- El control del Estado sobre la población busca tanto la anulación de la ciudadanía como la anulación del individuo, lo social y lo individual como un continuum sin independencia.
- La transformación de la ciudadanía en población sin capacidad alguna de independencia, en donde los valores son sustituidos por necesidades básicas, donde todos los incentivos apuntan a la perversión.
- La única movilidad social posible para el poblador irreversiblemente sometido por necesidades básicas, y permanentemente estimulado a la perversión, la constituirá su ascenso jerárquico a tropa, espía o esbirro. El «patriota cooperante» será un triunfador.
- Pero el individuo despojado de todo valor y poder, y la población controlando a la misma población no son suficientes, el Estado debe ser capaz de saberlo todo y solo puede lograrlo si es capaz de ver, escuchar y seguir a todos.
- El lavado cerebral, el lavado de la realidad, la hegemonía cultural para dominar sin represión no bastan, debe haber vigilancia a todo nivel. La pérdida total de la iniciativa debe acompañarse de la pérdida total de la privacidad, no es suficiente el triunfo de la sumisión.
- El miedo no es suficiente, ni es lo más eficiente, si a la población se le convence de que vive en paz y seguridad, se puede lograr la dominación total y perenne, incluso disfrazada de felicidad, incluso de libertad, incluso de democracia.
- Gracias a la tecnología cualquier Estado, aunque no sea totalitario, puede alcanzar ese nivel de control absoluto y venderse como el «guardián del bien», y convencer a la población de colaborar, esto se logra fácilmente con miedo, pero también con un mercadeo sonriente.
- A medida que la tecnología obtenga información total sobre la población, en esa medida distinguir entre Estados totalitarios y «libres», será cada vez más difícil. Cuidado, el totalitarismo podría ser no otra cosa que esa información total, o sea, nuestra transparencia.
- Que nosotros seamos totalmente transparentes y el poder totalmente opaco, la tecnología informática podría lograr este totalitarismo perfecto, uno que podría ser imperceptible para la población, e indistinguible del bien: el poder omnisciente y omnímodo.
- «El Estado es bueno y vigilará que todos los ciudadanos sean igual de buenos, y habrá ciudadanos más buenos que otros: los que colaboran». Este podría ser el tinglado perfecto para «un nuevo totalitarismo feliz» de base tecnológica, y próximamente, de inteligencia artificial.
Los mensajes del «nuevo totalitarismo feliz»
Lograr una vida con orden, comodidad y felicidad, teniendo a la seguridad como basamento, es la visión de quienes trabajan por la vigilancia total, sin perderse una sola esquina de cada ciudad.
Con vigilancia total y seguimiento preciso, podemos unir el pasado con el presente y el futuro, podemos descubrir y predecir cualquier riesgo a la seguridad, y con máxima participación de la comunidad, extender esta protección a cada rincón de cada ciudad.
La plataforma pública de seguridad hará posible la comunicación bidireccional entre el gobierno y la comunidad, permitiendo que los ciudadanos puedan jugar un papel activo en su construcción.
Con monitoreo «multi-aspecto» y también con una profunda recolección y análisis de datos masivos, podemos hacer que todo funcione en forma inteligente y eficiente. Adonde vaya cualquier ciudadano, seremos vuestros guías.
Trabajaremos incansablemente para cumplir totalmente nuestra misión: esforzarnos en forma permanente por la seguridad y la felicidad de la gente.
Estos mensajes son cortesía de:
Chinos Erigiendo Incansables El Comunismo
Muy pronto en sus bolsillos, y sobre sus cabezas.
Por Aura Palermo y Federico Boccanera