Un Volcán en Colombia

“Quizá la más grande lección de la historia es que nadie aprendió las lecciones de la historia. Aldous Huxley”


Cuando vi las imágenes donde algunos indígenas Misak derribaron la estatua de Sebastián de Belalcázar, me puse en la tarea de averiguar apartados históricos del antes y después de la conquista del Nuevo Mundo, la actual lucha de los pueblos indígenas en Colombia y los acontecimientos que rodean el panorama colombiano por estos días y me asombré al analizar estas conductas sociales donde lo que se está moviendo es el suelo de un volcán social, a punto de hacer erupción.

Primero, quisiera retomar mi consulta sobre las estatuas y la conexión entre la historia y el arte, lo cual me pareció fascinante, me encanta conocer las narraciones, mitos y leyendas de lo que quizás para mí no tenía mayor relevancia, me asombro cuando me cuentan la historia de una calle, de una casa, de una pintura o mejor aún, la morfogénesis de un objeto; a pesar de mi curiosidad en estos temas, estoy lejos de ser un experto en la iconografía de este tipo de representaciones como las estatuas, en otras palabras soy turista en mi propia tierra pues no sé ¿Cuántas estatuas tiene Colombia?, ¿Cuál es la historia detrás de la mayoría de estos personajes?, muy seguramente, más de un lector se  encuentra con estas mismas interrogantes, lo que me lleva a cuestionar la calidad de las clases que me daban en la escuela sobre historia y si usted también se identifica con mi narración, entonces quizá somos parte de una gran mayoría de jóvenes que han tratado formar sin memoria histórica.

Pero bueno, estamos aquí reconociendo nuestras ignorancias y es una oportunidad para que consultemos ¿Quién fue Sebastián de Belalcázar?, información que muy seguramente los indígenas que derribaron su estatua lo saben de primera mano (así algunos crean que las tribus indígenas son las atrasadas), en síntesis (no les voy a decir mucho sobre Belalcázar para que consulten), Sebastián de Belalcázar al igual que otros conquistadores llegaron a estas tierras a someter y civilizar  de acuerdo a sus preceptos, imponiéndose con violencia sobre los indígenas nativos de la región, por supuesto la tortura y el asesinato eran formas convincentes de lograr con mayor rapidez los resultados, fue así como se hicieron fundaciones de nuevos territorios sobre asentamientos indígenas, algo que parece no haber cambiado mucho dadas las masacres contra esta población hoy en día.

Sin que nos diéramos cuenta ya hemos tratado tres factores en los párrafos anteriores y no hemos llegado al volcán social (paciencia), el primer factor son los indígenas que fueron y siguen siendo maltratados y asesinados, los cuales manifiestan su indignación por este tipo de representaciones; la presidente nacional del movimiento MAIS, abogada Wayúu Martha Peralta Epieyú señala en Twitter que en lo que va de este año más de 50 indígenas han sido asesinados:

Martha Peralta Epieyú [@marthaperaltae]. (18 septiembre de 2020). #ATENCIÓN Amenazan a indígenas Misak y a su líder por derrumbar estatua del genocida Belalcazar. No les basta con los más de 50 líderes indígenas asesinados en 2020, la masacre no se detiene. Alcalde, no siga las prácticas de Belalcazar, no le ponga precio a las cabezas. [Tweet].

El segundo factor es la manifestación también de indignación y rechazo de otro sector de la población por el daño al patrimonio histórico o monumentos en este caso, como lo señala Carmen Inés Vásquez, actual Ministra de Cultura de Colombia:

Cuenta oficial del Ministerio de Cultura de Colombia [@mincultura]. (16 septiembre de 2020). El Ministerio de Cultura se pronuncia y rechaza las vías de hecho que afectaron la estatua de Sebastián de Belalcázar en la ciudad de Popayán. [Tweet].

El tercer factor es que el bueno y el malo depende de quién y cómo nos cuenten la historia, para unos la estatua de Belalcázar representa lo bueno y los indígenas lo malo, para otros la historia se reescribe más allá de lo que ha valorado una sociedad desigual, una historia con decisiones políticas y administrativas que han trazado el rumbo de lo que tenemos hoy como país.

Finalmente, el volcán social lo conforman los hechos recientes que muestran un descontento de la ciudadanía por las figuras de poder que no los representan, lógicamente si alguien valora lo que le pertenece lo cuidara, pero la desesperanza, las injusticias, la corrupción, la desconfianza entre distintos sectores e instituciones de la sociedad son parte de aquella lava hirviendo al borde del cráter de aquel volcán, ¿Habrá manera de extinguirlo sin sepultar más muertos?

Jean Paul Pico Hernández

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