Una vida asesinada en la proximidad de una primavera sin paz

‘’Ese era mi hijo, un niño lleno de ilusiones.’’


Investigación

Las Ejecuciones Extrajudiciales fueron asesinatos sistemáticos, en los que civiles eran retenidos, a veces desaparecidos y asesinados, para ser pasados por guerrilleros , cometidos por distintas instituciones de la Fuerza Pública, según José Miguel Vivanco, de Human Rights Watch, en un sexenio ubicado entre el 2002 y el 2008, hechos por los funcionarios, bajo órdenes de superiores,  para inflar las cifras de éxito contra la insurgencia guerrillera y ganar beneficios dentro de las filas.

El escándalo se destapó en 2008 y la prensa lo denominó “Falsos Positivos”.

El 24 de Noviembre de este año (2022) logré contactar a Jacqueline Castillo, líder del colectivo Madres de Falsos Positivos en Colombia (MAFAPO), para pedirle que me contactara con alguna madre perteneciente al colectivo interesada en contar la historia de su hijo.

De este modo, el 29 de Octubre de 2022, conseguí el contacto de Blanca Monroy, madre de Julián Oviedo Monroy, jóven víctima de este flagelo. Le hice unas cuantas preguntas, consiguiendo su versión de los hechos y comparándola con información pública sobre el caso. Hoy puedo contar la historia de Julián:

Tenía 19 años y cuatro hermanos. Su madre lo describe como ‘’un niño lleno de ilusiones’’, según ella, sus mayores objetivos eran prestar el servicio militar obligatorio, para conseguir la libreta necesaria y conseguir un trabajo, además, quería estudiar un curso de construcción en el Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena), pues le gustaba trabajar como ayudante de construcción. Su objetivo al buscar trabajo era ayudar a sus padres económicamente, para que estos pudiesen pagar su vivienda.

Sus asesinos le contactaron en el año 2008, prometiéndole un trabajo. Ilusionado por cumplir sus sueños, el jóven salió de su casa, a las siete de la noche aproximadamente, del día 2 de Marzo de 2022, a cumplir el supuesto compromiso de trabajo. No se volvió a saber más de él, hasta que seis meses después, su madre, Blanca Monroy, se enteró de que su hijo estaba enterrado en una fosa común, en el Norte de Santander.

La madre narra que hay 19 involucrados, y al investigar, supe que, según un artículo publicado por el periódico El País, en Marzo de 2020, 17 militares involucrados habrían sido , liberados por vencimiento de términos. Señala la madre que, el superior detrás de esto era el Teniente Coronel (r) Álvaro Tamayo, comandante del batallón de infantería que cometió el ilícito, en Ocaña, Santander.

Actualmente, este militar retirado se encuentra en proceso con la JEP, sin ningún tipo de privación de su libertad.

La madre relata que su hijo fue ejecutado solo y registrado por sus verdugos como integrante del ELN.

El día 3 de Marzo de 2022, el mismo día de su ejecución, Julián fue transportado por el Sargento Sandro Mauricio Pérez, quien entregó al jóven a un militar de apellidos Mosquera Cabello, quien sigue activo en las filas militares. La madre manifiesta sentir irresponsabilidad por parte de la JEP en el caso, debido a que el militar Mosquera Cabello, a quien no pude identificar, pues no figuraba en artículos periodísticos ni en denuncias de redes sociales, no sea llamado: “Vivo muy triste y estoy peleando para que se llamado a la JEP, puesto que no ha  sido llamado a la JEP y el aún está activo dentro de las filas militares.”

La madre manifiesta que pensaba que su hijo había sufrido torturas, a raíz del informe forense del cuerpo, sin embargo, una abogada le informó que no había sido así, sino que este se había resistido a la detención y había sufrido una fractura en el brazo izquierdo por golpes de culata.

La madre manifiesta que no fue su único hijo asesinado en el marco del conflicto. El, y un hermano suyo, perecieron en medio de la guerra entre insurgencia y Estado. La madre, con voz llorosa, me manifestó: “Yo le saque una foto a ellos y los tengo en la sala. Cuando me siento triste, melancólica, me siento al frente de las fotos de ellos y los miro, y lo único que hago es respirar profundo y pedirle a Dios que me siga dando fortaleza, para yo seguir soportando la partida de mis hijos.”

La madre manifiesta que, el 23 de Septiembre de 2008, su cónyuge y padre de su hijo, se dirigió al municipio de Ocaña, en Santander, con el objetivo de recoger el cadáver. La madre narra que, al progenitor de la víctima, le dijeron: ‘’¿Sí sabe don José que su hijo era todo un guerrillero?’’

Además, la madre agrega que lo que le impulsó a luchar por limpiar el nombre de su hijo, fue la intervención pública del entonces Presidente Álvaro Uribe Vélez, tras el escándalo por la masacre de jóvenes humildes de Soacha, en la cual dijo “No fueron a recoger café, iban con propósitos delincuenciales.”

La madre manifiesta que la lucha, por más de catorce años, ha servido, pues, a pesar de que el expresidente “no ha tenido los pantalones” para retirar la afirmación que llevó a esta madre a la lucha, los militares involucrados sí. La madre cierra su doloroso testimonio, diciendo: “Esta loca que ha gritado durante catorce años y medio, ya al menos Colombia y el mundo sabe que mi hijo no era un guerrillero, que mi hijo no era un subversivo. Y yo voy a seguir en la lucha, voy a seguir en la lucha, hasta que yo vea, hasta que nosotras sepamos quien dio la orden.”

Quiero agregar que, fuera del reportaje, al ser mi primera investigación, fue doloroso escuchar los tres audios de más de tres minutos, donde la madre narraba lo que le sucedió a su hijo. Sentir su voz entrecortarse, y, en un momento de uno de los audios, escucharle llorar, entrará seguramente a la lista de cosas que nunca podré borrar de mi cabeza.

Mientras no haya justicia, ella, y más familiares de víctimas, seguirán buscando limpiar el nombre de jóvenes que ya no pueden hacerlo por sí mismos.


Otras columnas del autor en este enlace: https://alponiente.com/author/arboledahabla/

Samuel David Arboleda Valdelamar

Me apasionan la política, la historia, la lectura y el periodismo, campo en el que empiezo mi recorrido aquí, en Al Poniente.

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