
Me ha llegado la siguiente imagen de la última página de un permiso que dio la Alcaldía de Medellín a los vendedores ambulantes de láminas del álbum del mundial. Es indignante -pero a la vez muy gracioso- la forma en que los funcionarios de la Subsecretaría de Espacio Público se aprovechan de la necesidad de los vendedores para obligarlos a ir a sus oficinas a venderles las láminas a un “precio legalmente razonable”. Siempre hemos sabido que estos burócratas sólo persiguen sus propios intereses pero pensábamos que cuando lo hacían, intentaban alcanzar metas más significativas. Ahora resulta que la corrupción en Colombia es tan grande que abusan de sus funciones hasta para llenar el álbum del mundial.
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