Temas de microeconomía

Abundan en la economía académica las evaluaciones de impacto de las políticas públicas de ayuda a los pobres y los desamparados. En 2019 se otorgó el Nobel de Economía a tres economistas especializados en esas mediciones. Pudieron también haber sido estadísticos o trabajadores sociales.

Aunque pueden contribuir a una mejor focalización de los subsidios, el énfasis exagerado de la profesión en este tipo de estudios hace perder de vista el hecho de que lo que más ayuda a los pobres no es lo que hacen los gobiernos por ellos sino lo que los pobres hacen por si mismos, explotando las oportunidades que les ofrecen los mercados.

Los pobres, como todas las personas, son calculadores racionales y sus oportunidades de maximizar sus utilidades y sus beneficios crecen como crecen los mercados, las oportunidades de intercambiar, las oportunidades de elegir.

La llegada al País del formato “Hard Discount” – las marcas D 1, Justo y Bueno, ARA, etc. – debe haber contribuido al bienestar de los pobres muchísimo más que todos los subsidios de los que tanto se ufanan los políticos y cuya focalización tanto preocupa a los economistas. He podido comprobar que una canasta de productos de las mismas marcas y especificaciones tiene un costo entre 10% y 15% inferior a las grandes superficies en el sector en el que habito, pero ignoro si hay alguna discriminación de precios en función de la localización de las tiendas. Que bueno sería saber también el impacto de los precios de estas tiendas sobre variación del IPC y los cambios en los presupuestos familiares que pueden estar generando.

Lo que está pasando con el negocio de las películas es verdaderamente alucinante. La competencia entre los grandes por el negocio del streaming, del que fue pionero Netflix, ha llevado a una situación de integración vertical, desde la producción de la hasta la distribución minorista, que ha aumentado la oferta de películas y reducido drásticamente el precio al consumidor final. Con lo que se pagaba por dos o tres entradas al cine tradicional se tiene hoy acceso ilimitado durante un año a miles de películas. A parte de los impactos sobre el bienestar de la gente, incluida la gente pobre, hay acá toda una serie de efectos de sustitución y cambios de demandas y ofertas que valdría la pena estudiar.

Es increíble la ausencia de los economistas académicos en los debates sobre las plataformas tecnológicas – UBER, RAPPI, etc. – que recientemente se han dado en el País. Los únicos mensajes que el gobierno ha recibido son los de hirsutos políticos y airados gremios que defienden posiciones monopolísticas que explotan al consumidor. Nadie, desde la economía académica, salió a explicar el efecto de estas plataformas sobre el empleo, la mejor asignación de recursos y los precios al consumidor final.

Pero aún en el campo de la evaluación de las políticas públicas que tanto suscita su interés, la economía académica tampoco está cumpliendo bien su tarea. No existe en el País un solo estudio que haya evaluado el impacto del monopolio de FECODE sobre la calidad de la educación que reciben los pobres. Poco se estudian, si es que se estudian, los efectos de sobre el bienestar de los pobres de los precios controlados o de aranceles proteccionistas. Tampoco abundan los trabajos sobre el impacto de la tributación nacional y local sobre la dinámica y localización de la inversión. No se han investigado los efectos de los subsidios sobre el salario de reserva de los trabajadores y su conducta en el mercado laboral.

La inclinación por las evaluaciones de impacto de las políticas públicas asistencialistas tiene un efecto sedante en la actitud de los economistas académicos frente al intervencionismo estatal que, con escasas excepciones, es reverenciado por los miembros de los claustros de todas las escuelas de economía del País. Esto se pone de manifiesto especialmente cuando, cada uno o dos años, se discute la reforma tributaria de turno y desde las escuelas de economía y los centros de investigación que dependen de los gobiernos, se declara unánimemente que es inevitable esa reforma y necesaria para ayudarle a los pobres.

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista. Docente. Consultor ECSIM.

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