Es mi primera columna de opinión para Al Poniente, es gratificante y más que un orgullo hablar de lo que significa realmente Ituango, un municipio que hasta el día de hoy lo siguen posicionando en las páginas de la prensa como sitio de violencia, balas y desplazamientos; sin saber que es un sitio lleno de talento, paisajes inigualables, pujanza y amor propio.
Conocer la historia no necesariamente evita repetirla en algún punto, pero hay cosas que pasan y por más que se quiera dar una explicación, nunca alcanzamos a entender el por qué estamos en ese limbo por el cual muchos nos perdemos mientras la línea de la violencia sigue su rumbo a costa del miedo.
Nací, crecí y actualmente vivo en Ituango, tierra de aquel hombre que creyó fielmente en que los derechos humanos son nuestra principal fuente de valor, ese caballero que callaron por defender a un gran pueblo de unos pocos con poder. Jesús María Valle será un símbolo para demostrar que la vida es sagrada, que la voz y las acciones deben ser una fusión de valentía y transformación. A él lo asesinaron como a muchos de nuestros paisanos, hombres como Alberto Elías Úsuga quien fuera el inspector de policía en el año 1997 que fue asesinado quizá porque “sabía mucho” cuando solo hacía su trabajo, un hombre querido por el pueblo, quien iba a ser el primer profesional universitario de la familia, que se convertiría en un abogado siguiendo los pasos de Jesús María. Sin olvidar a aquellos amigos que han muerto por esta guerra sin sentido, recordando a José Arias, Alberto Calle, entre otros que con mucho cariño los llevo en mi mente y corazón.
Menciono a algunas personas de los miles que ha asesinado el conflicto en mi pueblo, que han llevado a Ituango a ser noticia solo por cosas negativas. Pero saben, somos más que eso, nunca me cansaré de comparar a mi municipio con el ave fénix… siempre renace de las cenizas. Somos un pueblo de vocación agrícola, con campesinos trabajadores, cafetero a mucho honor; somos un puñado de amor y esperanza que solo espera que esa luz de paz algún día sea más que una palabra, somos naturaleza, un río de chicha que embriaga de alegría a sus visitantes. Somos ese tipo de personas que no negamos nuestra identidad ituanguina, que nos indigna que nos digan guerrilleros y que raspamos coca.
Al país y al mundo en este escrito les quiero expresar que somos más que violencia, somos más que conflicto armado, guerrilla o paramilitares, somos más que trincheras y hoja de coca. Saben: somos calles empinadas, somos todos los pisos térmicos, somos 125 veredas y 3 corregimientos: Santa Rita, El Aro y La Granja, somos el Parque Nacional Nudo de Paramillo, somos las serranías de Abibe, San Jerónimo y Ayapel, somos río Cauca, somos fauna y flora diversa, somos hombres echados para adelante, somos mujeres inteligentes y muy hermosas, somos esperanza, somos Antioquia, somos Colombia.
¿Quieren saber la realidad? pues estamos en las primeras páginas de noticias porque en nuestro territorio se construye el Proyecto Hidroeléctrico Ituango el más grande de Colombia, porque se firmó un acuerdo negociado con las FARC que notablemente favoreció a nuestro pueblo en su momento, pero que hoy por cuenta del abandono estatal en gran parte de nuestro municipio, están llegando nuevas (y viejas) fuerzas a disputar el negocio de microtráfico y control del territorio.
Aún aquí seguimos y estaremos, las puertas abiertas de un pueblo de paz mirando al horizonte…
Buscamos que no nos estigmaticen más, solo queremos paz, tranquilidad, especialmente para nuestros campesinos; queremos oportunidades, que llegue la universidad pública al territorio, queremos gobiernos decentes y sin corruptos. Ituango quiere lo que todo el país clama…
Hoy y siempre Ituango en el Corazón.
[…] siento por ser de Ituango. Aprovecho para que se den la pasada por mi columna de opinión llamada https://alponiente.com/si-soy-de-ituango/ es mi primera publicación en […]