¿Quién dijo miedo?

«Bien le queda al estado consultar la voluntad popular cuando la dirigencia por sí sola no logra hacer acuerdos de mejor gobernabilidad»

Algunos medios de comunicación  prendieron  las alarmas por los anuncios de Álvaro Uribe y Roy Barreras que quieren convocar  a referendo para acabar con la JEP el primero, y a terminar tempranamente el gobierno de Iván Duque, el segundo.

Y pasan de agache algunos detalles como que la JEP es hija de un proceso de paz que el pueblo de manera legítima rechazó en las urnas, así que no debió existir nunca, pero además resaltan unos logros de esa Jurisdicción Especial para la Paz, que la opinión pública no adoctrinada por medios, jamás le ha conocido.  Por lo único que sacó pecho ese estamento es por la revelación de la Farc que se atribuyeron 25 años después el asesinato de Álvaro Gómez Hurtado, con las dudas que tal reconocimiento dejó. «Nada está acordado hasta que todo esté acordado» fue premisa de aquellos diálogos de La Habana, y eso incluía que el pueblo en las urnas aprobara tales acuerdos, cosa que no se dio.  Lo que mal comienza, mal acaba, decían los viejos.

Sí señor Uribe: su propuesta tiene hondo calado, sobre todo, pensando en resarcir los daños que dejó a su paso el egocéntrico Juan Manuel Santos, que por colgarle a su hoja de vida un Nobel de Paz, entregó este país y sus instituciones a unos caprichosos guerrilleros que no habían logrado hacerse al poder en más de medio siglo.

En cuanto a la pretensión de Senador Barreras, que quiere aprovecharse de la escasa aceptación según encuestas,  del señor Presidente, para asestarle un golpe a él, a su partido y de paso al país entero, eso es bueno. Si, por qué no dejar que la Registraduría   con votos reales resuelva si Duque es digno o  no de terminar su período ampliamente ganado desde el mismo proceso interno para escogencia de candidato del Centro Democrático, y más luego en primera y segunda vuelta de 2018 con una cifra que  muchos, en su aturdimiento, aún no aceptan de 10.300.000 votos contantes y sonantes. Claro: qué bueno para que los huérfanos de poder y prebendas reciban la estocada final y más bien comiencen la tarea de conquistar al electorado de cara a las presidenciales de 2022.

Ningún escenario de participación democrática debe ignorarse por cálculos mezquinos. Bien le queda al estado consultar la voluntad popular cuando la dirigencia por sí sola no logra hacer acuerdos de mejor gobernabilidad, o cuando la cacareada polarización del país está que toca fondo poniendo en riesgo los altos intereses institucionales de Colombia.

Bienvenidos los referendos planteados durante la semana anterior y bienvenidos otros que apunten a un mayor convivencia política de los colombianos, y si con ellos podemos corregir errores del pasado, tanto mejor. Y además, bienvenidos para acatarlos como orden del constituyente primario.

A eso no le temamos, y saquémosle el cuerpo sí a populistas baratos y cocos que pretenden gobernar sin la voluntad del pueblo expresada en las urnas…de esos «mesías» que se autoproclaman como únicos adalides de sectores sociales en minoría y vulnerables, líbranos Señor.

Norman Mesa Lopera

Comunicador Social de la Católica del Norte Fundación Universitaria. Activista de la cooperación como herramienta de crecimiento social y observador apasionado de la política. Las discusiones las termino con un silencio reflexivo.

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