¿Y la ciencia para cuándo?

Foto: Yesid Álvarez

El Congreso de la República aprobó en la madrugada del miércoles 26 de octubre el Presupuesto General de la Nación (PNG), que será empleado para la vigencia fiscal del siguiente año (2022). La votación del PNG pasó en senado con 68 votos a favor y 9 en contra, por el lado de la Cámara de Rpresentantes con 117 votos a favor y 18 en contra.

En el balance del Presupuesto hay varios sectores que se vieron afectados, uno de ellos es el de ciencia, tecnología e innovación (CTI), realmente podríamos decir que es el más afectado. Para el próximo año se añadieron 330.519 millones, con una reducción del 20% que se había aprobado para el año en curso.

Lo anterior marca una ofensa para el sector CTI que viene golpeado desde hace muchos años, pero con la pandemia había mostrado la fragilidad que tenía el país en ese tema, la incapacidad inicial de tener PCR’s para diagnostico oportuno y adecuado, los rastreos genómicos que tardaron en implementarse, la fabricación de vacunas o medicamentos que finalmente se adquieren por la importación gracias a la investigación de países con grandes apuestas en el tema; EE. UU, Inglaterra, Alemania, etc. Evidentemente teníamos una enorme desventaja como país al tener  que esperar importaciones de recursos, aunque muchas universidades tenían el talento humano dispuesto a afrontar la crisis, gracias a una formación en investigación  que se ha venido dando desde hace tiempo, aunque de manera lenta, y esto dado los desalentadores panoramas de inversión en investigación y desarrollo (I+D), a la llegada del presidente Iván Duque, la inversión del país era del 0.26% del PIB, su promesa fue un 0.7%, cifra que evidentemente está lejos de reflejarse.

Y es que son varios los sectores académicos y científicos de todas las áreas de la investigación las que vienen solicitando el incremento a la cartera, teniendo en cuenta la creación del ministerio de ciencia en el 2019 en el gobierno de Duque, aunque este tiene un veto por parte de la Corte Constitucional, declarando inexequible la normativa que fue sancionada por el presidente; pero el alto tribunal dio un plazo de dos años para subsanar los vicios que se identificaron en la ley, dado que no se fijaron los objetivos ni la estructura orgánica del articulado.

Y es que el panorama de Colombia y parte de la región en la inversión de CTI es desalentadora, demos un breve repaso: Las apuestas de la región en tema de ciencia, tecnología e innovación se diversifican enormemente, dependiendo en gran medida de las apuestas políticas de los gobiernos de turno. Según la UNESCO en Latinoamérica son pocos los países con excepción de Brasil, donde la intensidad de las actividades enfocadas a investigación y Desarrollo (I+D) alcanzan una dinámica que se pueda comparar con países donde la economía del mercado es emergente. Y se agrega que son pocos los países que tiendan a ser competitivos a nivel internacional en campos de actividades de alta tecnología. Brasil, es el único país que gasta más del 1% de su PIB en I+D. La inversión de Colombia en PIB para el área es de 0.3% del PIB aproximadamente, mientras el promedio de los países pertenecientes a la OCDE es de 2.5%. Por otro lado se han venido generando un cambio en las apuestas, mientras I+D va disminuyendo la captación de recursos privados, ya que este sector se está enfocando en innovación, la producción de ciencia en cualquiera de sus ámbitos tiende a ser poco atractivo, allí es donde parte la discusión de la necesidad de entender las ciencias como una forma para la resolución de problemas, avances en sociedad y generar las pautas para el desarrollo, de aplicaciones que permitan la diversificación de la economía, el fomento de trabajos para personas con mayores títulos académicos, y es que allí parte otro de los problemas en la actualidad, el escenario para que se dé un fenómeno conocido como “fuga de cerebros” donde las personas que van adquiriendo estudios de alto nivel como maestrías o doctorados, no tengan más posibilidades que las de partir a otras naciones en búsqueda de oportunidades para desarrollar sus habilidades en investigación, sin dejar a un lado la academia.

Parte de lo que se viene pidiendo por sectores científicos como el de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, es la mayor inversión, la creación del mencionado Ministerio sigue con el mismo presupuesto que el de Colciencias, a parte que sigue bajando, siendo uno de los peores presupuestos de los ministerios. Por otro lado, la academia en manos de su presidente Enrique Forero, recalca la necesidad de un ministro acorde al cargo, con experiencia, caso que no se da con el ministro actual.

Y a falta de un Congreso que se encamine de dar las luchas pertinentes para la defensa de este sector tan necesario, pero abandonado en el país, y enfocarnos en lo que muchos sectores han denominado: los pasos necesarios para una soberanía científica, técnica y tecnológica.

Columna de: Yesid Álvarez y Víctor Correa.

Víctor Javier Correa Vélez

Medico, Mg en Gobierno y políticas públicas, político, ex Representante a la Cámara en el periodo 2014- 2018, Nací en Medellín en 1986, crecí buena parte de mi niñez en Concordia Antioquia, hijo de Marina Velez Caficultura y lideresa del sector y de Fernando Correa campesino asentado ahora en en bajo cauca Antioqueño, fui socorrista en la defensa civil colombiana durante 6 años, formé parte de movimientos sociales como la Mane, el movimiento nacional por la salud, el colectivo salud digna del paro del 2013, fue uno de los negociadores del paro agrario y cafetero del 2013.

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