Si paramos es para ganar

A una semana de intensas movilizaciones en las ciudades principales e intermedias de nuestro territorio colombiano, es necesario hacer un alto y pensar ¿Cuál es el camino que debe tomar el movimiento ciudadano?

En Colombia, los derechos son privilegios de pocos, el acceso a la salud de calidad a través de una EPS es imposible[1], el acceso a la educación es poco probable (de 985.000 inscritos en formación universitaria se matricularon 542.000[2]), el trabajo, cada día es más inestable y peor remunerado; Por otro lado,  la corrupción que  ha sobrepasado los 15 Billones en dos años[3], no permite que los dineros públicos se destinen a la inversión social, además de esto, los líderes sociales son asesinados sistemáticamente (115 de enero a septiembre del 2019[4]). Definitivamente, estamos en un país sin el derecho a vivir ni digna, ni físicamente.

Dado ese contexto, los colombianos decidimos parar el 21 de Noviembre e iniciar una jornada de intensas movilizaciones que recuerdan el Paro Cívico de 1977; siempre nos han enseñado que debemos conocer la historia para no repetirla, sin embargo, en política es necesario analizar acontecimientos históricos con el fin de mejorar el presente, por eso el Paro Cívico, se convierte en un referente para las actuales jornadas de movilización.

Aunque el paro del 77 es una base para nuestro actuar, no se trata de copiar cada una de sus acciones sino, de revisar qué podemos extraer de allí; el Paro Cívico de 1977 tuvo la capacidad organizativa -por medio de asambleas populares o cabildos abiertos- de poner en discusión democrática los principales problemas que tenían las personas y los sectores, también, lograron conformar un Consejo Nacional Sindical que en principio era el encargado de citar a las movilizaciones pero que después perdió protagonismo porque era la ciudadanía la que se “autoconvocaba”; otro elemento importante fue la confluencia en 8 reivindicaciones que reunían el sentir de todos y todas, no hicieron un pliego innumerable de peticiones; en el 77 fue clave la con vergencia de todos los sectores sociales y populares,  donde la capacidad fundamental era detener la economía, por medio de los obreros sindicalizados que pararon todos los sectores económicos de ese momento.

Actualmente, estamos viendo un comité central de paro ubicado en Bogotá que pretende recoger las principales quejas de los ciudadanos pero que no se ha ganado la legitimidad suficiente porque no representa. También vemos una ciudadanía que se moviliza en jornadas NO laborales y que poco está incomodando al poder económico, y una lista de reclamos que no termina de homogenizarse ni de penetrar en el conjunto de personas que se movilizan, siendo esta la situación la tarea de nosotros es establecer las asambleas ciudadanas- populares donde fluyan las quejas más sentidas de todos y todas y que a través de un canal de comunicación directo, establecido por las mismas asambleas, el comité nacional pueda condensar y recoger los aspectos clave; Por último, convocar a movilizaciones que no solo sean simbólicas (que está bien) sino que logren paralizar la economía por varias horas o días. Solo así lograremos generar el impacto esperado porque de lo contrario, podemos cansarnos de estar dentro de las plazas principales, arengando sin que el gobierno nos voltee a mirar. Es hora de escalar la movilización, es hora de ser más contundentes.

Todos los procesos de movilización ciudadana tienen sus picos y sus bajos, y este no será la excepción. Por esta razón,  una de las grandes victorias que podemos  obtener de este proceso es un salto hacía una sociedad más democrática, subir un escalón en el peldaño de la deliberación y el consenso, que todos y todas nos atrevamos a opinar sobre nuestra condición política y aplastemos esa idea de que el accionar político solo es en las urnas. Para esto necesitaremos de espacios comunes donde generemos y nos apropiemos de la opinión pública, donde seamos los ciudadanos los que llevemos las riendas y el futuro de nuestro país. Por eso la constitución de las asambleas populares/ ciudadanas se hacen tan importantes. Por otro lado, y no menos importante, poder tumbar el denominado paquetazo de Duque y hacer de este paro el inicio de una vida digna. No podemos, de ninguna manera, irnos sin frenar el paquetazo, sin desmontar el ESMAD y sin garantías de amplitud de los derechos.

Hoy estamos –quizá- ante un momento que Gramsci denominó crisis que -según él- “consiste justamente en que lo viejo muere y lo nuevo no puede nacer”  los colombianos podemos estar ad portas de construir un momento de crisis, un momento donde los sectores radicales, ultraconservadores y fascistas mueran políticamente y logremos edificar una Colombia democrática con el derecho a vivir dignamente.

Ganar depende de nuestra fuerza e inteligencia.

[1] El 70 % de los usuarios tiene una mala percepción del sistema de salud colombiano https://publications.iadb.org/es/desde-el-paciente-experiencias-de-la-atencion-primaria-de-salud-en-america-latina-y-el-caribe

[2] Información tomada del Ministerio de Educación Nacional http://hecaa.mineducacion.gov.co/consultaspublicas/content/poblacional/index.jsf

[3] Cifra tomada de Transparencia Colombia “Radiografía de los hechos de corrupción 2016-2018) https://transparenciacolombia.org.co/2019/05/06/radiografia-de-los-hechos-de-corrupcion-en-colombia-2016-2018/

[4] Cifra tomada del informe: Violación a los derechos humanos en tiempos de paz http://www.indepaz.org.co/informe-especial-violacion-a-los-derechos-humano-en-tiempos-de-paz/