Turismo amigable con su gente

Conozco a jericoanos que han optado por irse a vivir a municipios vecinos como Pueblorrico porque les sale mucho más económico que estar en Jericó”.


Hace pocos días conversé con un grupo de amigos sobre las dificultades que viven las gentes de municipios como Jericó en el Suroeste antioqueño. La gentrificación es una de estas, la vienen sufriendo los nativos de menores ingresos, que además no cuentan con vivienda propia.

Este fenómeno es recurrente en zonas con alto potencial turístico, significa que las personas que toda la vida han vivido en un mismo sitio de repente no pueden seguir viviendo en ese lugar por el incremento en el coste de vida; al valorizarse la tierra, aumentan los costes de bienes y servicios. Las principales consecuencias la viven las personas que pagan arriendo. Los propietarios de las casas encuentran que es mucho más rentable alquilarles a personas de afuera -generalmente extranjeros o personas jubiladas con ganas de pasar sus últimos años en un pueblo tranquilo- que a sus coterráneos. La ecuación es sencilla “o me paga lo que me están ofreciendo o me entrega la casa”, uno de los compañeros con los que conversaba me comentó que en menos de dos años ha cambiado tres veces de casa por el mismo factor. Un arriendo que antes le costaba 300 mil pesos, lo mínimo que encuentra hoy está entre 600 y 700 mil pesos, que con lo que gana al mes, casi que subsiste.

Otro caso es el de los propietarios que prefieren tener sus casas vacías durante la mayor parte del mes para arrendarlas los fines de semana porque les produce más dinero; si una familia pagaba en un mes 300 mil pesos, ahora un propietario encuentra que en un fin de semana puede rentarla por 200 mil pesos, en un mes, obtiene como mínimo 800 mil pesos, más del doble de lo que percibía inicialmente; sin embargo, esta modalidad se encuentra en la delgada línea entre legalidad e ilegalidad, las casas residenciales compiten con los hoteles en una lucha desigual, mientras los hoteles deben pagar impuestos y estar en el Registro Nacional de Turismo; las casas que funcionan de esta manera, comúnmente no lo hacen.

Conozco a jericoanos que han optado por irse a vivir a municipios vecinos como Pueblorrico porque les sale mucho más económico que estar en Jericó; no quiero satanizar al turismo, sólo quiero evidenciar uno de los impactos que genera, como toda actividad humana, lo ideal es que estos cambios en las vocaciones puedan prever los impactos y plantear medidas de mitigación y compensación para que fenómenos como la gentrificación sean mucho menos traumáticos para los locales. Es complejo, en el caso de Jericó, el turismo se fue dando de manera orgánica, no hubo un plan para hacer de Jericó un municipio turístico. Como lo he escuchado “el turismo en Jericó nos cogió con los pantalones abajo”.

Ahora que el municipio vive esta realidad, debemos pensar en cómo evitar que los jericoanos sufran el estrés de no poder vivir en su propio pueblo, considero que una de las formas es ejecutar planes de vivienda de interés social que parta de un censo juicioso para identificar quiénes son las familias que no cuentan con vivienda propia para darle prioridad a quién más lo necesita, no como pasa tradicionalmente, que las casas las terminan adquiriendo personas que ya cuentan con otras viviendas con el fin de aumentar su patrimonio -lo cual es válido- pero agravando el problema de los que no tienen, porque además, el que la compra, generalmente lo hace por negocio, para vender más caro o arrendar a quien pague el mejor precio. Hay que hacer un turismo sostenible que piense en su gente.

José María Dávila Román

Comunicador Social - Periodista de la UPB con Maestría en Gerencia para la Innovación Social y el Desarrollo Local de la Universidad Eafit. Creo que para dejar huella hay que tener pasión por lo que se hace y un propósito claro de por qué y para qué, hacemos lo que hacemos. Mi propósito es hacer historia desde donde esté, para construir un mundo mejor y dejar un legado de esperanza y optimismo para los que vienen detrás. Soy orgullosamente jericoano.

Nota al pie: El columnista tiene o ha tenido vinculación laboral con la minera AngloGold Ashanti. 

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