Urrao, el “país” de los Rigos

“Urrao, el “país” de los Rigos, genera esa misma fascinación que marcó la vida de “Leo Le Gris”, seudónimo de León de Greiff, que pareciera quiso dar vida a una figura mítica con la cual explicase su estancia macondiana en “El país del Sol Sonoro, Bolombolo”. Así como en Villa Quién, cuyos habitantes se hacían únicos fuera de sus límites dadas sus particularidades y características sinigual. Y es que eso sucede en Urrao, pareciera que todos son Rigos.”


Solo quien ha tenido la fortuna y el privilegio de visitar el valle del Penderisco, podrá entender a profundidad lo que se dice en esta columna. Y es que la bionovela “Rigo” ha despertado el interés de una audiencia habida de producciones amenas, pero también el deseo de conocer al protagonista de la misma y su querida tierra Urrao. Sin embargo, lejos de la expectativa de los productores que no esperaban el éxito del proyecto, por costos decidieron hacerla en un municipio cercano a Cundinamarca, lo que desafortunadamente privó a la teleaudiencia de conocer ese mágico territorio del suroeste de Antioquia, en donde nació el personaje principal y al que se llega siguiendo una serpenteante carretera hasta hace pocos años en trocha, atravesando montañas, ríos, peñas, para llegar, como si fuera un libro de aventuras, al más hermoso de los valles, cuyo oleo es entronizado con el majestuoso y curvoso Río Penderisco.

Mis ancestros son del vecino Betulia, también inevitablemente mencionado en la novela, por lo que la novela me genera cierta identidad con sus gentes, sus tradiciones, dichos y realidades, algunas no muy bien ponderadas. En los últimos cuatro años he tenido un acercamiento constante al municipio por mi quehacer profesional, llevándome incluso hasta lugares apartados como el Corregimiento de Mandé, hasta hace algunos años distante a día y medio de camino desde el casco urbano y hoy cada vez más cerca, aunque sigue obligando al menos 8 o 9 horas de camino, incluyendo la travesía en mula, en mi caso, a 40 minutos en helicóptero; llegar allí en mula es una aventura que me debo. Dicho lugar es tristemente recordado porque fue allí donde asesinaron al ex gobernador de Antioquia, su ex asesor de paz y 11 militares en un fallido rescate. Pude también estar en el corregimiento La Encarnación, a hora y media desde el casco urbano, territorio que sirve de prólogo para poder leer a Urrao. La Encarnación fue epicentro de una horrenda masacre, de asedios paramilitares y guerrilleros, de exclusión y estigmatización, pero sus habitantes lograron constituirse en alma del proceso resiliente de este municipio.

Es inevitable no alegarse cuando se ve o lee las noticias, artículos, especiales que hablan de Rigoberto Urán “Rigo”, cuya mejor carrera ha sido mostrar al mundo el paraíso terrenal al cual vuelve constantemente, de manera presencial o también en su actuar, hablar pero, sobre todo, en su pensar. Urrao, el “país” de los Rigos, genera esa misma fascinación que marcó la vida de “Leo Le Gris”, seudónimo de León de Greiff, que pareciera quiso dar vida a una figura mítica con la cual explicase su estancia macondiana en “El país del Sol Sonoro, Bolombolo”. Así como en Villa Quién, cuyos habitantes se hacían únicos fuera de sus límites dadas sus particularidades y características sinigual. Y es que eso sucede en Urrao, pareciera que todos son Rigos.

Este municipio ubicado en el suroeste de Antioquia, que limita con el occidente, el Chocó y el Urabá, extenso como Luxemburgo (sus medidas no son iguales por 30 kilómetros), posee páramos, valles, bosques húmedos tropicales, población afro, indígena y mestiza que enriquecen aún más sus tradiciones y singularidades. También posee una extraordinaria riqueza aurífera, que ha traído más desgracias que posibilidades. La historia de Rigo es espejo de la realidad de sus paisanos; los urraeños también son ejemplo de tenacidad, bondad, resiliencia y superación, este territorio fue azotado por las peores formas del conflicto armado: masacres, desapariciones, ejecuciones extrajudiciales, confinamientos, desplazamientos y crímenes contra poblaciones étnicas.

Sus habitantes nunca claudicaron y entendieron que era suficiente la victimización a manos de todos los actores armados, tanto ilegales como legales. Es a partir de ese enorme iceberg que fue el conflicto armado donde surge la inequívoca prospectiva del urraeño, que les permitió entender que había fronteras transitables más allá de los aparentes límites de los tradicionales cultivos de granadilla, lulo, aguacate y café. Conscientes del exuberante y privilegiado entorno, soñaron, diseñaron y se prepararon para abrir las puertas de su municipio al Departamento y al “otro país”. No hay otra forma de entender cómo un pueblo a cinco horas de Medellín, que lo anteceden  tres municipios más, llena sus hoteles cada fin de semana de turistas de todas las pelambres quienes llegan a ciegas (pues solo tienen referencia de ese “país” los relatos del querido Rigo, y luego de sorprenderse de la realidad que los acoge, regresan una y otra vez para seguir conociendo aquel, ya no país con un sol sonoro, sino un sol en forma de páramo, el Páramo del Sol.

La prospectiva, la resiliencia, la capacidad de superar las vicisitudes permitieron que un municipio estigmatizado, apartado y casi que excluido hace apenas 20 años atrás, hoy sea, no solo despensa agrícola, sino también productor y exportador de sonrisas, aventuras e historias que abonan la capacidad de resistencia de gentes de “otros países” semejantes a Urrao, pero que todavía no han logrado sobreponerse a los obstáculos propios de su realidad. Urrao, no solo se sobrepone a su realidad, sino que la transita y la excede. ¿Muy atrevido yo al decir que cuando comenzamos a bajar del Brechón, nos adentramos a los confines de una nueva tierra media en donde un nuevo Macondo nos espera?.


Todas las columnas del autor en este enlace: Diego Ibarra Piedrahita

Nota: Foto de María Camila Durango Vargas

 

Diego Ibarra Piedrahita

Soy historiador, egresado de la UdeA, Magíster en Conflicto y Paz de la UdeM, me he dedicado los últimos 12 años a la función pública, en donde he sido Asesor de Control Interno, Secretario de Salud encargado, capacitador en el programa de Paz y reconciliación de la Alcaldía de Medellín y Coordinador de Alto Gobierno de la Escuela Superior de Administración Pública, Antioquia-Chocó.
Muchas gracias

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