“Si queremos un mundo de Paz y de Justicia Social hay que poner decididamente la inteligencia al servicio del amor.” Antoine de Saint-Exupery
Esta semana conversando con un amigo, Augusto Restrepo, Trabajador Social, me dijo:
-Parce pienso que la verdadera solución a este problema de violencia no la hemos tocado.
Y continúo
-La violencia está en la memoria, en la historia personal, en el hilo de vida, se hereda se traspasa, se asume como un destino, eso se llama cultura, no estamos hablando de un problema de individuos, estamos hablando de algo insertado en la cultura.
Y agregó finalmente:
-Hay que ir al pasado a sanar eso, en esta ciudad hay gente que desde los 80’s está necesitando eso y ha seguido repitiendo violencias por no haber cortado en su momento ese dolor.
Y Augusto tiene razón, esto es la repetición de la repetición. Pero aun así es posible romper la cadena. Y es por ejemplo cuando desde las Organizaciones Sociales realizamos procesos con niños y jóvenes donde logramos transformarles el chip. Incluso muchos de los líderes de esta ciudad somos ejemplo de que la transformación es posible. Crecimos también en contextos muy violentos y teníamos familiares mayores que eran pillos y nuestros referentes, y algo en los procesos a los que asistimos nos cambió el chip! Y no repetimos la historia de Violencia.
Aunque Augusto me hace caer en cuenta de algo que importante y me lo dijo así:
-Hay mucha gente que no tuvo la oportunidad de ver otras cosas, de aprender de otros, de ver la posibilidad del futuro.
Y es verdad. Pero debemos continuar la tarea con nuestros niños y jóvenes, allí está la verdadera transformación de esta sociedad. Pero para eso necesitamos voluntades políticas y empresariales y la verdad hay pocas, mucho político por ahí tomándose la foto, hablando bonito pero enfocando los recursos en cosas que no aportan de manera eficaz a la solución del problema, sino que le aportan votos para las próximas contiendas electorales. Los políticos y los empresarios de este país piensan es en “Modo Me Mantengo En El Poder” pero en resolver de raíz un problema como el de la violencia cíclica, en eso no piensan, no les interesa. Y eso sin mencionar el negocio tan inmenso que es mantener viva la guerra en un país como Colombia y en una ciudad como Medellín, de eso se lucra mucha gente. Para la muestra un botón, ¿De qué viven las organizaciones sociales en una ciudad como Medellín? La respuesta es de la tragedia cotidiana.
Lo verdaderamente nefasto aquí es que ya nos acostumbramos a vivir al lado de la tragedia y normalizamos la violencia y el fin de semana seguimos sentándonos a ver Sábados Felices como si aquí no pasara nada…
La tarea está ahí y es de todos, promueva el afecto, el amor, los abrazos.