Una República llamada Colombia

Simón González Mesa

“Mi gobierno es otro ejemplo de sí mismo. ¿Un partido socialista que no practica el socialismo?”
Nach – Esclavos del Destino.


¿Dónde se quedó aquel ideal por ayudar? ¿Por qué los colombianos seguimos anclados a un pasado sangriento y seguimos viviendo de la ansiedad que produce la guerra y la adicción? Creo que, actualmente en el territorio colombiano, las enfermedades mentales bombardean las casas de aquellos ciudadanos que han sido cegados con la venda de la paz total. Una paz inalcanzable para este presente, pero posible para un futuro cercano si las personas realmente se dan a la tarea de auto conocerse, perdonarse y dejar de pensar tanto y empezar a sentir.

El Gobierno actual no es el único de Colombia que se ha encargado de maleducar al pueblo colombiano. Es decir, ha sido educado, pero con la finalidad de velar por el propio ego. Ha olvidado la ayuda mutua y optó por matar al hermano que tiende la mano para escapar del abismo. Esto se da por el miedo que tenemos de conocernos.

El tiempo que lleva este gobierno ha servido para rectificar lo que han hecho los gobiernos anteriores, la búsqueda a toda costa del poder. Ese poder constituyente de un Estado que un día Platón estableció que debía ser comandado por un filósofo.

¿Cómo busca el poder el Gobierno actual? Permitiendo que los cultivos ilegales de droga y todos los actos delictivos que de ello derivan queden impunes ante una justicia también corrupta. Por lo tanto, esta República llamada Colombia, encuentra unas contradicciones inmensas en su diario vivir. Se proclama como un Estado guiado hacia el amor a la dignidad humana y a toda vida, pero envenena la mente y el espíritu de su pueblo. Vuelvo y pregunto: “La esclavitud total se acerca… ¿No la oléis?”[1]

Utilizan un término utópico como lo es el comunismo para crear esa distopia de un Mundo Feliz de Aldous Huxley. Nos mantienen sesgados y desinhibidos a punta de placer, bajo ideales hermosos hacia el pueblo, pero manifiestan el mismo salvajismo del capitalista egocéntrico. Son dos perros hermanos con distinto collar. Somos esclavos de un destino perpetuado en épocas pasadas. Vivimos en un país inmerso en la época neuronal de la que habla Byung Chul Han en su libro La sociedad del cansancio. Debemos reedificar este Estado.

¿Cómo reedificar? Hablando, manifestando tus emociones ante las personas que tienes al lado. Esos pocos que en miles se convierte en un pueblo de aproximadamente 50 millones de colombianos. Somos nosotros, los colombianos comunes y corrientes los que tenemos la capacidad y la voluntad de traer el cambio. Quitar la venda puede ser el acto más miedoso que existe, pero recuerden… Sócrates lo logró. Así que ¡Soldados no dejéis que el pasado los esclavice! ¡Luchad! Luchad por la libertad.


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[1] Nach – Esclavos del Destino.

Simón González Mesa

Soy abogado de la Universidad CES y soy un apasionado de la filosofía, psicología y del derecho. Me gusta ayudar a la gente con mis experiencias y conocimientos.

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