50 sombras de puro fraude

“50 Sombras de Grey”: el hijo “porno” de “Crepúsculo”

 

50 Sombras de Grey por aquí50 Sombras de Grey por allá… He visto memes, comentarios, sorteos de entradas y el dichoso póster de la película dando vueltas por cada rincón de la red… Eso sin contar con la desbordante emoción que mis conocidos “morbosos caletas” demostraron en los previos al estreno (ahora varios ya no lucen tan contentos… creo  que esperaban  más morbo).

Hace ya varios meses que había escuchado comentarios sobre el libro: Algo acerca de una comadre que accede convertirse en esclava sexual de un tipo guapo y millonario. Vale decir que en lo absoluto tengo prejuicios sobre los temas sexuales, siempre y cuando estén justificados  dentro del argumento y sean abordados de modo inteligente. Sin embargo, la “literatura bestsellera” siempre me ha provocado cierta desconfianza y son pocos los títulos de este rubro los que llegan a despertar realmente mi atención. No quise darle una oportunidad.

Ha sido el barullo que se ha hecho a partir del estreno de la película que acabé cediendo a la presión social. Era necesario darle una ojeada para corroborar mis primeras impresiones sobre la historia (pero eso sí.. desde la compu, gracias a la piratería cibernética).

Érase una vez… un sádico “pepa” y con plata

Ésta es la historia de Anastasia  -“Ana”- Steele (Dakota Johnson), una universitaria de 21 años, estudiante de literatura, quien debe entrevistar al joven y atractivo magnate Christian Grey (Jamie Dornan). La primera impresión que tenemos de ella es que nos provoca Ana, es la de una chica algo tonta y “cucufatona”, no sólo por su modo de vestir; también por su torpeza e inseguridad a la hora de presentarse ante él. Por el contrario, Grey se ve -por todos lados- como un sujeto poderoso. La interacción entre ambos recuerda claramente a la de cazador acechando víctima.

Al poco tiempo, ellos se vuelven a encontrar. Él se encarga de pactar otra cita profesional; luego aparece en el trabajo de Ana, y poco después, también en una fiesta a la que ella asiste. La atracción surge entre el stalker y la acosada, quien, por algún motivo inexplicable -platónico- cae profundamente enamorada, al punto en que accede a los “peculiares jueguitos” que él le plantea (ser amarrada, amordazada, azoada, golpeada, penetrada de modo agresivo… sin pasar por alto “pequeñas sutilezas” como el que ella no puede tocarle sin permiso, deba esperarle arrodillada y llamarle siempre “Señor Grey”). Por supuesto, el “Señor Grey” le dice que si ella accede, él se entregará por completo (yaaaaaaaa!).

Ni erotismo ni drama ni pornografía… En otras palabras: “ni chicha ni limonada”

Creo que quienes asistieron a ver la película, esperaban ver: o bien un romance intenso y apasionado, o bien un filme muy erótico, o una buena dosis de sexo puro y duro. El resultado no llena ninguna de las expectativas.

Por una parte, tenemos una historia floja que no va más allá del encuentro entre estos dos sujetos de personalidades opuestas y sus posteriores encontrones sexuales. Ninguno de los personajes está bien desarrollado: Conocemos rasgos generales sobre el pasado de Christian Grey, pero ninguno es explorado a fondo como para que podamos comprenderle e identificarnos con sus demonios; por otra parte, tenemos a Ana: virgen, tímida, cursi, de personalidad nerviosa; ella cree que el “bad boy” es un príncipe azul traumatizado y necesitado de amor; está convencida de ello desde el inicio aunque no sepa prácticamente nada de él, y se entrega casi sin pensarlo al lobo feroz…sólo porque tiene cara bonita y bastante glamour.

No sé ustedes, pero yo sentí que me encontraba frente a una tremenda calabaza con las hormonas en ebullición a un nivel suicida. Vale decir además durante toda la película el papel femenino es completamente pasivo; ella no aporta nada a la relación: él le dice lo que tiene que hacer, la persigue, la observa y la controla. Ella únicamente reacciona al final, cuando decide que su “príncipe” se ha pasado de la raya (le pegó más fuerte de lo usual) y le dice que “ya no”. Es en ese momento que observamos al sujeto preocupado, consternado por lo que va a pasar; a pesar de ello, nunca podemos afirmar que esté enamorado. Él parece interesarse, pero no lo suficiente como para abandonar sus parafilias… a la vez, muestra un miedo a sentir que parece discordante con la actitud del sádico que pretende ser. En otras palabras, no convence ni como “bad boy” ni como “príncipe azul”. Por si fuera poco, los momentos en que se le muestra “atormentado por su pasado”, tampoco se le ve lo suficientemente perturbado o dolido.

Dado que el erotismo consiste en trabajar la sugerencia a partir de un argumento interesante, que lleve progresivamente a la estimulación sensorial mediante la imaginación… el objetivo tampoco se logra. La cursilería forzada en contraste con actos que pretenden impresionar por su brutalidad genera un mal resultado, algo que no se siente natural y queda siempre “a medias tintas”; dicho en fácil: “no es sexy”… dicho con más crudeza: “no pone”.

Finalmente, de quienes ya hayan visto la película y se encontraban en el grupo de los que esperaban ver pornografía, no me cabe duda de que también salieron del cine profundamente decepcionados. 50 Sombras de Grey no tiene nada de explícito, e irónicamente, si bien el sexo es el tema central de la película, tampoco se muestra a un nivel que alcance la clasificación “soft porn”.

El problema del trasfondo

A partir de la película ha entrado bastante en discusión el hecho de si el argumento es o no machista y promotor de la violencia. Quienes la defienden señalan que no es así, puesto que la protagonista ha firmado un contrato en el que acepta las condiciones, y al final de la historia, es ella quien decide irse.

La cosa no es tan sencilla.

Grey no es un tipo que limite su afán dominante al terreno sexual. Él es un tipo que acosa a su presa, le pone límites, busca controlar su agenda y aparece en su casa de manera repentina. Se toma libertades como la de vender el auto de ella y lo “subsana” comprándole uno nuevo (traducción: “Si te da regalos, no importa que él decida qué cosas debes tirar a la basura”).

Por otra parte, es cierto que entre gustos y colores no se puede juzgar, y esto también se aplica a los placeres sexuales. En teoría, debes poder hacer lo que quieras siempre y cuando no lastimes a otros y respetes su liberad; partiendo de ello, si a una pareja le gusta jugar al sadomasoquismo, nadie debería meterse. Sin embargo, en50 Sombras de Grey la cosa no está tan bien delimitada: Recordemos que Ana es virgen y tonta y cree ingenuamente que ha encontrado al tipo de sus sueños. Ella se enamora de él “a primera vista”, y cuando intenta convencerle de tener una relación “más normal”, él le dice que no acepta un tipo de relación que no sea la de “amo y sumisa”. Luego de ello, Ana decide tomarse unos días para pensar, pero el señorito Grey aparece en sus aposentos sin previo aviso y la seduce. Así lo hace en varias ocasiones hasta que la “pobre mujer sin carácter” (una vergüenza para el género femenino) ya está lo suficientemente enganchada para ceder. A esto sumémosle también la situación de desigualdad en cuanto a que ella no tiene “permiso” para frecuentar a otros hombres, pero sí debe aceptar el que su “amo” se vea con otras 15 mujeres.

Al menos desde mi perspectiva, está bastante claro que, de igualdad entre géneros, este argumento no tiene mucho…

Como Crepúsculo… pero peor

Yo pensaba que después deCrepúsculo no podía aparecer otro bestseller más pobre (y por lo tanto, otra saga de blockbusters más lamentable)… Ingenua yo.

No sólo 50 Sombras de Greycuenta con un argumento soso, personajes huecos y un desarrollo aburrido, sino que -encima- tiene poco de original. Tal vez a varios se les escape el dato, pero esta historia surge como un fanfiction* sexual de la saga de Stephenie Meyer… Es decir, que los nombres originales de Christian Grey y Anastasia Steele eran, ni más ni menos, que Edward Cullen e Isabella Swank. De aquí que, por ejemplo, coincidan en el hecho de contar con un personaje masculino dominante, celoso y controlador, y un personaje femenino pasivo, sumiso y casi alegórico. Él, a su vez, representa un peligro para ella y ella es consciente de la situación, pero al parecer ninguno de los dos puede o quiere evitarla.

 
¿Cuál es peor? ¡Hagan sus apuestas!

El fanfiction en cuestión se llamaba Master of the Universe y según fue ganando apogeo, la autora, E.L. James, decidió reescribirlo cambiando los nombres, características físicas de los personajes y alguna que otra situación. El nuevo producto fue nombrado 50 Sombras de Grey y luego fue totalmente retirado de la web para que la publicación online no compita con las ventas de la nueva edición impresa (… así es “business”…).

En resumen: Crepúsculo + triple sexo + violencia = 50 Sombras de Grey.

… Saquen ustedes sus conclusiones.

 

(¿Cómo dicen? ¿Que no mencioné al director?… Bueno, en este caso no me pareció importante. #Fin)

(…Y el trailer pinta mucho mejor que la película…)

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*Fanfiction: Relato inventado por los fans utilizando personajes y/o contexto de una historia que ya existe.

 

 

 

[author] [author_image timthumb=’on’]https://alponiente.com/wp-content/uploads/2015/01/alexiel-vidam.jpeg[/author_image] [author_info]Alexiel Vidam Escritora desadaptada, mangaka, guerrera shaolin, bruja de medio tiempo, cinéfila, friki, blogger, webera profesional. Yo entrené a Chuck Norris. http://cinematosiscronica.blogspot.com/[/author_info] [/author]

 

Alexiel Vidam Ariza

Escritora desadaptada, mangaka, guerrera shaolin, bruja de medio tiempo, cinéfila, friki, blogger, webera profesional. Yo entrené a Chuck Norris.

2 Comments

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