¡Que viva la Tecnocracia!

Debo confesar que también tengo algún vestigio de biempensante, por lo que no puedo evitar sentir esperanzas en la administración pública nacional al ver personas preparadas, con altos perfiles técnicos y, sobre todo, que arrojan resultados. De antemano, mis excusas por la gran cantidad de personalidades que se me escaparon en este artículo, pues son muchas las que demuestran día a día que se puede servir en lo público sin necesidad de nepotismo. A la inconmensurable alma politóloga que tenemos los abogados que fuimos a aprender derecho y no a memorizar normas, les regalo esta artículo.

Fernando Ruiz Gómez

Podría despacharme en interminables elogios a un hombre que demostró toda su capacidad en uno de los momentos más críticos en el mundo para el país, una pandemia; y para los ávidos lectores, sobra relacionar muchas cifras y estadísticas de lo que fue una labor brillante e impoluta. Y sí, en un país donde los ciudadanos no suelen seguir indicaciones, que se informan por cadenas de WhatsApp y con las limitaciones de un fisco de ingreso medio-bajo.

Este personaje es doctor en Salud Pública del INSP (Instituto Nacional de Salud Pública de México), máster en Salud Pública / Salud Ocupacional de Harvard University, y es médico egresado y máster en Economía de la Pontificia Universidad Javeriana; fue director científico del CTIC (Centro de tratamiento e investigación sobre Cáncer), consultor del Banco Mundial en temas de salud, docente-investigador de Colciencias, y un sin número de cargos muy desarrollados. Una impresionante hoja de vida al servicio del país y que dio resultados.


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Juan Daniel Oviedo

A decir verdad, no sé si es propaganda asertiva o una evolución en la preocupación del ciudadano promedio por revisar las estadísticas públicas, pero si algo es cierto, es que la confianza en el Departamento Nacional de Estadística (DANE) ha aumentado durante la labor de este señor; muchos “medios alternativos” lo han catalogo como un funcionario independiente del Gobierno, y esto se nota francamente en una percepción más positiva a la que en antaño generaba la entidad. Si nombramos esta situación de un manera coloquial, se nos permite decir que: el DANE nos entrega cifras menos maquilladas de cómo vamos.

Este “gomelito” es doctor en Economía de la Universidad de Toulouse, máster en Economía Matemática y Econometría de la Universidad del Rosario, y economista de la misma alma máter. Se ha desempeñado como docente en programas de estudios doctorales en Economía de la Universidad del Rosario, y es conferencista, investigador y articulista, además de asesor externo de diversas entidades oficiales y privadas.


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Jonathan Malagón

Lo que funciona se mantiene; y sí, por ello que el interés común debería estar por encima de los caprichos de políticos en posiciones de turno. El Gobierno presidido por Iván Duque mantuvo prácticamente sin modificaciones el programa de vivienda estructurado en el período de Juan Manuel Santos, obteniendo mejores resultados que sus predecesores en esta cartera, y por encima de destacados ejecutores como Germán Vargas Lleras o Elsa Noguera. Facilitar el acceso a la vivienda propia a la ciudadanía era una necesidad latente y fue un vehículo para mejorar la calidad de vida, esto acompañado de una relativa responsabilidad fiscal que nunca debe obedecer a ideologías ni partidos.

Jonathan Malagón, un “rockstar” de la administración pública, se llevó todos los reflectores el 7 de agosto de 2018 al ser el Ministro más joven desde que se tiene registro; sin embargo, la edad no es lo único destacable. Malagón es egresado de Economía de la Universidad Nacional, administrador de empresas del LSE (London School of Economics and Political Science), magíster en Política Económica de Columbia University, magíster en Finanzas de la Universidad de Barcelona y doctor en Economía de Tilburg University (Países Bajos). Ha sido consultor en la CAF, el Banco Mundial y el PNUD, vicepresidente técnico en Asobancaria, y tras su reciente salida, nombrado miembro de la junta directiva de Tigo Une.


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Palabras finales

La tecnocracia debe ser protagonista en cualquier Gobierno que pretenda ser exitoso. Los perfiles adecuados a grandes responsabilidades, brindan confianza a la ciudadanía minimizando errores desde la ejecución hasta las relaciones públicas. Son una ventana de esperanza a las tradicionales prácticas de nepotismo y al populismo rampante que nos acosa por estos tiempos.

Francamente, todos estamos agobiados de aquellos personajes que nos torturan con su falta de entereza técnica al frente de los cargos públicos más importantes del país; desde las decenas que han efectuado plagio sobre sus títulos universitarios, hasta los que en sus declaraciones y decisiones han demostrado ser un autogol andante en los últimos Gobiernos.

Quedará para la conciencia ciudadana qué habría sido del destino del país sin un perfil tecnócrata en la pandemia del COVID-19, y que en su lugar hubieran estado “palabreros” como los de Gobiernos anteriores, o la expectativa por replicadores de noticias falsas en redes sociales próximos a presidir importantes carteras ministeriales en el Gobierno entrante.


Este artículo apareció por primera vez en nuestro medio aliado El Bastión.

Kevin Pacheco Del Castillo

Barranquillero. Abogado y Administrador de Empresas con más de siete (7) años de experiencia en derecho empresarial y administración inmobiliaria. Miembro fundador de la Corporación PrimaEvo.

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