Reminiscencias Violentas

Nací en 1994, casi diez años después de la toma del Palacio de Justicia en Colombia por parte del grupo guerrillero M-19. Las violentas imágenes de semejante episodio que quedaron grabadas en mi memoria solo pueden ser realidad gracias a los documentales (escritos y visuales) de la época y testimonios de fuentes primaria que presenciaron los hechos y fueron capaces de transmitirme lo que ocurrió. Luego, en enero 2021 siguiendo de cerca las repercusiones de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, fui testigo del intento de toma del Capitolio en Washington por parte de masas radicalizadas bajo teorías conspirativas con un fanatismo que raya con el fascismo. De nuevo, en el disco duro de la memoria quedó grabado lo ocurrido. Ayer, 8 de enero de 2023 solo un par de semanas luego de haber concluido los comicios en nuestro país vecino de Brasil volví a presenciar como la violencia se apodero de una facción de la población quienes enfurecidos por los resultados y lo que ello puede implicar para sus ideales y visión del país decidieron tomar cartas en el asunto. Una ola de amarillo y verde representada por miles de brasileños invadió las sedes gubernamentales en Brasilia en un intento para usurpar al presidente Da Silva de su cargo. En las imágenes transmitidas de lo ocurrido las reminiscencias violentas de mi memoria salieron a flote y sirvieron de inspiración para este artículo.

El hombre es ante todo un homo loquens es decir “somos el animal que habla”. Ningún otro animal tiene esa habilidad. Ahora, en su uso, el lenguaje nos ha permitido entrar en relación con el otro y construir nuestra identidad en dicha interacción. A medida que la población se hizo más numerosa se volvió necesario encontrar mecanismos de cohesión de mayor alcance que gracias al lenguaje y una mezcla de imaginación resultó en la creación de entes intangibles para llenar los vacíos de nuestra existencia y permitir la vida en sociedad. Los mitos y la tradición oral dieron lugar a una explicación de nuestra existencia de ahí surgen las distintas religiones existentes, el concepto del Estado, la patria, los himnos como cantos de guerra, las instituciones que representan el Estado, hasta el mismo dinero. Todo esto son solo conceptos generalizados a los cuales hemos dotado de significado y hemos decidido depositar nuestra confianza bajo un pretexto de cohesión con el otro, son amores ridículos como diría Kundera. Sin embargo, arraigado en las ideas de una nación o una colectividad está la raíz de los conflictos pues siempre existirá otro quien confronta dicha idea con otra perspectiva o pensar. En esta lucha latente, la retórica como herramienta política se ha introducido y ha permitido que quienes gobiernen manipulen la palabra, distorsionen el imaginario colectivo e inserten en él una pizca de discordia que desencadena en violencia. Como diría Maquiavelo “los príncipes que han hecho grandes cosas son los que han dado poca importancia a su palabra y han sabido embaucar la mente de los hombres con su astucia”.

Sin profundizar y quizá cayendo en imprecisiones me atrevo a decir lo siguiente y es que para contrarrestar la violencia que puede surgir de las diferencias ideológicas, se supone que existen distintos modelos de gobierno que se adoptan en un Estado. El modelo democrático es quizá el más pluralista y participativo posible mientras el autoritarismo y totalitarismo los que más reprimen y castigan la crítica en cualquier forma. Gran parte de los conflictos del siglo pasado e incluso las guerras que siguen vigentes hoy en día se fundamentan en la prevalencia de un modelo de gobierno sobre otro. Por ejemplo lo que ocurre entre Rusia y Ucrania, Las guerras internas en Yemen, Siria, Myanmar y Afganistán incluso teóricamente entre las dos Coreas. ¿Cuánta sangre no se ha derramado por el respeto a la opinión propia y la libertad de expresión? Quizá es una pregunta válida para justificar la guerra pero algo curioso es que la mera existencia de una modelo democrático, pluralista y participativo tampoco garantiza la reducción o eliminación de la violencia.

Lo que llamamos diferencias de opinión en realidad tiene una enorme repercusión emocional para el ser humano. Sea que confrontemos directamente al otro como debe ser o imaginamos la escena tal como ocurre en el cuento del vecino & el martillo, interpretamos el cuestionamiento a nuestras ideas y cosmovisión del mundo como un atentado contra nuestra existencia misma y peor aún al momento de racionalizar el comportamiento del otro solemos atribuirlo a falsas ideas de odio y rechazo tal como ocurre en el cuento. Este caldo de emociones tristes como dice el Dr. Mauricio García Villegas es lo que a mi modo de ver ha alimentado la leña de la violencia desde el inicio de nuestra existencia como civilización. Preferimos dejar de lado el debate para luego justificar erróneamente que es el único medio para lograr el resultado esperado.

La situación ahora es más preocupante, en vista de las falencias del modelo democrático cada vez más gobernantes han decidido a su manera reprimir el engranaje del sistema. Lo anterior se puede observar el Índice de Democracia que publica cada tanto The Economist. En este reporte se repasa el estado de la democracia en 165 países y dos territorios autónomos del mapa del mundo. Resalto de último informe del 2021 que el 37% de la población mundial está gobernada por algún tipo de régimen totalitario y/o autoritario con una tendencia al alza. Estamos encaminados hacia la consolidación de Estados cada vez más aislados, independientes, nacionalistas y proteccionistas hacía sus propios intereses. Estamos como sociedad viendo cómo se desenvuelve un mundo donde la cooperación y la interdependencia se erosiona hacía la competitividad y la confrontación el otro.

Lo que ocurrió en Colombia en 1985, lo acontecido en Estados Unidos hace dos años y el reciente episodio de Brasil es una demostración más de la confrontación de ideologías colectivas que rebosan el escenario posible del diálogo y debate para priorizar la violencia como medio justificado para lograr el resultado esperado. Decía Carl Sagan que “cuando estamos sometidos a un engaño por demasiado tiempo, tendemos a rechazar cualquier prueba de que es un engaño. Encontrar la verdad (en esas circunstancias) deja de interesarnos”. Así las cosas es solo cuestión de tiempo para que veamos más episodios como estos. Las reminiscencias violentas de mi memoria seguirán aumentando  mientras a diario quienes aspiramos a una sociedad distinta donde prevalezca la búsqueda de la verdad y en palabras del Dr. García Villegas, se aprenda a odiar menos y comprender más, se pueda consolidar. Y, contrario a los príncipes de Maquiavelo se pueda demostrar que la palabra en vez de embaucar y dividir también tiene el poder de unificar y lograr consensos.


Otras columnas del autor en este enlace: https://alponiente.com/author/szapata94/

Santiago Zapata Serna

Soy un curioso innato, apasionado por la lectura y en general los temas financieros y de economía en general. Me encanta una buena conversación y de vez en cuando escribir sin tinta lo que se me viene a la mente.

Comentar

Clic aquí para comentar

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.