Escenarios como la devaluación del peso frente al dólar, si bien obedece a razones externas, tiene mucho que ver con causas internas como así lo indica el hecho de que la depreciación de nuestra moneda haya sido de más del doble del promedio observado en América Latina.
La transición energética es un proceso importante para Colombia y el mundo, pues con ella se garantiza el equilibrio económico, la sostenibilidad del planeta y la transformación de problemáticas ambientales como el calentamiento global. De hecho, el país se ha embarcado de manera progresiva en este cambio con acciones muy concretas encaminadas a lograr la neutralidad del carbono en 2050. Colombia por ejemplo se destaca a nivel mundial en los índices de energía renovable y en informe de la OCDE se ubica en el puesto 13 de 115 con una matriz de energía renovable que llega a 25%.
Pero este es un asunto tan crucial que debe hacerse con la mayor rigurosidad técnica y responsabilidad política, evitando anuncios apresurados y contradictorios que desconocen la realidad económica y social que existe detrás de un sector tan estratégico para el país como el minero-energético, el cual representa más del 50% de las exportaciones, es una fuente mayoritaria de ingresos de dólares en el país y sus regalías se convierten en inversiones de alto impacto social y desarrollo para las regiones.
El crecimiento económico a partir de las posibilidades que ofrece la transición energética necesita, por ahora, del dinamismo económico generado por los hidrocarburos que aportan el 3,3% del Producto Interno Bruto (PIB). Por eso es un mal mensaje que el gobierno nacional envíe señales que limiten, estigmaticen, impongan cargas impositivas contraproducentes y frenen la producción energética del país que proviene en un 31,5% de recursos térmicos como el gas, el carbón y el petróleo.
No son entonces en vano las preocupaciones de muchos colombianos frente al actual gobierno y el rumbo económico del país. Escenarios como la devaluación del peso frente al dólar, si bien obedece a razones externas, tiene mucho que ver con causas internas como así lo indica el hecho de que la depreciación de nuestra moneda haya sido de más del doble del promedio observado en América Latina.
Los nuevos contratos de exploración de petróleo y carbón son los que más producen inversiones ya que el 40% de la inversión extranjera directa llega a los sectores minero-energético. Por eso, las señales contradictorias que se han dado entre el Presidente, su equipo económico y la Ministra de Minas y Energía frente a este tema, contribuyen a generar una incertidumbre fiscal que causa devaluación, inflación, volatilidad y finalmente más pobreza.
El llamado es a la racionalidad, a la prudencia y al cuidado responsable de la economía nacional de la que dependemos todos. La transición energética debe ser técnica, gradual y progresiva; un cambio abrupto y populista sería un salto al vacío al que no podemos arriesgarnos.
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