¿Una ciudad cosmopolita?

El 11 de junio se lanzó en Casa Tres Patios la primera exposición de la cual hago parte a título personal, con mi amiga y colega Maria Möller, una artista de Filadelfia con la que he venido hablando desde los días del Foro Urbano Mundial. Nuestro tema, que fue evolucionando entre correos y llamadas por FaceTime, terminó siendo una reinterpretación del TLC: creemos que los tratados entre culturas deben ir más allá de lo económico y cambiamos la palabra “comercio”, en inglés “trade”, por “intercambio”, que también significa “trade” en inglés.

El 11 de junio se lanzó en Casa Tres Patios la primera exposición de la cual hago parte a título personal, con mi amiga y colega Maria Möller, una artista de Filadelfia con la que he venido hablando desde los días del Foro Urbano Mundial. Nuestro tema, que fue evolucionando entre correos y llamadas por FaceTime, terminó siendo una reinterpretación del TLC: creemos que los tratados entre culturas deben ir más allá de lo económico y cambiamos la palabra “comercio”, en inglés “trade”, por “intercambio”, que también significa “trade” en inglés.

En medio del lanzamiento de la exposición, me atacó una poderosa necesidad de escribir sobre este tema, partiendo de una idea que fue el germen de este proyecto antes de que mi amiga Möller apareciera: la idea de una ciudad cosmopolita.

Medellín es una ciudad reconocida, entre muchos otros rasgos, por el característico sentido de pertenencia, en ocasiones ingenuo, que la mayoría de sus habitantes sienten hacia ella. Es común que se compare su idiosincrasia con la de otras ciudades como Buenos Aires, Texas o Berlín, cuyos ciudadanos defienden a ultranza las bondades de sus urbes y rivalizan con las demás ciudades de esos países.

Sin embargo, podría decirse que este orgullo y sentido de pertenencia es tanto causa como consecuencia de los aspectos positivos de las ciudades.  Es decir, las ciudades se sienten orgullosas de sí mismas porque tienen aspectos positivos, y esos aspectos positivos existen por el orgullo que los habitantes sienten hacia ellas pues esto los motiva a trabajar para mejorarla.

Medellín ha sido durante las últimas dos décadas un caldo de cultivo de diversos fenómenos de percepción ciudadana. Luego de ser la ciudad más violenta del mundo, con el consecuente impacto negativo que seguramente esto tuvo en el sentido de pertenencia de sus habitantes; pasar por un proceso lento, constante y concienzudo de transformación; para llegar a ser, hoy por hoy, considerada una de las ciudades epicentro de innovación social del mundo, es un proceso que seguramente tiene un impacto en cómo los ciudadanos de Medellín se conciben a sí mismos, cómo interpretan a su ciudad y cómo la relacionan con el mundo.

Todas estas características hacen de Medellín una ciudad con una necesidad imperativa de formación en ciudadanía cosmopolita. Los fenómenos geopolíticos que están ocasionando la creciente visibilidad de Colombia en el exterior, el derrumbamiento de barreras nacionales de visado con varios países y bloques de naciones confederadas (nada más esta semana se confirmó la eliminación de la visa Shengen para ciudadanos colombianos), la consecuente migración hacia el interior de Colombia por parte de visitantes de otras nacionalidades, el incremento en el turismo hacia el exterior por parte de los colombianos, entre otros, conforman un panorama perfecto y, sobre todo, imperativo, para que las ciudades colombianas se piensen como parte de una red global de asentamientos humanos que comparten características, se contrastan, se contradicen, repiten sus historias, se enfrentan a problemáticas similares y, en fin, son ecosistemas cuya interacción sólo puede generar resultados simbióticos y enriquecedores.

El proyecto 75°Oeste/75°West es sólo una manera de reflejar esta idea de que el intercambio con otras culturas nos enriquece, nos hace crecer, nos pone en perspectiva. Todavía hay muchos retos para podernos llamar cosmopolitas: los vergonzosos niveles de inglés como segunda lengua son sólo un indicador. Pero hay que mirar los procesos pequeños, de base ciudadana, que de manera independiente y con recursos reducidos pueden estar haciendo esfuerzos más profundos y de impacto real para poder soñar con una ciudad cosmopolita.

 

Casa de Hip Hop Kolacho: un grupo de artistas y gestores culturales que hizo parte de 75°Oeste/75°West
Uno de los ejercicios participativos de 75°Oeste/75°West se hizo con estudiantes del Centro Colombo Americano.
La exposición se encuentra en Casa Tres Patios, un espacio de arte en el barrio Prado Centro.

@DanielUP

Actualización: Texas es un Estado, no una ciudad. Gracias por la aclaración.

Daniel Urrea Peña

Entusiasta de las bicis, el arte y el urbanismo. Máquina de hacer suspiros. Amante de las causas perdidas. Generalmente contento. Poderoso.

4 Comments

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