Claro que se puede

Dijimos que sí se podía. Con el preacuerdo entre el PSOE y Unidas Podemos  se ha hecho cierto que es posible un gobierno de progreso en España. Un cambio sustancial de la política española desde la recuperación de la democracia a la muerte del dictador. Hoy es posible caminar hacia las grandes reclamaciones del 15M. Una democracia real que cumpla con los requisitos de una democracia que merezca ese nombre. Aún más en un momento en el que la emergencia electoral de VOX llama al compromiso de los demócratas.

Las tareas que hay por delante recogidas en el acuerdo son descomunales y esperanzadoras. Una defensa del trabajo digno y bien remunerado. La lucha decidida contra la corrupción. La protección de la educación, impulsando las escuelas infantiles de cero a tres años, que es la única forma de que los cuidados dejen de ser tarea exclusiva de las mujeres. Cuidar la sanidad pública y devolver la atención a la dependencia. Las pensiones, que no pueden estar al albur de un gobierno neoliberal. Hay que blindarlas y actualizarlas al costo de la vida para que nuestros mayores pierdan el miedo. Es hora de que en España, un país que metió sus ahorros en las casas familiares por culpa de un Estado débil y poco democrático, la vivienda sea un derecho y no una mercancía. La ciencia impulsada públicamente es esencial en el páis del “que inventen ellos” de Unamuno. Y además, debe ser el motor de la innovación económica para que dejemos de ser un país que pone copas y limpia habitaciones, trabajos muy dignos pero que frenan el desarrollo cuando se convierten en la única salida. Deben poder votar los emigrados y hay que dignificar la ciencia. Y hay que recordar con Bertold Brecht que de nada sirve luchar contra el nazismo o contra el cambio climático si uno se olvida de lo que los genera, que es un sistema enloquecido que solo atiende al beneficio en el corto plazo.

Lejos de ataduras religiosas, la eutanasia debe regularse, y la cultura debe volar con recursos a la altura del siglo XXI, porque la gente culta ensancha el espíritu y decide sobre su buena vida y su buena muerte.

El compromiso con las familias cuesta dinero. Hay que dedicarlo para que los cuidados no sean solo una tarea de las mujeres y para que una ley integral contra la violencia machista ponga fin a esa lacra que nos lleva a la edad media.

El eje de este gobierno no es solo social, sino también territorial. Y eso se llama diálogo, diálogo, diálogo dentro de la Constitución, que permite muchas cosas aunque los que se llaman constitucionalistas las nieguen. Bien lejos del «a por ellos» de unos y otros.

Cualquier economía europea tiene que cumplir con las reglas inmorales que dicta la Unión Europea. Pretender solventar las presiones del fascismo financiero en un chasquido de dedos es ingénuo. Pero se deberá hacer ver a los burócratas de Bruselas que no pueden ser las mayorías los que paguen las fiestas de las minorías. Y hay que ir caminando hacia una Europa que revise las políticas de austeridad que solo han servido para hacer crecer a la extrema derecha y para que Europa pierda la carrera de la innovación.

Y también está el regreso de nuestros emigrados y la anulación del voto rogado y las exhumaciones de asesinados por el franquismo y la fiscalización radical de las casas de apuestas y el florecimiento de las universidades públicas y la independencia de la televisión pública…

Todas estas cosas están pendientes desde hace décadas. Con un gobierno de la izquierda, que rompe con un esquema rancio del pasado, comienza una nueva etapa en España que acaba con los 40 años de dictadura y los 40 de convalecencia. Los poderosos nunca han permitido que entrase en el gobierno español unpartido a la izquierda del PSOE. Hoy ya estamos escuchando los ladridos rabiosos de los que siempre han alimentado golpes de Estado y fusilamientos al amanecer. Y los medios de comunicación van a alimentar ese discurso para sembrar el miedo. Pero su ira es la señal inversa de lo alcanzado. Si Unidas Podemos no hubiera aguantado, hoy tendríamos en España un gobierno de Sánchez y una VIcepresidencia de Albert Rivera. Los que pelearon desde Podemos para ese resultado están ya donde les corresponde. Gracias a los que aprendieron de la historia hemos llegado hasta aquí. Hoy, en España, es un día de alegría para toda la gente que no se rindió ni se dejó comprar. Enhorabuena desobedientes.

 

Juan Carlos Monedero

Es licenciado en Ciencias Políticas y Sociología en la Universidad Complutense de Madrid. Hizo sus estudios de posgrado en la Universidad de Heidelberg (Alemania). Actualmente es profesor titular de Ciencia Política y de la Administración en la Universidad Complutense de Madrid (con dos tramos de investigación -sexenios- reconocidos).