no se hicieron esperar, porque sin duda alguna no era el resultado que esperaban para darle fuerza a su discurso anti establecimiento, en contra de las instituciones y por supuesto toda la guerra sucia que esperaban usar en su intento de ganar las elecciones, como lo han hecho en cabeza de Gustavo Petro las últimas tres elecciones presidenciales.

Se enfrentan entonces a un ‘outsider’ de la política, alguien que rompe el discurso anti establecimiento precisamente por no ser político de tradición, pero además porque no está rodeado de politiqueros tradicionales y barones políticos, el ingeniero ha sido coherente con su afán de aliarse al pueblo colombiano, ese que le dio la segunda votación en esta primera vuelta y que no necesitó las maquinarias en los departamentos y a nivel nacional para obtenerla

Entonces si el ingeniero es el outsider en esta contienda, ¿Quién representa el continuismo? No hay que ser saber mucho de política para identificar al candidato de la extrema izquierda como aquel que representa el continuismo, sobretodo el continuismo de la política del siglo XX, enfocada en el odio clases y la destrucción económica y social de los países, pero además su campaña le ha abierto las puertas a los peores corruptos de este país y ofrece ‘perdón social’ a los criminales, terroristas y quienes han desangrado las arcas del Estado.

Sin embargo es curioso cómo nos han vendido a Roy Barreras, Piedad Córdoba, Armando Benedetti, Clara López, Aida Avella, Alfonso Prada, María José Pizarro, Iván Cepeda, Wilson Arias, Carlos Caicedo, Rafael Martínez o la Gata por mencionar algunos, como los nuevos liderazgos en el escenario político, cuando claramente han vivido del Estado financiado por todos los colombianos y que se han acomodado a los distintos gobiernos, seguramente asegurando beneficios personales.

Replicar la política del siglo XX, el odio de clases y el ‘todo vale’ no le sirvieron al líder del socialismo del siglo XXI en Colombia, Gustavo Petro, para llegar al poder, históricamente solo una persona ha llegado a la Casa de Nariño en primera vuelta y dos veces, Álvaro Uribe Vélez, y su propuesta no significó un suicidio para el país, por el contrario, al estilo de los liderazgos del siglo XXI, logró avanzar en el desarrollo institucional y mejorar los indicadores de nuestro país en muchos aspectos.

Para quienes somos escépticos al cambio, nos enfrentamos a un escenario complejo, sin duda alguna viviremos procesos de cambio en nuestro país, pero el reto más importante durante los próximos cuatro años es ser veedores ante un eventual gobierno del Ingeniero, aplaudir lo bueno y señalar lo malo y por supuesto confiar la responsabilidad al congreso electo de mantener la estabilidad y cordura en el futuro del país.

Juan Pablo Gutiérrez Romero

Activista y defensor de los Derechos Humanos, estudiante de Negocios Internacionales, con énfasis en Resolución de Conflictos y promoción y ejecución de los Derechos Humanos, experto en Marketing Digital y pasante del Programa de Dirección General del Grupo Rinsa en el marco del proyecto Emprende LATAM 2022

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