Ruth Bader Gingsburg

REUTERS / GARY HERSHOM

Ha fallecido una de las abogadas y magistradas de un tribunal constitucional más memorable de todos los tiempos. Su figura mediática, su presencia menuda, su voz casi apagada y su inteligencia excepcional fueron aspectos decisivos de: ¡Notorius RBG! que se hizo a un espacio en el debate jurídico que parecía reservado solo para los hombres. ¿Por qué solo para los hombres? Esa fue la pregunta que quiso responderse siempre. Fue la pregunta con la que puso en evidencia un orden desigual y arbitrario. Su vida ha sido llevada al cine y a la literatura de manera masiva. Es un icono que representa una férrea defensa por los derechos de la mujer. Es una vida vivida como una obra de arte. RBG ha usado su condición de miembro de la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos para hacer que la sociedad advierta unas condiciones de desequilibrio y ha denunciado con vehemencia el enorme peso que ha puesto la cultura sobre la espalda de la mujer. Atadas de pies y manos, la sociedad liberal pregona una igualdad inexistente. RBG no resolvió ningún problema pero hizo con obras y palabras que se identificara el velo que cubre la inequidad y esconde bajo miles de pretextos las oportunidades que se les niega a las mujeres por su sola condición de mujer. Un sutil manto que nos hace creer que todo es normal en el mundo hecho a la medida de las necesidades y ambiciones de los hombres. RBG ha liderado la marcha femenina de resistencia. Ha sumado un logro más en favor de la igualdad. Ha inspirado a muchas más mujeres a apoderarse de sus derechos, para exigirlos y hacer que se respeten. Y logró algo mucho más valioso al asegurar que el respeto por sus ideas no era una concesión favorable de los hombres hacia una mujer a la que se le tiene cariño; sino que sus denuncias resultaban razonables, ciertas, justificadas e incontrovertibles. Siempre afirmó que nunca pidió alguna concesión en favor de las mujeres; simplemente exigió a los hombres que quitaran los pies que habían puesto sobre su cuello. RBG fue invitada de honor en múltiples eventos académicos. Sus discursos y sus luchas siempre tuvieron dos direcciones: asegurar un futuro mejor más incluyente, y en simultáneo, corregir un escenario histórico de puertas cerradas al que su madre, más inteligente que ella, nunca tuvo acceso.

John Fernando Restrepo Tamayo

Abogado y politólogo. Magíster en filosofía y Doctor en derecho.
Profesor de derecho constitucional en la Universidad del Valle.

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